De comparaciones y partidos
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¿Por qué Fernández Noroña es denostado por la mayoría de los medios de información y por amplios sectores pripanistasperderistasemecistas y aún de Morena?
Se trata en definitiva de una Rara Avis política. Buen polemista y destacado congresista. Extremista desde luego. Consigna muchas críticas, desprecio y enemigos. Mal hablado, casi tanto como la candidata innombrable del Frente, aunque nunca ha vendido gelatinas, sino libros y otras mercancías de uso común y corriente.
Fue educado en un matriarcado de humilde origen, casi como Xóchitl, aunque su madre y abuela no eran jefas del pueblo.
No viaja en bicicleta y en cambio recorrió el país en su combi adaptada como librería con paradas continuas para reparaciones por motivos mecánicos. Es como si fuera a propósito para dar risa o lástima.
Cada vez con mayor frecuencia la susodicha camiona se descompone como un adelanto del desastre que pronostican a su campaña los enemigos. Sin embargo, kilómetro a kilómetro, paso a pasito, avanza y con seguridad sumará adhesiones y votos, muchos de los cuales, dicen los que saben, pudieran ser originalmente para Marcelo.
Actúa como encubierto aliado o simpatizante de Claudia en este maremágnum de la elección de una corcholata designada que coordinará la siguiente etapa de la 4a. Transformación.
Es una opción agradable a los locos, a los hartos del actual sistema de partidos políticos, a los decepcionados de los políticos tradicionales y a los románticos utópicos de izquierda. A muchos que no tienen oficio ni beneficio.
Probablemente, lo mismo que Xóchitl sólo que ella cargada a la derecha. Tal vez más cerca de Vox español que lo que realmente enseña.
Ahora bien, esta batalla de personalidades se ubica en el contexto de la caída libre de los partidos políticos en México. Todos han perdido en mayor o menor medida la confianza de los ciudadanos, en gran parte por su alejamiento de las verdaderas causas que importan a los electores y al trato privilegiado que reciben de parte del Instituto Nacional Electoral con base en la legislación vigente que ayuda a mantener dirigentes, organizaciones y gastos que corresponden a un deficiente sistema seudodemocrático del inframundo mexicano.
Por ello la insistencia en presentar tanto a Fernández Noroña como a Xóchitl como precandidatos ciudadanos, aunque sin la estructura y apoyo de sus respectivos partidos no podrían avanzar ni en bicicleta ni en combi.
A pesar de las semejanzas entre los interfectos competidores, hay también enormes diferencias. Obvio, ella es fémina y el de género masculino. ¿Estará listo el país para que una mujer de derecha lo gobierne y vaya, por ejemplo, a poner orden a la montaña de Guerrero, en Oaxaca, Chiapas, Sinaloa, Sonora, Jalisco, Michoacán, Zacatecas y demás estados típicamente machistas? ¿O será hasta el 2030 o el próximo siglo?
Mientras, los feminicidios y las desapariciones van al alza y el sentimiento de inseguridad se extiende de norte a sur, de este a oeste. Abarca a toda la República, aunque se manejen al antojo los números en las estadísticas oficiales y entre los calculistas opositores.
Va parte por parte, partido por partido:
El PRD es casi inexistente a nivel nacional y sólo es un club propiedad de sus líderes históricos, lo que es una verdadera lástima en razón de su admirable creación por disidentes del partido oficial y amplio futuro frustrado.
El PAN, después de la debacle foxista y calderónica no encuentra su lugar. De la ceca a La Meca. Sigue presumiendo el apoyo de las más retrógradas fuerzas de siempre contra la libertad y otras políticas promotoras de igualdad social y mejor distribución del ingreso y la riqueza, sin aceptar nunca pagar impuestos sin mandatos judiciales, que también son impugnados.
Sigue recibiendo empujoncitos de aliento desde los púlpitos religiosos. Sus más destacados líderes siempre llorando y renunciando antes del ridículo previsible.
El PRI, fiel a su origen, es un conjunto de tribus disímbolas y agarradas de la ubre tradicional de lo que queda de influencia para promover negocios privados con recursos públicos, igual que el PAN, pero disfrazados de interés social.
Sin embargo, tiene el PRI entre sus miembros como candidata a la destacada Beatriz Paredes, quien ya declaró que no renunciará a pesar de las presiones de los líderes del Frente, incluido Alito, de su propio partido, quien ha demostrado con creces no ser confiable para nada, salvo para sus propios intereses y alianzas temporales de connivencia.
