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El camino a la riqueza.

El camino a la riqueza.

En el siglo XVI, con la llegada de los españoles a las costas de lo que sería la Nueva España, se inicia una permanente busca de oro y plata en todo el territorio como principal motivo vital. Este poderoso estímulo determinará la construcción de caminos, la construcción y abasto de centros de población, la nueva organización social, religiosa y laboral, el fomento a la agricultura, la educación, la familia y demás relaciones políticas y sociales. Las superestructuras de poder, jurídica y de gobierno, determinarán también el grado y profundidad de la explotación y sobreexplotación de los indios y, en menor medida, de mestizos y criollos, a partir de las relaciones económicas de producción y distribución de la riqueza, La regla era: cada quien en su lugar por toda la eternidad, salvo que se pudiera saltar la escalera por razones de capacidad en la competencia, amistad, compadrazgos, fortuna, influencias y/o determinación del rey.

La independencia en el siglo XIX es también la modernización en el modo de producción dominante; atrás quedaría la Encomienda por inoperante y gracias a la ejemplar lucha de notables inspirados en las mejores ideas modernas de la Revolución Francesa y la independencia de los EUA, se transitaría hacia el nacimiento un nuevo país independiente de la metrópoli, donde la esclavitud sería abolida y se accedería a una nueva reconfiguración de lo pactado. Las clases sociales se definen principalmente conforme a su pertenencia al ejército, el clero, el latifundio, la minería, en especial la producción de plata y oro y el comercio.

Con la Reforma a mediados de ese mismo siglo, se incorporan al mercado los inmensos bienes improductivos propiedad del clero, apareciendo nuevos propietarios y relaciones sociales. Juárez y la lúcida generación que lo acompaña, se echa a cuestas en su peregrinar, la ambiciosa tarea de hacer viable el crecimiento de la nueva Nación. Muchos rezagos sociales persisten, sobretodo entre los pueblos indios, pero el salto histórico es enorme al garantizarse el nuevo camino de riqueza nacional hacia la conformación de una Nación más equilibrada y con posibilidades de progreso, no sólo en lo económico sino también en la educación y la cultura en general. Por primera vez lo mexicano se impone a lo extranjero, aunque se ahondan las diferencias entre liberales y conservadores. Al ser excluidos estos últimos del gobierno, conservan sin embargo su poder en las actividades económicas, especialmente en la agricultura y, desde luego, en la minería, el comercio y la incipiente producción industrial. Entonces reaparecen con mejor organización las antiguas agrupaciones artesanales de artes y oficios, las agrupaciones de comerciantes y sus líderes confirman alianzas y fortunas, que durante el porfiriato se consolidarán y crecerán en el mundo de los negocios vinculados al poder.

La revolución del siglo XX con un millón y medio de muertos, termina con los más grandes latifundios y haciendas, liberando el trabajo impago o en mercancías determinadas y limitadas hacia el pago monetario en oro, plata y papel moneda para la adquisición de bienes y servicios en el mercado capitalista, que se moderniza y se hace funcional. Nuevamente se redefinen las relaciones de clase y aparecen con los victoriosos los nuevos ricos frente a los decadentes pseudoaristócratas porfiristas. La nueva senda hacia la riqueza se consolida en los revolucionarios y la reconstrucción el país se caracteriza por los negocios e interrelaciones entre nuevos y poderosos grupos emergentes y los derrotados grupos que ofrecen el savoir fair del viejo régimen. Sabido es la reflexión popular "las familias se funden y casan entre ellos" Unos aportan el capital y otros el nombre.

Nunca fue más fácil hacer negocios entre iguales y aprovechar las amistades y relaciones que en los llamados gobiernos de la revolución. La herencia de los bilimbiques, de oro y plata, denominados en acciones y el pago en favores con prebendas y cochupos se generalizó y alcanzó un notable climax con Alemán cuando el país creció, los negocios florecieron y los ricos enriquecieron hasta el infinito incluidos los lideres sindicales y los dirigentes de cámaras de comercio, industriales y de otros negocios, siempre a la sombra y al sol del poder gubernamental transexenal. El país se puso de moda.

La gran transformación prometida y avalada con la derrota del PRI, verdadera agencia ejemplar de colocaciones y negocios entre políticos y empresarios quedó a deber y tanto Fox como Calderón consolidaron el Prian, lo mismo pero pintado de azul, sin nada de rojo. El camino a la riqueza mantuvo los negocios privados con recursos públicos y los líderes empresariales aplaudieron las licitaciones y asignaciones directas previamente determinadas y repartidas conforme a un código de conducta del tanto por ciento. La miel sobre hojuelas, con el plus agregado del TLC que relanzó el crecimiento de exportaciones para beneficio de muchas empresas extranjeras en sectores especializados industriales y, también, como antes, la minería, la explotación de oro, plata, cobre, zinc, plomo, sal, por ejemplo. El camino de servicio a las grandes empresas extranjeras y asociación con nacionales creció y se fortaleció en los últimos años. Casos escandalosos hay en la banca y las finanzas, en la consolidación de los más ricos del mundo y mexicanos empresarios siempre a la sombra del poder y las prebendas gubernamentales, como antaño, pero más.

Por todo lo anterior, no es para nada inexacto que el candidato puntero, que se tarda en hablar, pero quiere acabar con la corrupción se dirija a los capitostes empresariales que deben su fortuna al contubernio con sus socios en el gobierno y contrasten sus dichos con los otros dos candidatos del Prian, cuyo slogan de campaña es en realidad "queremos más de lo mismo" (pero en secreto); para ellos el camino a la riqueza está clarísimo, uno cerró los ojos y el otro lavó dinero. Por ello mismo, los líderes empresariales no quieren al Peje, le temen y unen fuerzas inmensas en su contra. Siempre aplaudirán a quienes les garantizan el mismo camino a la riqueza, por los vericuetos históricos mancomunados del poder y los negocios, a los que están generalmente acostumbrados.

Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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