PARRESHÍA

Si no fue ineptitud es negligencia

Si no fue ineptitud es negligencia

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¿Y qué hizo el Comité? ¿Acaso le recordó a Beatriz las reglas del juego; le llamó a ajustarse a los tiempos; le dijo que era improcedente e ilegal? No, lo que hizo fue publicar en papel membretado y firmado las encuestas violando sus propias leyes.

Una persona de toda mi estima y respeto escribió sobre mi texto Responsabilidad del Comité de-Expertos FAM que era falso, que el Comité Organizador tenía todo listo y en orden para llevar exitosamente a cabo la elección del Frente Amplio por México.

Desgraciadamente jamás lo sabremos porque ésta no se llevó a cabo. Nunca sabremos, pues, a quiénes, por qué, por quién y cuándo fueron dados de baja del padrón levantado por el Frente Amplio por México. Tampoco sabremos de las consecuencias de registros sin fotografía (selfie) y otras bagatelas técnicas y propias de una organización electoral. Pero concedamos que así haya sido, que todo estaba bien y listo para llevar a cabo y con éxito la elección; entonces el problema tomaría otro cariz, no ya de ineptitud, sino de negligencia y abuso.

El Comité fue el legislador de las reglas del proceso y quedó como el responsable de cumplirlas y hacerlas cumplir. Éstas disponían que la encuesta y los resultados de la elección en casillas se dieran a conocer simultáneamente para no influirse entre sí.

Vino entonces el discurso de Beatriz sobre que los acuerdos en lo oscurito son patriarcales —Creel, ahí te hablan, y después de tantos abrazos, sonrisitas y besos— y que declinar sería joder a todas las mujeres. A las pocas horas la jodidez pasó a un “no declino hasta conocer las encuestas”. ¡Qué descaro! Declinar siempre fue su derecho; exigir conocer las encuestas por adelantado no. Antes bien, era una prohibición sine qua non. No sólo para ella, para todos con excepción de los responsables directos de la encuesta, obligados, sin embargo, a su absoluta secrecía.

¿Y qué hizo el Comité? ¿Acaso le recordó a Beatriz las reglas del juego; le llamó que se ajustara a los tiempos procesales; le dijo que su petición era improcedente, además de ilegal? No, lo que hizo fue publicar en papel membretado y firmado las encuestas antes de la elección, haciendo ésta irrealizable y violando las normas de su autoría y bajo su obligación legal y moral de cumplirlas y hacerlas cumplir. Y esto no es una conjetura, es un hecho público, notorio, documentado y publicado.

Ya con las encuestas publicadas, personeros de la Comisión andaban en un tour de medios hablando de una elección que ellos mismos habían matado esa mañana y que siendo ¡expertos! no podían argüir desconocer las consecuencias de sus actos.

¿Quién violó las normas? Decía Obregón que el error es siempre el primero, lo demás sólo sus consecuencias. Quien las violó fue el Comité Organizador a cargo del proceso, de la encuesta y de su secrecía; Beatriz, Alito y todo lo demás que conocemos fueron las consecuencias de la violación primigenia del Comité.

La cara de Xóchitl la noche del miércoles 30 de septiembre en la entrevista con Loret lo decía todo. Sí, era su triunfo, y más que merecido, pero mancillado a manos del arbitro y autoridad al que se había sometido.

¡Qué conveniente!, Beatriz solicita conocer las encuestas para medirle el agua a los camotes; el Comité —expresamente obligado a no hacerlo—, se las obsequia y ¡Cáspita Batman!, acabamos de hacer imposible la elección que, eso sí, ya teníamos perfectamente lista, y el que lo dude es un mal nacido al que no le acomoda ningún chile. Cuya consecuencia no puede ser otra que hay algunos a los que les acomodan todos y su historia les precede.

Y con todo respeto para Xóchitl: ¿Quién hace más daño, quién no cumple sus obligaciones, o quién lo señala?

Lo peor es que tras de ello, ahora quieren hacer constitucional que todos los candidatos de todos los partidos se elijan el mismo día en una elección primaria organizada por y con cargo al INE, dijo Marquito a Brozo. ¡Santo Dios! ¡Y yo que creía que la locura estaba sólo en Palacio!

Pobre Xóchitl. ¡La que le espera! Ahora que empiecen los cobros va a tener más acreedores que registros en el padrón del INE.


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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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