Lo anterior incluso a pesar de la presión de los voceros oficiosos de Xóchitl como Aguilar Camín y demás que a diario insisten en que ella es la única opción para asegurar la victoria del Frente, ante cualquiera corcholata morenista.
Morena no es propiamente un partido sino, dicen, un movimiento (sic) que fomenta la Transformación del país en todos sentidos. A veces no se sabe claramente si para bien o para mal.
Este régimen morenista ha luchado contra la corrupción tradicional y documentada de los regímenes anteriores y en ocasiones no lo ha hecho, lamentablemente, con suficiente transparencia y veracidad.
Claramente los casos de Segalmex y la protección a los responsables de migración cuando el incendio de Ciudad Juárez son ejemplos notables, a su saldo en rojo.
También hay cuestionamientos serios sobre las responsabilidades y prebendas otorgadas a los sectores militares; en la construcción de obra pública, investigaciones de crímenes masivos como Ayotzinapa e influencia en múltiples áreas económicas y sociales del país, como en la administración y operación de la nueva Mexicana, por ejemplo.
En cuanto a Movimiento Ciudadano habrá que insistir que tiene líderes solitarios por decir lo menos y otros cerca de la traición que, en lugar de sumar, restan posibilidades reales frente a la maquinaria electoral de enfrente y concita la posibilidad de contribuir, sin quererlo, a la victoria de los enemigos o adversarios, aunque desde luego, podrá sacar raja de sus acciones marginales.
El partido del Trabajo, es un adendum para Morena tanto como lo es el Verde. Sin duda no obtendrán el premio mayor, pero si reintegros de alto valor comparativo. Lo mismo pude decirse de Encuentro Social que con certeza no llegará a cobrar reintegro, sino un premio comparativo mínimo.
Creo que Fernández Noroña por su desparpajo y valemadrismo será apapachado por amplias capas de la población de parecida carga emocional y que no se identifican con ninguno de los tradicionales partidos políticos.
Igual estrategia que sigue Xóchitl al insistir en el apoyo independiente que dice haber recibido, aunque de altas y medias clases sociales y en el que basaría su eventual victoria frente a la más institucional y preparada Beatriz Paredes.
En síntesis, los partidos políticos en México son hoy de dar vergüenza dadas sus precarias condiciones. En verdad, los partidos políticos hoy no representan a la mayoría de los electores. Las elecciones se han ‘despartirizado’.
Como siempre, los mexicanos nos esforzamos por ir siempre a contracorriente, salvo cuando se trata de disfrutar la fiesta. Por eso haremos de las elecciones un evento tan relevante de controversias contradictorias donde al final, no pasará casi nada. Gracias dirán, a la civilización y la cultura nacional.
Se renovarán esperanzas y avanzaremos inercialmente en el combate a la violencia e inseguridad, en el área médica donde seguiremos viendo de lejos a Dinamarca y en la educación pública donde se mitigarán las críticas y los errores en la siguiente edición de los libros de texto gratuitos. Mientras, los Aguilar Camín no dejarán de llorar los contratos perdidos de las ediciones pasadas de libros de texto y seguirán vociferando en su radio y televisión al lado de sus cuates incondicionales.
Las necesidades inmediatas siempre imponen sus razones políticas aún ilógicas e imprevistas.
Por ejemplo: Biden y Trump se enfrentarán el año que entra y las encuestas muestran un horizonte dividido entre 50 y 50% para cada uno.
En México tal vez un buen agarrón se daría entre Marcelo y Xóchitl, porque parece que contra Claudia no tienen futuro ambos.
En cambio, imaginen: Beatriz vs Claudia, improbable, pero que buen escenario seria. Divertido y aleccionador.
En fin, como todo evento multitudinario se elegirán cientos de cargos públicos desde la presidencia de la República, hasta gobernadores, alcaldes y el más modesto cabildo, a congresos estatales y federal, todos tendrán una oportunidad para servir al país y echarle tierra al otro, al diferente, al odiado... Y celebrar la victoria, en otra vuelta de la historia.
Mientras tanto se decidirá si alcanza para cambiar y renovar el Poder Judicial o los mantendremos como hasta ahora, como élite de élites, como burocracia dorada, aunque de tanto estirar la cuerda, esta se rompa y se los lleve la tostada junto a sus patrocinadores empresariales.
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