Ultrajes y absurdos
De las muchas obras del absurdo, que más bien debían de calificar no la vida, sino a sus protagonistas, me interesa especialmente el Rinoceronte de Eugenio Ionesco. ¿Qué mueve a la utopía a determinar que habrá un ‘inoculado’, un extraño no contagiado que será el único diferente de la manada, del grupo certificado?
Por ello, nadie protesta suficientemente por los ultrajes y absurdos que padecemos los ciudadanos mexicanos.
Ultrajar es ofender de obra o palabra. Tratar con desprecio o insultos. Es el límite de lo permisible. Y hoy está de moda. Baste oír los debates en el Congreso que parecen estar hecho para ello, ultrajar, desnudar, joder, especialmente las intervenciones del las exchicas de la grey panista.
O ir al estacionamiento del aeropuerto de Tijuana, donde Gap Aeropuerto abusa de los clientes, mientras las autoridades comen camote. Estos ultrajistas del consumidor han instalado rejas y sin anuncio alguno impiden el paso hasta que, como en El Extranjero de Camus, el sol los obliga a actuar, de cualquier manera. Mientras tanto, el citado aeropuerto es muestra fehaciente de la estupidez administrativa y la incapacidad empresarial.
Y también, en el mismo sentido, se oyen mañaneras que muestran signos inequívocos absurdos, mientras el ultrajado opositor en lugar de aprovechar políticamente las circunstancias, se ahoga en insultos, odio y en lugares comunes. Del ultraje al absurdo. Como el repetitivo y senil de Diego o la inefable Dennis que propone su cancelación o muerte.
En La cantante calva, el gran Ionesco, relata conversaciones disparatadas, inentendibles, ininteligibles, donde desde luego nunca aparece la cantante ni menos calva.
Así, el lenguaje en lugar de unirnos nos separa, porque significa actos, acciones como por ejemplo la reunión en Washington de nuestros heroicos defensores versus la caballería de las barras y las estrellas. Nada de nada. Solo ganar tiempo, ‘para terminar contentos’.
O la vergonzosa absurda amuralladadesamurallada Plaza de Giordano Bruno para impedir que migrantes sean ultrajados como los de Ciudad Juárez, mientras la alcaldesa vestida absurdamente de uniforme policiaco hace de esos ultrajes las conductas absurdas de su histórico actuar, para pasar a la historia como anti migrante por ser ellos feos y absurdamente pobres, aunque haya mujeres y niños alrededor. Por cierto, el recinto que no es ya fue nombrado en honor de quien fue quemado vivo en la hoguera por sus ideas filosóficas y teológicas. Fue también astrónomo, matemático, poeta ejemplar. Después de 7 siglos su nombre sigue vigente.
Mientras el jefe de jefes del Instituto Nacional de Migración sigue semiescondido reportándose absurdamente a la corcholata de Gobernación, cuando debía de ser vinculatoria su relación con Relaciones Exteriores o con Claudiaes. Y haber renunciado ya aunque fuera por una pizca de absurda dignidad.
O el senador Monreal que confiesa disminuida su autoridad y capacidad de negociación por la intervención del verdadero líder, y aun así, se queda a comer, a denunciar, a ver qué pasa. Otra absurda vergonzante actitud de ultraje.
Y los EUA siguen con la misma burra al trigo, ahora le bajaron al tono, pero subrayaron que irán con todo contra los chapitos y los tres mexicanos y una guatemalteca que comercian con el fentanilo, y que han sido responsables de la importación ilegal de droga que ha causado alrededor de 110 mil muertes en la Unión estadounidense, cuyos elementos de producción vienen de China, porque en México ‘no se producen’. Son tiempos de pre campañas también ahí.
Mientras en San Luis Potosí exigen a gritos al famoso peje Presidente que aparezcan los hijos, esposos y mujeres secuestrados y parecen conformarse por los pronto con la palabra del interfecto ‘de hacer lo posible’ y trabajar todos los días desde las 6 de la mañana, aunque, sin embargo, absurdamente siguen los homicidios, secuestros y las cuentas alegres de las autoridades. Otro aserto diario.
Y mientras el jefe de jefes declara que Cuba es para irse a vivir allá (sic), Macron sigue con su ultraje a jubilados y pensionados, París incendiado.
Todos viajan a China y los manipuladores de información absurdamente nos comparan con Brasil, que parece haber acogido a Iberdrola y gritan, también, desaforados, que mientras México cierra las puertas y ocurre al ultraje de la inversión extranjera; ejemplarmente Lula, todo un declarado socialista, les abraza (aunque ello sea solo económicamente absurdamente redituable a corto plazo).
Olvidan que el gigante del sur, en el orden y progreso, no permitió que su ente nacional de electricidad fuera disminuido, exprofeso y a conciencia como aquí a nuestra Comisión Federal de Electricidad y que allá hay varias competidoras importantes y ninguna empresa realmente dominante. Otro absurdo como el calificar que la compra es de chatarra. Otro ultraje de miserables
Todo parece perplejidad y Delfina duda sobre asistir al debate. ¿Será incapacidad subconsciente, estrategia de quienes la conocen y mandan o derrota anticipada? Porsu parte, los priistas confían en ganar Coahuila por la división absurdamente acordada entre morenistas.
A pesar de otro hospital de Bienestar puesto en operación, seguimos en el capítulo de salud, preguntándonos dónde queda Dinamarca.
Lo que faltaba: la UNAM, con un doctor rector que dicen que no lo es, agarrada en paro en las tradicionales maravillosas revoltosas Economía, Ingeniería, Filosofía y Ciencias Políticas, contra sus mismas autoridades académicas y la decadente secretaria de Educación Pública que sigue los absurdos pasos del INAI y, de acuerdo con la manifiesta caída de la calidad académica a nivel nacional, tampoco serviría para nada o viceversa. Ahora las becas, del cochino presupuesto, es el pretexto. Que ya se entregó, que no es verdad. Tal vez todos realmente mienten.
En el más allá, Harold Pinter, Francia Kafka y sus invitados bailan al son de un corrido norteño de Los Ángeles Azules en Iztapalapa y yo lamento que algunos amigos de temporal solo hayan sido eso, mientras conduzco mi vida a otro nivel de afectuosas posibilidades alejada de ultrajes absurdos. No debemos dejar nunca que su sin razón mortifique.
Abjuro de mentiras y promesas y me refugio en mis letras y en los besos de mi amada. Me río a carcajadas de la conducta de muchos protagonistas del tiempo que me tocó compartir y como Beckett dijera en Esperando a Godot, seguiremos conversando mientras la espera se alarga.
Ciertamente, la política está de nuestra parte, en nuestra piel. Merecemos un mundo mejor. Un mucho mejor país. Habrá que contribuir y construirlo. En tanto, seguiré insistiendo, aunque me equivoque de continuo. ¿Es el absurdo sistema quien manda o somos los letales mortales?