PROHIBIDO PROHIBIR

El ajonjolí

El ajonjolí

Foto Copyright: lfmopinion.com

Claramente el famoso Peje es el principal ajonjolí de todos los moles.

Entre las semillas benéficas para la salud, sobresale el ajonjolí, que es muy rico en antioxidantes. Ayuda a controlar la diabetes, disminuir el volumen corporal, tiende a normalizar la presión arterial, previene la arteriosclerosis y el Párkinson.

Es una semilla oleaginosa con alto contenido de hierro y calcio, además con buen sabor y agradable apariencia.

Los buenos cocineros lo aprecian y procuran que no falte entre sus secretos para dar sazón.

A tal grado es recurrente su uso en sabrosos platillos regionales como los moles de Puebla, Oaxaca, Guerrero, por ejemplo, que la sabiduría popular ha bautizado así a quien procura estar en todo, saberlo todo, opinar de todo, hasta meterse donde no ha sido invitado; se le dice comúnmente a cada uno de ellos “ajonjolí de todos los moles”.

Con el tiempo a los más constantes usuarios se les recrimina que ‘el que mucho abarca…’ ya que extienden su sabor a toda su cocina, por ello en algunas ocasiones llega a enfadar a paladares exigentes. Como dirían los ascetas: todo con medida.

Recuerdo que en mi ya lejanísima infancia era común oír a mi abuelo recitar dichos y proverbios que manejaba al dedillo para aplicarlos con tino al momento y provocar admiración por su ejemplar oportunidad, reconocimiento por su sabiduría y sonrisas de damas que a veces eran finos coqueteos como un deseo sutil de aprendizaje, reconocimiento y disimulada erotomanía.

En ese tiempo aparecía una joya de vida en su amena conversación:

“Quien nísperos come y bebe cerveza.
Espárragos chupa y besa a una vieja.
Ni come ni bebe
Ni chupa ni besa…”

Tan cierto como ‘no por mucho madrugar amanece más temprano.’ Y otros mil refranes y dichos que retratan la educación práctica y el buen humor de nuestro pueblo.

Pues bien, en este tiempo de precampañas, de inter campañas, de campañas finalmente, en este galimatías en que las autoridades electorales y legislativas han inundado las causas supuestamente nobles y trascendentes de la política, hemos aprendido miméticamente a señalar al ajonjolí de todos los moles y a los que tal vez se pudieran llamar ajonjolitos, usando los muy mexicanos diminutivos.

Claramente el famoso Peje es el principal ajonjolí de todos los moles, no sólo por su condición presidencial, sino por nominación ganada a pulso desde las mañaneras, un destacado luchador social cuya habla, aún con problemas de dicción, con las eses y las erres, paradójicamente ostenta con orgullo esa costumbre regional de su lugar de origen y muestra su intención de que “nada humano le sea ajeno” (Terencio, alrededor de 170 años AC).

Muy cerca vienen periodistas, locutores, informadores que padecemos y que, desde la cumbre de su poder y soberbia, como desde el púlpito otros, se dedican a perorar a veces con mínimo sentido común y casi siempre con creciente ignorancia y mala leche con ajonjolí. Son conocedores de todo lo que ocurre en el universo y expertos de todo tema de la A a la Zeta. Informan poco, opinan más y condenan siempre al peje.

A tal grado es tendenciosa y obvia su diaria combinación de odio y ajonjolí que ya chole. Hasta mi admirada Azucena Uresti está en el ajo: puros muertos, asesinados, desollados, asaltados, a toda hora en todas partes. Y no es que uno no lo sepa y no sea patético por decir lo menos, lo cantan, lo recitan, lo deletrean a toda hora todo el día. En efecto, la situación es gravísima y estamos a punto de ser el Ecuador del hemisferio norte.

Sabemos todos que es urgente avanzar para acabar con la inseguridad, reducir la criminalidad y contener el poder y la furia de las bandas de narcos y adláteres

Tampoco bastan los resúmenes de sube y baja de los informes militares.

Hay que cuadricular el país, subrayar las zonas más conflictivas y acabar con la insolente prepotencia de cobradores de piso, secuestradores, asesinos, fentalinoexpendedores, luchadores del mal, abusadores sexuales, proxenetas y feminicidas, de paso también darle crán a Marko y Alito por su corrupto cinismo y llamar a cuentas a la señora Sanjuana, que presente pruebas o deje de salpicar.

En mi país hay gente que quiere ser ajonjolí de todos los moles en lugar de que cada uno hagamos lo que nos corresponde al límite de nuestras capacidades, ni más ni menos.

El presidente que gobierne para el bien de los mexicanos.

Los informadores que informen con veracidad, objetividad y sin traumas por haber perdido privilegios monetarios, componendas e influencias.

Los maestros a enseñar y los estudiantes a estudiar.

Dediquémonos todos a construir un mejor país donde sobran los diagnósticos y faltan unidad y trabajo con objetivos comunes de bienestar y progreso.

En todos los escenarios habrá que mejorar la distribución del ingreso y la riqueza y en serio acabar con la violencia y la inseguridad.

Así todos podremos jalar parejo o muchos más morirán en el intento y Azucena seguirá con su nota roja.

En tanto, panistas y priistas como ajonjolíes de todos los moles, firman convenios bajo la mesa para comprometerse a repartirse puestos públicos, notarías, direcciones de instituciones autónomas entre sus cuates y allegados y a la mera hora, unos les pintan violines a los otros, con todo y sordina.

Al final del día, no cumplen nada ni siquiera entre ellos mismos.

Los que se empanisan se atarugan y les comen el mandado sin ofrecer pridisculpas ni explicación pública alguna, al fin que ‘del plato a la boca se cae la sopa’.

En resumen, como escribiera Navakov el de Lolita: “Era amor a primera vista, a última vista, a cualquier vista”.

Más aún como Marko y Alito firmando antes de que se supiera: “Nos queríamos con amor prematuro, con la violencia que a menudo destruye vidas adultas”.

¿Querrían ellos más ajonjolí o alpiste?

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Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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