PROHIBIDO PROHIBIR

Del plato a la boca…

Del plato a la boca…

Foto Copyright: lfmopinion.com

Sé que este régimen quedaré a deber en seguridad, salud y educación que son tumores malignos, que los debemos de extirpar.

En estas elecciones primarias del próximo mes de marzo me ofrecieron quedarme a trabajar en las oficinas centrales de ‘Registrar of Voters’ en lugar de ser ‘Site Manager’ o responsable de una unidad electoral. Me invitaron para formar parte de un grupo de traductores ya que como se sabe, en materia electoral en California son obligatorios en la promoción del voto, los materiales de difusión en inglés, español, tagalo, vietnamita y chino mandarín. Además se puede solicitar la boleta electoral en japonés, coreano, árabe, laosiano, persa y somalí.

La jefa de la unidad en español es una señora de mediana edad, casada con un asiático y que vive en Chula Vista. Es una orgullosa mujer de antecedente mexicano y de aquellas sábelotodo o multitasks. Pues mis traducciones fueron un éxito, pero aún más las grabaciones que hice y que por ley deben de estar a disposición de los votantes. Les gustó mi voz, las inflexiones tonales en la lectura de las promesas de campaña de los candidatos y mi acumulada experiencia desde la aventura de TVAzteca Tijuana para quienes grabé las populares ‘Cápsulas Ráfaga’ que el COVID interrumpió abruptamente.

Así como fui exitoso con las traducciones y grabaciones fui un fracaso real activo en el manejo de la computadora para ‘formatear’ y rehacer los textos de referencia asignados mediante una cuenta de email a nombre de la jefa, lo que hacía más difícil y obvio mi desconocimiento en los clicks necesarios que tocar pues a cada rato ella tenía que autorizarlos.

En una de esas mañanas de desesperanza mutua me confirmó cambiar de adscripción por mi manifiesta limitada capacidad de clickear (sic) con rapidez y oportunidad necesarias los textos imprescindibles y justificatorios del área.

De la noche a la mañana me vi en la planta baja del edificio en el área de ‘Vote for mail’. Varios días estuve ahí haciendo nada como en cualquiera oficina gubernamental de la burocracia mexicana. Me pidieron contar sobres, contar cartas electorales, arreglar archivos de folletos y de materiales administrativos de uso continuo. Usar máscara, dejar de usarla. Llegar más tarde, llegar más temprano. En medio de un gineceo mayoritariamente filipino estadounidense me lanzaban miradas de ‘este viejo está loco’ cuando al coincidir en las puertas de control, yo les cedía el paso. O cuando les ofrecí la silla en la mesa de recepción de documentos donde en principio me refugié.

Aquí sentí lo que es ser migrante cuando se excluye a alguien por el solo hecho de no ser de su color, no hablar como ellos o no tener su olor o su destreza de motricidad en las yemas de los dedos.

De pronto me sentí como el perro de las dos tortas, sin una, sin la otra.

De pronto recordé lo leído en los textos de Hannah Arendt y en El Hombre Rebelde de Camus, también en las enseñanzas de las películas del neorealismo italiano y francés. De las experiencias de guerra con los camisas negras y las pardas.

Es un grupo de mujeres nalgonas que son espías. Todos contra todos menos las del mismo origen y compromiso. A qué hora va uno al baño, a qué hora regresa, cuántas veces al día. Qué hace uno cada hora del día, con quién platica. Qué qué de qué. Qué hace uno y qué deja uno de hacer.

Cada día una nueva regla, que ahora Arturo se vaya al rincón de ‘observers’, que al día siguiente ya no. Ahora que sea el segundo de abordo en capacitación, que siempre no. Que ponga los posters, que más arriba, que a la derecha.

Total, que ni yo mismo me aguantaba y yo seguía pensando en la inmortalidad del cangrejo y en otras cosas verdaderamente importantes como a mil horas luz de aquí.

Hasta que hablé con la jefa más jefa del gineceo recién descubierto. Una muchacha de ascendencia de la India, que como la mexicana del piso superior se la pasa aislada tecleé y tecleé en la computadora contestando emails y planeando lo que se debe de hacer, otra vez cumpliendo su misión principal, cuidando su chamba y quedando al día de que lo sepa el jefe o más bien, la jefa máxima del más allá.

