Los inconformes

Históricamente es difícil guardar un equilibrio digno frente al poder, frente a los dueños del dinero, frente a las expectativas de aprovechar contratos y ventajas para beneficio e intereses particulares.

Una de las clásicas expresiones sociales de este estado de cosas, a flor de piel, es la polarización social. La división y el enfrentamiento entre buenos y malos. Entre ricos y pobres. Entre partidarios y contrarios. La distopía que tanto gusta al ser mexicano y que se refleja en nuestra vida diaria y expresiones culturales y artísticas, en los deportes y hasta en la cotidiana vida familiar. Desde luego en las clases sociales y sus contradicciones.

En México durante el sexenio actual del famoso pejePresidente la polarización social ha sido notable, creciente. Han levantado la mano y la voz los inconformes de ambos bandos. Millones de voces antes acalladas y acostumbradas al susurro. Y una clase media cada vez más agobiada y acotada, de forma contraria a lo que normalmente sucede en los países del primer mundo, donde las clases medias tienden a fortalecerse y a influir políticamente a su favor.

En México, de un lado dicen que todo está mal hecho y que los morenos conducen al país al despeñadero.

En el extremo, los de este grupo aseguran que ya está el país en crisis, en el caos. Violencia creciente. Feminicidios. Serios problemas en salud pública. Serias críticas al nuevo modelo educativo, incluidos los libros de texto gratuitos. Migración desbordada. Militarización. Agresiones verbales desde las mañaneras, especialmente al poder Judicial y a los capitostes del pasado.

Del otro lado, dicen que esas expresiones son debido al odio de los beneficiarios de la corrupción que extrañan privilegios y negocios. Como acostumbrados estaban incluso a no pagar impuestos.

Los morenistas insisten en la lucha contra corrupción y en recordar los crímenes de pasadas administraciones como el Fobaproa, la venta al sector privado extranjero de ferrocarriles, puertos, playas, minas, carreteras, concesiones petroleras y eléctricas, explotación privada para exportación de recursos naturales no renovables, negocios privados con recursos públicos, justicia selectiva dependiendo de influencias y riqueza, enorme pobreza, salarios mínimos contenidos, mayor concentración de la riqueza y del ingreso. Asesinatos desde el poder como en Ayotzinapa.

Los analistas y académicos reconocen en mayor o menor medida que la victoria del régimen actual fue por el hartazgo social de décadas de abandono a la población menos favorecida, los abusos desde el poder y el trabajo tozudo del actual presidente y el equipo integrado en Morena hacia la transformación del país.

Las críticas entre ambos grupos políticos contendientes han sido de antología, vergonzantes en muchas ocasiones. Diariamente, con insistencia digna de mejores causas como el desarrollo económico del país y la integración nacional.

De un lado los medios de información convertidos en expertos manipuladores, han promovido, dado cabida, a insultos y denostaciones de baja ralea en el marco de su credo de negocios. En noticieros de radio, periódicos y programas de televisión ha sido permanente la denostación a las obras icónicas del régimen como el aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA), el Tren Maya, la comunicación Coatzacoalcos- Salina Cruz, la refinaría de Dos Bocas, por ejemplo.

Del otro lado, desde las mañaneras y con un aparato bien aceitado de comunicación se explica, se enfrenta, se repite y también se insulta.

Sobresalen características antes inimaginables: Lo impensable ha ocurrido, que el PRI y el PAN de siempre opositores se unan en un frente común de lucha electoral para enfrentar a Morena.

Que en la batalla, los familiares de ambos actores no sean ajenos a críticas e insultos
Los hijos del famoso pejePresidente se han llevado un buen repaso. Desde la casa gris rentada, las fiestas ostentosas, su no quehacer laboral claro y supuesta cómoda existencia a la sombra de papá presidencial .

De Claudia han dicho que nació en Bulgaria y que es judía. Recibió fuertes críticas por el accidente del metro y por el manejo que de ello hizo Florencia, la entonces ineficaz directora y que fue apoyada más de la cuenta. También ha recibido denostaciones por incorporar a Fernandez Noroña y a expriistas a su contienda.

Claudia recorre el país nuevamente y aparecen desavenencias y fracturas en Morena. Es inaudito que se repartan posiciones y candidaturas por medio de una tómbola, al azar, dejando la militancia, el trabajo, las capacidades olvidadas. Todos son lo mismo.

De la candidata del Frente, Xochitl, la innombrable, se han criticado su habla poco cuidadosa, su relación con Fox, la casa roja de su propiedad, adquirida con pago de favores y componendas, el plagio de buena parte de su trabajo de titulación o tesina, sus disfraces de botarga, sus enormes huevos que dice tener y otras vulgaridades en sus expresiones públicas y declaraciones corrientes. Así como por incorporar al panista Javier Lozano, de pésima reputación pública, a su campaña; sus chistes soeces y sobre su hermana encarcelada, acusada de secuestro.

Mientras tanto, la candidata del Frente parece perder fuerza y se ha abierto otro escenario que pudiera considerar sustituirla. Su jefe de campaña se fue de vacaciones y ella acepta posada donde sea.

Falta conocer que pasará con Marcelo que sigue echando la baraja y con Movimiento Ciudadano de quien se dice pudiera obtener más votos que la alianza PRDPRIPAN, con actores como Samuel y el propio Marcelo.

No hay remedio, las elecciones del 24 serán coloridas batallas con sangre e insultos. Con falta de propuestas viables, serias, necesarias.

Tal vez el ambiente descrito se complicó hace años, cuando se canceló el aeropuerto de Texcoco y ahí se definió el rumbo, cuando se impidieron los negocios pactados. La consigna era: ‘te dejo llegar pero no toques nuestros intereses’. Jamás imaginaron los escenarios de la transformación.

En verdad, hoy el país está dividido entre buenos y malos y viceversa.

Sin embargo, de acuerdo con la experiencia de los que saben, analistas destacados, es inevitable la polarización política y social en la construcción de un país menos inequitativo, menos diferenciado, mas justo e igualitario.

Y aunque a la fecha las encuestas dicen que el régimen cuenta con el apoyo del 60% de los electores, sabemos que todo puede pasar en la contienda, con el Instituto Nacional Electoral (INE) aún buscando su identidad, entre tropiezo y tropiezo.

Y donde en la Fiscalía siguen dormidos, mientras los responsables corruptos disfrutan de un exilio dorado y el país se hace girones entre unos y otros grupos, la necesaria reconciliación parece cada vez más lejana utopía.

Lo cierto es que ya no hablamos el mismo idioma, ni a señas nos entendemos.

Los inconformes de uno y otro bando somos todos los mexicanos, menos unos cuantos acetas a los que no les importa lo que pase, pudiera ser que su inconformidad sea una necesaria sana distancia mezclada con sabiduría.


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