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Consecuencias negativas de la crítica constante al gobierno

Consecuencias negativas de la crítica constante al gobierno

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Criticar de manera sistemática, acaba por no ser una actitud qué conduzca a generar cambios positivos en el comportamiento de los políticos. De algo que es negativo, no suele crear algo positivo. Seamos más adeptos al pensamiento crítico y a proponer

Hay muchas personas que se la pasan criticando y generando un ambiente de polarización, provocando que una división en dos bandos opuestos y que ello dificulte el diálogo y la búsqueda de acuerdos. Tal vez estén convencidos de que así caerá la imagen de su adversario en desprestigio y popularidad.

Lo que sí genera la crítica constante es un entorno de estrés, ansiedad y desgaste emocional. Que acaba por ser tóxico y destructivo. Pues carece de un ánimo creativo que no ofrece soluciones ni alternativas, que más bien lleva a una sensación de impotencia y desesperanza.

La política es diálogo, acuerdos con sanos debates, no crítica constante que puede deslegitimar la política y la democracia, lo que induce a llevar a una decadencia de la confianza en las instituciones.

Es mucho mejor un enfoque constructivo que fomente el diálogo y la búsqueda de acuerdos y así promover la reflexión y el análisis crítico que ofrezca soluciones y una visión más positiva y reconciliadora, que fortalezca la democracia y las instituciones.

Es mejor practicar la escucha activa de las opiniones y perspectivas de los demás, incluso las contrarias, buscando entenderlas al encontrar las razones detrás de sus decisiones y acciones. En lugar de solo criticar y ver nomas los defectos y errores, y pasar por alto lo que sí se está haciendo bien.

Las personas que critican y ven todo lo negativo, no acostumbran el diálogo civilizado, sino que parece que viven con un pensamiento con un hacha, dispuestos a derribar un bosque a punta de golpes, en vez de ponerse a sembrar.

La diferencia psicológica entre tener un pensamiento crítico hacia un gobernante, o pasarse criticándolo es significativa. Porque una parte trata de evaluar y analizar las acciones y los hechos de manera objetiva, mientras que otra carga con muchos prejuicios y la intención de buscar lo negativo para criticar, lo que les resta a ambas creatividad y propuesta.

Es más, al criticar se dejan de reconocer los logros y esfuerzos del gobernante. En vez de realizar un análisis equilibrado.

El que critica de cajón no está abierto a cambiar de opinión ante nueva información. Pues solo suele buscar los datos que favorecen su crítica negativa. Ya que su visión es más subjetiva y cargada de sentimientos de frustración, coraje y resentimiento que no suelen ser positivos.

Con tal de sustentar su crítica caen muy fácilmente en generalizaciones ilógicas, lo que un pensamiento crítico evita a toda costa.

El pensador crítico tiende a ser propositivo y fomentar soluciones viables. Mientas que los críticos por sistema hablan mal de todo lo que no les parece. Y atacan sin ofrecer soluciones, a veces con comentarios irrespetuosos y con tintes de desprecio y muestra de que les molesta el fulano en turno.

La clave diferencial está en la intención y el enfoque:

- El pensamiento crítico busca mejorar y constructivamente evaluar la política y acciones del gobernante.
- El criticismo constante busca desacreditar y atacar al gobernante sin considerar el impacto en la sociedad.

Al cultivar un pensamiento crítico, podemos:

- Tener evaluaciones objetivas
- Analizar con argumentos bien documentados.
- Proponer soluciones constructivas
- Respetar a las instituciones
- Tener mayor flexibilidad intelectual.

Mientras que el ser criticón sistemático puede llevar a:

- Polarización
- Deslegitimación
- Estrés emocional
- Aislamiento social
- Pérdida de objetividad.
- Vivir en un mundo negativo.

Es importante reconocer la diferencia y esforzarse por una actitud más civilizada.

Criticar de manera sistemática, acaba por no ser una actitud qué conduzca a generar cambios positivos en el comportamiento de los políticos. De algo que es negativo, no suele crear algo positivo. Seamos más adeptos al pensamiento crítico y a proponer que a desacreditar.

Aquí algunos autores y textos que confirman lo que planteamos según la IA.

Hay varios pensadores y expertos en psicología, sociología y política que han abordado este tema.

- "La política de la enemistad" de Aristóteles: En su obra "Política", analiza cómo la crítica excesiva y la oposición pueden llevar a la división y la enemistad en la sociedad.

- "El hombre rebelde" de Albert Camus. Camus critica la actitud de rebeldía y crítica constante hacia la autoridad, argumentando que puede llevar a la violencia y la destrucción.

- "La sociedad del espectáculo" de Guy Debord: analiza cómo la sociedad contemporánea se enfoca en la apariencia y la crítica, en lugar de la acción y la construcción.

- "El poder del ahora" de Eckhart Tolle: argumenta que la crítica constante y la negatividad pueden mantener a las personas atrapadas en el pasado y evitar su crecimiento personal.

- "La política de la compasión" de Martha Nussbaum aboga por una política basada en la empatía y la comprensión, en lugar de la crítica y la oposición.

- "El diálogo y la democracia" de Jürgen Habermas defiende la importancia del diálogo y la comunicación constructiva en la política, en lugar de la crítica y la confrontación.

Estos autores, entre otros, han contribuido a la idea de que la crítica excesiva y destructiva hacia las figuras públicas pueden ser tóxicas y dañinas


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Guillermo Dellamary

Guillermo Dellamary

Dr. Guillermo Dellamary Soy un psicólogo, filósofo, con más de 30 años de experiencia y buscando ayudarte a vivir tu vida de una mejor manera.

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