Ferviente arrebato
El detective pensó haberse enamorado otra vez. Sintió en el estómago las mariposas
que usualmente le acompañan en esos complicados trances.
Con el mundo patas arriba manejado por criminales confesos, le vino bien no pensar en otros temas más que en el amor.
De acuerdo a su formación académica recordó sentimientos y cicatrices de su juventud y del tiempo en Filosofía y su ejercicio literario. Se sabe que los griegos distinguieron el amor pasional, el que más le interesaba ahora, con una esperanza incondicional, razón casi inexistente en estos tiempos de algoritmos y de recambio de certificados por valores y conmoción.
Sin embargo, renegó de sumirse en la supuesta lógica de la irracionalidad para explicar su deseo y se propuso disfrutarlo ampliamente, sin tanto pensar en el pecado y sus límites socialmente acotados.
Como de costumbre, en el momento más inoportuno, sonó el teléfono (no se acostumbra a denominarlo ‘el celular’, piensa que le falta expresión labial). Por casi un momento (según la ciencia cada momento es un minuto y medio) decidió no contestar y seguir en el mundo maravilloso de la evasión pasional; sin embargo, la realidad es siempre más resistente que la ensoñación y contestó el aparatejo distractor.
-Aquí T Perrin, diga… Del otro lado era ella.
-Me gustas.
Quedó sumido en la sorpresa. Hacía tiempo que nadie le decía a él las palabras mágicas que abren puertas, ventanas, cuerpos, placer y dicha.
Como siempre ha sido valiente y está entrenado para afrontar lo impensable, como si fuera de todos los días recibir halagos que ipso facto le recordaron las mejores prácticas y ejercicios corporativos de intercambios corporales, dijo con voz serena de hombre de mundo.
-¿Te refieres a mí?
Dicen los griegos que para que Cupido pueda actuar tiene que tener el visto bueno de Afrodita, quien desde el Olimpo sonríe.
De lo contrario se quedan en el aíre las flechas, no cumplen su objetivo y se desvían a otros destinos los besos y las caricias. Los supuestos amantes no se entrelazan como Dios manda y por eso mismo vienen las rupturas, los divorcios, las separaciones, las torturas y asesinatos entre parejas disparejas. Y las guerras.
Bien se sabe que Eros, Philia, Ágape, Storge y Philautía tienen diferentes expresiones y connotaciones.
Eros es el amor pasional, físico y sensual.
Philia es el amor fraternal y de amistad.
Ágape es amor incondicional, sin nada a cambio. Es de santos y vírgenes.
Storge es el amor familiar.
Philautía es el amor propio.
El famoso detective triunfador en mil batallas tembló esperando la respuesta.
-Sabes, dijo ella, me gustan tus palabras.
El se infló de gusto como globo de cantolla.
-Sabes, la seducción, el Eros empieza en las orejas, en lo que oímos. Lo que decimos. Por eso el éxito de los poetas. Siempre tienen razón. ¿Conoces a Sabines? ¿A Villaurrutia?
Lugo viene el olfato, la vista, el tacto y el gusto, todo junto sin límite alguno. Más la percepción y el movimiento.
Un altavoz desde algún lado les interrumpió: ‘se acaba de confirmar: California votará próximamente si adherirse a Groenlandia-Dinamarca, volverse independiente o integrarse a Baja California, México. Los dos se rieron al unísono. Se oyeron juntos. Cerca.
Colgaron al mismo tiempo. Primero tú, no, primero tú. Hagámoslo al mismo momento. ¿Te parece?
Como un par de adolescentes en esos lejanos años de incondicional felicidad.
El detective enfundado en su vieja gabardina Burberry entró al circo.
Ahí, en la pista principal peroraba el dictador, disfrazado de Adolfo Hitler. Amenazaba a todos con la imposición de tarifas y aranceles, con expulsiones y fusilamientos.
El pelo amarillo se le caía a manojos y la nariz roja de plástico se despegó conforme hizo el discurso más violento. La fama es la fama. Va junto a soberbia y prepotencia.
Vean todos en el mundo: mi destrucción es resistente, persistente, no se acaba ni con lluvia ni con sismos, sólo con música de viento y abucheos.
‘Bomba: de mi distancia a la tuya sólo hay una mecha prendida, sopla, sopla y resopla y sentirás un gran picor, hasta quemazón, carne como chicharrón, un incendio alrededor que ningún bombero apaga, ni con agua ni con baba…’
Esta vez su patiño Muk hace muecas y lo imita. Más, más, más gasolina al fuego. gritaba. Nos veremos en Guantánamo. ¡Aleluya!, el uniforme será de color naranja.
La vio de lejos mientras subía ella al trapecio.
-Ten cuidado.
Ella empezó su rutina con un coqueto balanceo.
Te veo
Te sueño
Quiero besarte
Y de pronto
Te vas
Te alejas
Me obligas a volver a soñarte
Agarrada de mis manos
Sin soltarte
Nos balanceamos juntos
I’ve got you under my skin, la oyó cantar de lejos con arrebato, con ferviente excitación.
De pronto cayó desde muchos metros de altura y giró en la red. Se oyó un “¡ahhh!” ahogado de angustia y pavor del respetable, desprevenido de lo que ocurre, como siempre.
El criminal confeso ordenó quitar la protección universal y el detective, siempre atento, logró con la ayuda del resto del mundo, poner las cosas en su lugar.
La pesadilla duró cuatro años. Entonces muchos de los republicanos libertarios y fascistas terminaron para siempre encarcelados.
En tanto te vi alejarte mientras yo me mordía la lengua para que no oyeras mis poemas y no me distrajeras.
El detective no tiene tiempo para soñar. Tendrá que ayudar a resolver pronto lo de Ucrania contra Rusia y los crímenes en Gaza y las consecuencias sobre la declaración de los cárteles como terroristas. Y ordenar la migración.
Y hasta dar de coscorrones a los traidores pripanistas que aplauden otra probable invasión.
En efecto, está cargadita la agenda.
Se requiere más inteligencia, decisión, estrategia, además de cabeza fría. Golpe por golpe, donde más les duele. Nada de inocentes consideraciones. Ellos no tienen ética ni moral alguna. Ni les interesa Verdaderamente negociar.
Ya pasará el dolor. Nada es para siempre. ¡Algún día será lo que queremos!
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