Rezos en la oscuridad
Ahora que sus feligreses urgen hacer actos de fe, y a falta de capilla a la cual hacer procesión de rodillas, los verdaderos beneficiarios de la 4T, esos que lograron treparse al poder —haiga sido como haiga sido—, han aprovechado el santoral obradorista para conmemorar el desafuero del Mesías y hacerse presentes, quemarle incienso, mortificar su cuerpo con cilicios y, prestos a acreditar la pureza de su sangre ajena a cualquier mestizaje ultrajante, punzar su piel cobriza y apellidos náhuatls con puntas de maguey.
Unos, hartos mortificados por los no abrazos de hoy, hablan de epifanías, otros de haber sido derribados de sus monturas, algunos y algunas, de su luz cegadora y mirada redentora; los más se mecen los cabellos y arañan sus mejillas hasta dejarlas en carne viva. Hay quien desea regresar a ama de llaves. No falta quien dice que aquel fue el día de su verdadero nacimiento a la verdad. Monreal asegura que desde entonces supo que su destino era ser nada; Ebrard dio espectacular inicio a su propensión a doblarse, Adán Augusto prefirió, como Bartlett, Murat y Yunes, entre otros tantos, terminar de exprimir las últimas riquezas del priísmo tardío, antes de seguir el camino de la salvación. Lo importante, en este país de histriones, plazas públicas de box y salud pública de consultorios privados y móviles donados para campañas adelantadas, promoción personalizada y circos de jirafas, es hacerse presente ante el ausente; al fin la vicaria es sólo eso: la encargada, la suplente. Ni siquiera la piedra sobre la que, “él, que es”, habrá de edificar su iglesia, que para eso tiene estirpe y monarquía.
No en balde aquella mañana en el Zócalo, tras haberles cambiado las instrucciones de romper lanzas con Trump y envolverse en la bandera cuatroteista, para hacerse, en lugar de ello, un festival musical de autoelogio exclusivo y excluyente, le dieron la espalda a su paso: “una terribles distracción”, dijeron; y terrible sí fue, pero distracción para nada.
En fin, mientras las bolsas caen, el mundo arde y Noroña recibe al embajador chino pintándole un concierto de viola y violines a la titular del Ejecutivo, al Canciller invisibilizado y al Senado en su conjunto, lo importante es hacer actos de fe al Mesías, que para ellos y ellas es el universo todo: “Después de ti no hay nada, ni sol ni madrugada”.
Quiera Dios les dure el esfuerzo, las maromas y los entuertos, porque de iniciar aquél su calvario al norte, sobrarán Pedros que renieguen de él antes y después que salga el astro rey, y hasta lo vendan por un pinche certificado de testigo protegido.
Azares del destino, salvarse de un desafuero por violar un amparo y terminar años después destruyendo la justicia mexicana en resentida venganza, para acabar sujeto a otra justicia, a otra historia y a otra iglesia.
Tantos actos de fe y feligreses para nada.
PS. Haber construido un país de desaparecidos y no poder desaparecerse.
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