PARRESHÍA

'Es' lo que aún no decidimos

'Es' lo que aún no decidimos

Foto Copyright: lfmopinion.com

“Es Claudia” no es una definición, es una orden.

Hablábamos de la permisividad de la legislación electoral mexicana para engañar y ocultar en vez de informar y aclarar, de suerte que elegimos sin datos suficientes, atingentes y verdaderos; haciendo de nuestras elecciones una feria de engaños, banalidades y dinero. ¡Mucho dinero!

Ejemplo: “Es Claudia”.

“Es Claudia” no es una definición, no es una propuesta, ni siquiera una propaganda: es una orden: “Es Claudia”, no le busquen.

Al decir que ella es, sin embargo, nada se dice de quién es, porqué es, qué ofrece, qué propone, qué garantiza, qué piensa, qué odia, qué venera, qué cree. Tampoco quién y para qué decidió que “es”.

“Es Claudia” es una barda, un espectacular, una propaganda, pero no es nadie ni nada, es una entelequia sin entidad, sin personalidad, sin calidez.

Así, “Es Claudia” es la mejor manera de esconderla y difuminarla; de no ser. El común denominador de sus críticas es su carácter inasible, su, ¡Oh, paradoja! indefinición, su condición etérea.

Al margen de ello, si la elección es para que nosotros decidamos quién debe ser; ¿cómo de entrada se nos impone quien ya “es”?

¿No debiera ello ser observado y en su caso ponderado por las autoridades electorales?

¿No debiera la legislación electoral prohibir y sancionar toda propaganda electoral que tenga por objeto confundir, mentir, enajenar o manipular a los electores?

Pero, ¡claro!, hablar del INE, del Tribunal (TEPJF) y del Congreso de la Unión hoy, es entrar a otra dimensión: la de ser sin ser.


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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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