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Autoridades y narcos

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¿Qué hacer para acabar con la violencia e inseguridad en el país?

En la lista temática de certezas y ratificaciones es importante resaltar que, sin duda, los principales problemas actuales del país son las relaciones con la Administración Trump-Musk, en especial en cuanto a migración, la violencia interna con su expresión mayúscula de producción y exportación de fentanilo, más otras drogas, y la polarización del país desde apoyadores irrestrictos de la presidentA hasta detractores de la presidentE, de la cabeza a los pies. Estos hechos se han convertido en factores de distanciamiento y conflicto entre vecinos como en los tiempos más álgidos de nuestra historia.

Es a tal grado la prepotencia, la arrogancia y la soberbia de la dupla Trump-Musk que parecen robots de mal agüero contra el resto del mundo y no sólo contra sus vecinos. Canadá como futuro estado 51 de la Unión y obligada a declarar terroristas a los carteles mexicanos. México con la espada de Damocles en ciernes: aranceles (de 25% en acero y aluminio ya anunciados), deportaciones, limitaciones comerciales, de nuevas inversiones y financiamientos. Revisión adelantada del Tratado Méx-USA-Canadá. El Golfo de México renombrado, amenazas públicas de aviones y naves militares con probables ataques próximos. El Canal de Panamá sin ruta de la seda china. Gaza sin palestinos, como la nueva Costa Azul de Oriente. Groenlandia anexada. Cuba terrorista y acosada. Guantánamo como prisión de criminales migrantes desterrados. El presidente Petro menospreciado, Lula de Brasil y el resto de los Brics marginados. Exigencia de mayor pago a la NATO de los otros miembros europeos. Salida de la Organización Mundial de la Salud y del Acuerdo de París sobre Cambio Climático, más lo que se acumule esta semana.

Y tan escandalosa es la inseguridad en México con asesinatos, secuestros, robos, ad nauseam que dio pie a una ominosa declaración de la Casa Blanca. “… las organizaciones de narcotraficantes mantienen una alianza intolerable con el gobierno de México…”, lo que fortalece sus razones para la imposición de más aranceles, la declaración de terroristas a los carteles de la droga y, por tanto, eventuales ataques con drones y acciones militares punitivas o quirúrgicas en territorio nacional.

Por supuesto tal intolerable declaración fue rechazada tajantemente por la Presidenta Claudia Sheinbaum de nuestro país, aunque no se sabe cómo se enfrentarán con éxito los agravios recientes para evitar que sea pretexto para la imposición de más ataques comerciales, financieros, militares. Más aún, pareciera una respuesta tibia, floja ante tan grave acusación, aunque se insista en “colaboración, no sumisión” desde nuestro país libre, independiente y soberano por la gracia de la 4T, con énfasis en el Plan México y Altagracia.

La realidad es que desde Baja California hasta Chiapas las bandas criminales atacan y someten a la población y generalmente afianzan sus relaciones de complicidad con autoridades locales y estatales.

El caso de Sinaloa es especialmente alarmante: a partir de la huida del Chapito hacia el norte con el aparente secuestro del Mayo y la obvia asociación y apoyo de autoridades estadounidenses, se suma al entorno un gobernador mediocre y a todas luces narco amigo con presunta complicidad en el asesinato de su rival Héctor Cuén. Desde entonces la violencia en Culiacán y alrededores se ha desatado hasta el límite de mostrar la incapacidad de las autoridades estatales y federales para contener asesinatos, secuestros, cobros de piso, etc. En otras palabras: garantizar la paz y seguridad a que tenemos constitucionalmente derecho todos los mexicanos.

Pero lo mismo pasa en mayor o menor medida en Chipas, en Tamaulipas, en Guerrero, en Tabasco, en Oaxaca, en Michoacán, en Colima, en San Luis Potosí, en Chihuahua, en Sonora, en el Estado de México, Morelos, Veracruz, en CdMéxico, en Guanajuato, en Zacatecas, en mi querida Baja California… y en el resto del país también.

La situación es tan complicada y grave que las noticias de asesinatos, secuestros, narcos y drogas nos han indignado y anestesiado. En ocasiones preferimos cerrar los ojos y cortar el sonido. Ello sucede cuando las noticias de asesinados, secuestrados, destazados son abrumadoras, incontrolables, casi todos los días.

¿Qué hacer para acabar con la violencia e inseguridad en el país?

A pesar de parecer repetitivo y obvio se requiere (en serio) más inteligencia militar y voluntad política. Estrategia y organización. Es preciso cuadricular las zonas de mayor influencia criminal y actuar contra la producción y fuentes de distribución de droga. Así como establecer fronteras municipales críticas en cada estado. Por ejemplo: en Culiacán, en Frontera Comalapa, en Nuevo Laredo, en Caborca, en las más conflictivas zonas de Tijuana, Acapulco, Zacatecas, en todo el estado de Guanajuato. Se trata también de no tolerar a delincuentes asociados en fraudes, secuestros, fiscales y ministerios públicos ineficientes y jueces corruptos.

Tal es la desesperación y polarización del país que algunos miran a Bukele, por cierto, invitado a la toma de posesión de Trump, como la solución, con su amplia campaña de detenciones de criminales donde tal vez se colaron algunos inocentes, pero políticamente contrarios y arrestó a muchos miembros de las bandas de la Mara Salvatrucha que tenían asolada a la población. Los arrestó, los rapó, los dejó en calzoncillos y están encarcelados quién sabe hasta cuándo. Asunto arreglado. Claro, como todos sabemos su país es chiquitito.

¿Pudiéramos tratar a cada población criminal del país como Bukele en San Salvador a las bandas, incluidos sus gobernadores, presidentes municipales y otros funcionarios cómplices y ya después soltar a los inocentes? ¿Pudiéramos combatir al mismo tiempo el tráfico de armas desde USA por nuestras fronteras y aduanas? ¿Podría Omar García Harfuch hacer énfasis en los logros de éxito y seguir sus enseñanzas junto con los asociados de la DEA, la CÍA y el Departamento de Estado? ¿Pudiéramos insistir en la inteligencia militar en nuestro ejército, la marina y la Guardia Nacional? ¿Pudiéramos traer a las fuerzas especiales de Netanyahu que destrozaron Gaza para desaparecer a todo centro criminal del país ajeno a nuestros verdaderos valores? ¿Pudiéramos empezar por la Cuauhtémoc, aunque desde luego sin su agraciada alcaldesa? ¿Pudiéramos reacondicionar las Islas Marías para meter ahí a todo malandro mexicano o extranjero que anda en malos pasos, incluidos Trump y Musk?

Al final del día se podría vender como la Costa Azul MéxicoAmericana y todos viviríamos en paz, sin amenazas ni invasiones militares, sin discusiones sobre la reforma al Poder Judicial, sin la ministra Piña y asociados, sin violencia ni criminalidad, sin fentanilo, sólo con mota cuyo uso ya está autorizado en la Unión Americana. Aunque viéndolo bien a lo mejor por motos andamos como andamos, unos legales y otros ilegales. Unos panpriistas y otros morenos. Unos cínicos desvergonzados y otros sinvergüenzas.

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Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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