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De víboras y sirucatas

 De víboras y sirucatas

Foto Copyright: lfmopinion.com

¿Serán siempre víboras contra sirucatas y bueyes encubiertos contra pejelagartos redimidos?

Para variar tuve insomnio, sin embargo, ya encontré la mejor forma de combatirlo, además de escribir un par de páginas de mi inacabada y anunciada, muy esperada novela (especialmente por mi mujer): me duermo cuando me vence el sueño y me despierto cuando quiero. Facilito.

En una de esas noches recientes de ojos abiertos, vi un clip de National Geographic sobre animales ‘raros’, i.e. especiales, además de los curas y de algunos neoliberales que son de dominio público, más aún después de la declaración del Papa Francisco sobre la homosexualidad, ya católicamente fuera del catálogo de delitos, como signo del nuevo siglo. Vamos avanzando paso a pasito en un mundo de aparente mayor libertad y menor discriminación. Que cada quien haga de su capa un sayo.

Se trató de un capítulo de la vida de las sirucatas, que siempre me han llamado la atención, no solo por el nombre, sino por su razón natural y su ubicación en la tabla de supervivencia de la zoología. La vida frente a la muerte a ritmo entre valseado y encumbiado.

Es un animal fascinante, de tamaño más bien pequeño, alejado del complejo del grandote fortachón. La sirucata pervive porque es ágil, inteligente. Baila en el peligro, se mueve con ritmo. Frente a las cobras, las demás víboras, serpientes y otras alimañas ponzoñosas y rastreras, la sirucata se yergue, se para y domina el escenario. Mueve la cabeza y clava los ojos en el enemigo. Lo apabulla, como diríamos en la Prepa 5, cuando una joven estudiante concitaba la mirada de todos, incluido el profesor.

Una vez que cumple dos años ya es madura sexualmente, después de 11 semanas de gestación pueden parir triátes, en 3 camadas al año. Hay parejas dominantes y subordinadas.

Frente a frente la cobra también pretende vencer. Se infla y suelta el veneno, aunque es inútil el esfuerzo, no sabe que la sirucata, de acuerdo con famosos biólogos, lleva en la sangre, un antígeno contra ese mortal veneno.

Es clásica la representación universal del demonio desde que convenció a Eva de darle la manzana al inocentón de Adán, quien se la comió de un bocado y la saboreó, queriendo más y más, como el primer hombre enamorado.

Más besos, más caricias, más poesía, hasta ser expulsado del Paraíso y seguir desobedeciendo sin importar el castigo. Es, sin embargo, educativa la clásica representación del demonio, la maléfica serpiente, que generalmente huye ante los ágiles desplantes de su envalentonado rival.

La madre naturaleza tiene sus tiempos y movimientos, cuando ella vence, contribuye al equilibrio natural y a la redención del pecado original. La enseñanza es que no siempre vence la serpiente, a pesar del determinismo histórico, biológico o religioso.

Como muchas veces sucede, la organización social copia o, mejor aún, imita con imperfecciones el llamado derecho natural. Por ejemplo: “el divorcio es una ofensa grave a la ley natural” o la última declaración popular del papa Francisco: “la homosexualidad no es un crimen”, oportuna consideración ya que hasta recientemente fueron torturados, excluidos y criminalizados.

Pues bien, he encontrado una gran similitud entre nuestro comportamiento y los patrones dominantes de los llamados seres vivos inferiores, aunque a veces debemos considerar comportamientos y rasgos eventualmente superiores.

En la organización político—social de los llamados animales racionales encontramos comportamientos similares al resto del reino animal. En realidad, somos parientes lejanos del primer animal unicelular y parte de su evolución.

Así, no es de extrañar que a la inversa, en pleno siglo XXI, sean fáciles de identificar seres humanos con rasgos de comportamiento dominantes de víboras o serpientes …y sirucatas, por ejemplo.

En México hay lugares específicos donde se desarrollan enfrentamientos entre los especímenes con características de serpientes y sus enemigos naturales, las sirucatas.

