PARRESHÍA

Entre la nada y la perra

Entre la nada y la perra

Foto Copyright: lfmopinion.com

La tómbola es una rifa pública, generalmente un negocio de alguien que por premiar a uno cobra a muchos. No es un acto de libertad, es mero azar.

El derecho de asociación está prohibido en Morena. Es más, se le considera privilegio indebido y cuota. Fue Mario Delgado quien lo explicitó: “obviamente como lo establecen los estatutos de Morena, no hay corrientes, no hay ningún tipo de afiliación corporativa ni puede representar ninguna asociación o ninguna organización algún tipo de corrientes, de privilegios o cuota”.

Entiendo que lo que queda de Ebrard pretende constituir una persona jurídica; entiendo también que, no sólo los estatutos de Morena, sino antes de ellos la ley, prohíbe la afiliación colectiva en cualquier partido político. Pero que en un ente de interés público político, formado por ciudadanos para hacer efectivo derechos políticos ciudadanos, como son los de libertad de pensamiento, expresión, asociación, participación política y voto, se prohíba la asociación u organización a su interior de sus militantes me parece inconstitucional y violatorio de derechos humanos.

No sé si Ebrard lo esté pidiendo, pero asociarse no necesariamente es para exigir espacios de poder, cuotas o privilegios ilegales, sino simplemente para ejercer el derecho de asociarse en torno a alguna causa común.

Lo destaco porque en este mundo de posverdad, la ignorancia de los morenos les lleva confundir la leche con la magnesia y, así, conculcan derechos diciendo que los defienden y terminan por matar la democracia envolviéndose en ella.

Tal es el caso del voto y la tómbola.

Elegir es escoger. Es un acto de libertad individual, que implica la deliberación entre muchos, que a su vez conllevan el discurso político en tanto expresión del pensamiento y, por ende, el entendimiento, la comprensión y la valoración, para finalmente llegar a la acción de elegir y luego la de hacer.

Hay quien cree que votar es una respuesta condicionada a una buena campaña, al engaño de una encuesta, a los colores de una propaganda, a la tonadita de una canción o al lema de un publicista metido a estratega electoral. Se equivoca. Sí, es cierto, los mexicanos solemos votar con las patas, con las tripas, o con los ojos; pero eso no es votar; es su negación. Votar es un ejercicio de libertad y de soberanía inmanente en la sociedad. Que no lo hagamos todos es otra cosa.

Pero que sobre nuestras taras nos quieran tomar el pelo confundiendo con democracia una tómbola es una aberración e insulto.

La tómbola es una rifa pública, generalmente un negocio de alguien que por premiar a uno cobra a muchos. No es un acto de libertad, es mero azar. No interviene en ello la ciudadanía, ni la libertad, ni la deliberación, ni la valoración, ni la decisión, ni la voluntad, ni la acción. La tómbola niega al sujeto para privilegiar al objeto rifado. Sin sujeto no hay libertad, no hay elección posible, no hay mandato. Sólo azar. Tampoco se requiere un conjunto de pensamientos ni propósitos a llevar a cabo. Luego entonces, no hay sentido en la misma acción, que se perfecciona con la rifa; menos compromiso compartido, menos comunidad política.

¿Para qué militar, compartir ideario, trabajar por la causa, defenderla, si al final todo lo va a decidir la suerte? Toda organización, además de normas, se maneja administrando premios y castigos; pero cuando todo queda en manos del azar no hay orden ni organización; no hay carrera posible, ni disciplina, ni razón de pertenecer; todo se juega en un bolado. Nada vale, no hay pasado, tampoco perspectiva de futuro, el presente es un sinsentido si lo que manda es la contingencia.

Eso es Morena, una feria de ocurrencias, azares y sinsentidos. Por eso no tienen cabida en ella ciudadanos responsables y actuantes, causas y propósitos, deliberación y voluntades conjuntadas hechas acción, sentido y verdadero movimiento.

Morena es un movimiento que vive para mover a sus movidos sin moverlos a ningún lado ni propósito. Es como un motor sobre revolucionado sin velocidades ni llantas. Como el tren al AIFA de López, con pantallas en lugar de ventanas y soldados bamboleando el carro para sentir que se avanza sin moverse del lugar. Una carroza sin ruedas ni caballos.

El problema es que el gobierno y la representación políticas no son premios de feria, como floreros y estatuillas de yeso; son funciones públicas de alta responsabilidad y altos costos sociales, políticos, económicos y humanos.

Es inverosímil que los morenos permitan y aplaudan ser vilipendiados en sus derechos y méritos. Y lo peor es que a los que llevan al Congreso, si los rifáramos en misma tómbola por la que llegaron, nadie los aceptaría ni como floreros.

De allí que ya nadie se sorprenda cuando representantes de la Nación —¡pobre Belisario Domínguez!— dicen preferir ser nada antes que faltarle a López Obrador, o ser la perra de López Obrador. 4T Dixit.



#LFMOpinion
#Parreshia
#Tombola
#Voto
#Eleccion
#Democracia
#Ciudadano
#Libertad

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

Sigueme en: