PROHIBIDO PROHIBIR

De Conacyt a Conachyt

De Conacyt a Conachyt

Foto Copyright: lfmopinion.com

La solución ante el desastre será pues, incorporar la ciencia humanitaria, las queridas humanidades que siempre hemos aplaudido y todos podremos quedar convencidos y encantados con el cambio.

Pasa siempre que va uno recordando sus momentos de alegría, de amores y desamores. Cada uno tiene su lugar en el espacio. Los vas atesorando o desechando. Encuentros y desencuentros. Uno clasifica casi inconscientemente acercamientos y alejamientos. No es que uno sea un seductor apasionado, ni un coleccionista masoquista de memorias, sino que se llega a dar cuenta de la importancia de apreciar y despreciar lo mismo una sonrisa obligada, que una cortesía no solicitada, una sacada de lengua, una agresión inmotivada, una palabra cortés, un gesto de amabilidad; un par, o tres besos en la mejilla estilo europeo. Un buen abrazo con palmadas al estilo mexicano. Y ni que decir de los verdaderos actos amorosos que cambian la vida. Que se quedan impregnados en la piel y se reviven al ver la luna y el sol y el mar.

Pues yo me encanté con el Conacyt.

En una maravillosa época logré una beca para estudiar en Londres, de mis amores, donde a pesar de la antediluviana y ridícula monarquía, es cierto: where my heart lies. Llegué a Speaker’s Corner y subido en un banquito, como la tradición manda, para no pisar suelo inglés, despotriqué contra la injusticia, la discriminación y el abuso. Y no se que más cosas dije, que siempre llevo en el alma. Y que otros cantan con más ritmo, gloria y armonía.

La mayoría de los periódicos actuales y conocidos locutores manipuladores inundaron los medios con la maléfica noticia de que el Conacyt inevitablemente desaparecía, en otra jugada atrabancada de la dirigencia de la 4T. No puede ser, me dije a mi mismo, algo muy grave debe de suceder.

Y la doctora directora del Conachyt se presentó a explicar motivaciones y fundamentos del caso de mi particular desasosiego.

No, por fortuna, no desaparece esta querida institución. Sólo se transforma. Sigue la ciencia maestra de la máxima conocida: “nada se crea nada se destruye, todo se transforma”.

Y la doctora de elegante prosapia académica, al revés de la ministra conocida en litigio por la supuesta tesis plagiada, se presentó en la mañanera y su exposición aclaratoria con modernas láminas y gráficas obtuvo la máxima calificación del famoso pejePresidente que la calificó de ‘magistral’.

Y claro que yo pensé, después de un segundo de abatimiento, ¿en qué país vivo yo? ¿qué me pareció incompleta, difusa, aburrida y hasta arrogante su breve exposición, para que nadie con tres dedos de frente la entendiera?

Pobre Conacyt, después de 4 años y 5 meses de gobierno transformador, por fin se dan cuenta que la institución está hecha una piltrafa de corrupción y robos disfrazados de ciencia y tecnología, que benefició prioritáriamente a empresas privadas y extranjeras, a maestros y académicos abusivos y a sus conclapaches pripanistas.

La solución ante el desastre será pues, incorporar la ciencia humanitaria, las queridas humanidades que siempre hemos aplaudido y todos podremos quedar convencidos y encantados con el cambio.

No importa que la ciencia en realidad no pueda ser neoliberal, o libertaria, republicana, revolucionaria, conservadora o demócrata.

No importa que a la ciencia le importe un pepino cualquier rimbombante apellido difundido.

Pareciera que, para variar, con la denuncia basta. Nada de acusarlos legalmente y hacer que paguen sus crímenes con cárcel. El desprestigio en ese medio prestigioso les parece suficiente.

Total: en el Conachyt no habrá nunca más apoyos para desarrollar nuevo y más cómodo papel higiénico.

Y que la vacuna Patria llegó, aunque a destiempo, con desconfianza y de verdadera utilidad sólo cuando venga la próxima epidemia.

Me queda un recuerdo amoroso más hacia la institución desaparecida, ¡qué digo!, sólo modificada: cuando regresé a mi país contento y feliz con mi primera hija en camino, y mis libros bajo el brazo, mi mujer y yo quedamos de ahorrar para pagar la susodicha beca. Nos reuníamos con familiares y amigos para rememorar la aventura y simbólicamente retrasar el pago acordado.

Ya he dicho aquí que las mujeres son mucho mejor que nosotros, además de más bellas y certeras. Además, son las que ahorran.

Pues un día después del trabajo me recibió con un buen beso y me dijo, te buscaron de Conacyt.

- ¿Qué querrán esos científicos tecnólogos de todo?

- Seguramente que pagues...

Después de un momento de pausa, leí su pensamiento. Cobrarán menos si sigues con las clases.

-Tu sabes que enseñar y aprender es siempre tu segunda pasión. Muy bien, me dijo, con su mejor sonrisa de aquiescencia, pues ya ganaste el 50% por ser maestro universitario. Y no te preocupes, me dijo muy seria, que yo tengo ahorrado otro tanto.

-¿Cómo pasó tan rápido en mi vida esa época tan feliz?, con mi beca de Conacyt, las idas y vueltas por todos lados de Londres hasta Praga y Rodas y París, y los más bellos amaneceres estudiando entre tus brazos.

Así, que lo sepan bien los modernos del tal ©: no quiero saber nada hasta que se les quite la arrogancia, además metan a la cárcel a lo ladrones y olvídense de calificar a la ciencia, ya que no es ni buena ni mal, como la tecnología, su prima, que depende para dónde vaya y quién sea quien la quiera, la domine y la utilice.

De los recuerdos guardados viene a cuento El parto de los montes, de Samaniego:

Con varios ademanes horrorosos Los montes de parir dieron señales; Consintieron los hombres temerosos
Ver nacer los abortos más fatales
Después que con bramidos espantosos Infundieron pavor a los mortales
Estos montes, que al mundo estremecieron
Un ratoncillo fue lo que parieron
”.


#LFMOpinion
#ProhibidoProhibir
#Conacyt
·#Conacyt

Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

Sigueme en: