PARRESHÍA

Reformas

Reformas

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La elección del 2000 se seguirá discutiendo en el 2006

El lenguaje mueve hoy jugos gástricos pero no comunica ideas y menos activa el raciocinio. Por ejemplo, algunos priístas se sorprenden que se les quiera erradicar del globo terráqueo, cuando sin dobleces se dijo que se les aplastaría por ser víboras prietas y tepocatas. Que hoy se omitan calificativos no niega los propósitos. Cuando se habla de peces gordos, se nos está diciendo claramente que se buscan trofeos para la pared.

No es el deporte, el reto, el hambre o la necesidad de cazar a un depredador; es la foto del animal colgado de cabeza al lado del sonriente pescador. No cabe el engaño: nunca se dijo buscar justicia o combatir corrupción, se anunció y anuncia el animal y su placa decorando pared y primeras páginas. El aviso se aderezó con el ofrecimiento de freírlos; invitación a participar del acontecimiento a través de linchamientos y espectáculos circenses; promesa de saqueo de conquista, donde las honras personales y los prestigios políticos son el objeto a despojar.

Vendrían luego los lingotes de oro con su delación de atesorar y deslumbrar. Más como no todo lo que brilla es oro, la jugada devino en confesión de parte de que no fue el Ministerio Público quien determinó la procedencia de la causa, sino el Gabinete en Los Pinos, echando por tierra la pantomima del combate a la corrupción y develando la intención política-electoral del asunto; de allí la virulencia de su nunca creído desmentido.

Los peces gordos, el sartén y los lingotes, entre otros lapsus mentus, delatan que al gobierno no lo mueve un afán de justicia, ni el combate a la corrupción o el compromiso con la verdad. Se anunció con todas sus palabras una temporada de caza mayor, con linchamientos públicos, espectáculos fatuos, fotografías y trofeos.

Pero oímos sin escuchar y menos razonar; nos engañamos sin darnos cuenta que los anunciados peces gordos son la verdadera carnada y nosotros (los televidentes, que no ciudadanos) la presa en esta pantomima.

Si al principio alguien se alegró que a los priístas se les aplaste como alimañas, lo invito a que se vea en ese espejo y se reconozca como el verdadero y único pez gordo de esta trama. PS.- Puedo entender, no sin esfuerzo, el monárquico "tanto monta, monta tanto" pero ¡por misericordia! al menos que se alternen por día el uso de la palabra.

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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