Hablé con ella y le solicité un par de minutos, Dime, dijo con seguridad, yo seguiré escribiendo porque tengo fechas límite de entrega y te escucho.

Mi carisma natural y don de gentes llevaron a una reunión entre la subjefa de las camisas negras, mi jefe directo, otro filipino estadounidense, la jefa india estadounidense que cliquea y escucha y su servidor.

Pues que la jefa segunda de abordo me ofrece disculpas (varias veces, reiteradas) por haberme olvidado y no saber bien a bien, ni siquiera mi hora de entrada y haberlo reportado equivocadamente lo que impactó mi salario.

Me sentí rememorando otros tiempos más felices en el IFE, cuando lo que valió fue la mística de servir e innovar, entre gente que sabía más y cliqueaba menos.

Y ahora acá fui un rato un mueble olvidado, un veterano en desuso, un mortal incapaz de cliquear a la velocidad que el mundo moderno requiere. En un medio mecánico de alta inmadurez emocional y resultados cada vez más contraversiales.

Pero ya saben que soy necio y empiezo a proponer mejoras y total me digo a mí mismo: si no me quieren, ni modo. Me voy de ‘Site Manager.’ Pero claro está, como se sabe, una mujer despechada difícilmente otorga una segunda oportunidad y la encargada de nominar a los encargados de plaza me dice que me hablará, pero no dice cuándo.

Estoy en un limbo artificial, las camisas negras acechan, todo el día reportan en cada actividad y movimiento y yo me he propuesto escribir una carta al secretario de estado, al gobernador, al candidato ganador, contándoles las inclemencias del tiempo, la prepotencia, la soberbia que destacan.

O mejor escribo un cuento o un texto que contenga verdades y mentiras entremezcladas que divierta y también aburra, para que vean lo que se siente cuando del plato a la boca se cae la sopa.

Hasta en The Economist (Feb10th-16th 2024) se asegura que en junio Claudia será la ganadora y la vulgar gelatinosa se regresará a España. Dicen los enterados que la CDMEX está a un tris largo de perderse con Taboada, lo que yo francamente no quiero, pero Brugada se empeña en hacerlo.

Que Morelos se perderá. Y muy bien por el pésimo gobernador americanista que han padecido ahí. Como el desastre que hay en Baja California con la dupla incapaz de Marina y Montserrat; que Guanajuato, seguirá siendo panista con las narcobandas que mandan. Que Zacatecas es otro narcodesastre a pesar del hermano. Que Veracruz terminará en un volado. Tabasco y Puebla son Morena y Yucatán azul.

Mucha crema a sus tacos todos le han echado: los 20 proyectos de ley del 5 de febrero, se quedarán en manifiesto de voluntad morenista y en descalificación televisiva y radiofónica de los oligarcas hasta que la mayoría calificada se logre, quién sabe en qué año, qué’n sabe hasta cuándo.

Mientras tanto, el famoso pejePresidente en su herencia escrita les da las Gracias a todos sin odios sin rencores.

Y a mi se me afigura que los debió de haber metido a la cárcel a todos los criminales, a los violadores, a los asesinos, a los ladrones, a quienes por años no pagaron impuestos. A los corruptos refugiados en Israel, en España y en los EUA.

Sé que este régimen quedaré a deber en seguridad, salud y educación que son tumores malignos, que los debemos de extirpar, ¡a qué caray! Cueste lo que cueste. Sí se puede.

Es necesario hacer de la seguridad una norma general y cotidiana en todo el país. Que la buena salud sea una realidad a nivel nacional con todo y megafarmacia y la educación, hacerla libre, laica, gratuita, obligatoria y de alta calidad.

A votar es el compromiso elemental. Aquí y allá.

Mientras, las remesas crecen y crecen y ya dicen los opositores X que son financiados con dinero yanqui y agencias espías estadounidenses, que de seguro son de lavado de narcos, empresarios y políticos, menos las que envió cada vez que puedo.


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Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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