Tradicionalmente se enfrentan cara a cara en el Congreso de la Unión, incluso disfrazadas de dinosaurios; entre miembros del Ejecutivo versus los responsables de administraciones anteriores, aunque en realidad los altos miembros del clan, ante la posibilidad de enfrentar la justicia y la cárcel, ponen pies en polvorosa y huyen a España o a los EUA.

También las confrontaciones son de antología entre miembros de diferentes partidos políticos, aún en alianza e incluso entre miembros del mismo partido.

Próximamente será la renovación del actual Rector de la UNAM y cada quien asumirá su posición y responsabilidades, que entre los académicos, suelen ser especialmente sangrientas y documentadas.

La batalla entre la ministra acusada de plagio y sus detractores será también de resultados a tres caídas.

Pero el espectáculo de espectáculos, el gran show del nuevo año sin duda es el juicio en Nueva York contra Genaro García Luna. Ya están los equipos y porras en su lugar metiendo candela y aplaudiendo tiernos momentos de envíos de besos entre el acusado y su esposa, y los resúmenes mañaneros informativos para el pueblo sabio y bueno.

Mientras que en los medios la manipulación informativa prevalece y el juicio de referencia se suele presentar como una batalla entre un exservidor público más o menos incorruptible que enfrentó a la mafia, que incomprensiblemente abusó ‘un poquito’, pero no tanto, como dicen los testigos criminales que desfilan sin honorabilidad alguna y previa negociación a su conveniencia, sin calidad ni confianza. Sin ninguna o plena veracidad.

Atrás de esta defensa ‘submecatum’ de medios y periodistas famosos neoliberales (resic), está presente la venganza contra la 4T que, justo es decirlo, les ha dado sus convenientes repasadas, aunque sin efectos sustanciales en su tradición comportamiento envenenado. Puro bla bla bla para consumo popular.

¡The show must go on!

A ver cuáles serán las próximas revelaciones y a quienes más salpican.

Cada una de las partes recurre a los hechizos y encantamientos más poderosos. Las serpientes marean a los ratones con sus trucos y su mirada, pero no a las sirucatas que les muerden la cola y las hacen huir despavoridas. Entonces la victoriosa protege a otras especies más débiles y necesarias en el equilibrio nacional.

En la encuesta ya van sumando más: Claudia, métricamente golpeada, resiste. Marcelo y sus marcelitos piden piso parejo, Adán que ya no lo saluden ‘con gusto’, Monreal que sí que no que ya verá, dice ser un buen negociador antiencuestador. Y Gerardo Fernández Noroña que, sin la presión de la inmediatez, suena el más centrado de todos, sin comer ansias ni quemarse la lengua.

Si, ya lo sé, ¡cabalgamos Mio Cid! Que ya muerto ganó batallas.

¿Y la oposición? Justo es decirlo: hasta hoy las sirucatas se están merendando a las cobras, las víboras y demás alimañas panpriistasperderistas. Más a sus aplaudidores profesionales de medios y desgastados remedios rastreros.

Falta ver cómo se resuelve lo de la tesis plagiada adonde al Rector le ha fallado el colmillo. Y la Corte ha puesto en vilo su mayor desprestigio.

Falta ver quiénes se apuntan o los apuntan para la rectoría.

Falta ver en qué deriva el juicio del siglo.

Y a quien escoge, en su momento, el dedo mágico del principal encuestador, aunque el tiempo se vaya consumiendo y los problemas se vayan posponiendo: inseguridad y violencia, pésima educación, falta de medicinas y sistema de salud pública como el danés, entre otras muchas dificultades de comunicación, de movilidad, de polarización que no politización. Y finalmente de afiliación.

Vienen tiempos difíciles de traición en el último tercio del sexenio, primero en Coahuila y en el apetitoso Estado de México: se ve que las víboras andan de caza. Se oyen cascabelear.

Lo que faltaba, la inflación avanza y los industriales y comerciantes se frotan la panza. El asunto es monetario, lo que significa mayores tasas de interés, pero también de alta demanda y menor producción de básicos en el mercado interno.

¿Serán siempre víboras contra sirucatas y bueyes encubiertos contra pejelagartos redimidos?


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Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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