PARRESHÍA

Cortar manos, azotes, Estado teocrático

Cortar manos, azotes, Estado teocrático

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¿Y los Derechos Humanos?

De siempre los partidos políticos han sido obligados a normar su actuación por los preceptos constitucionales. No pudiera ser de otra manera, todos lo estamos. Incluido el candidato independiente a la Presidencia, Jaime Rodríguez Calderón y cualquier otro con o sin partido.

Junto con él, por supuesto, toda autoridad.

En materia de Derechos Humanos, dispone la Constitución en su artículo 1º:

"En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.

"Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia.

"Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.

"(…)

"Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas."

Estas obligaciones aplican, por supuesto al Instituto Nacional Electoral y a la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Destaco las de promover, respetar, proteger y garantizar dichos derechos y prevenir su violación, anulación o menoscabo.

A su vez, el artículo 22 constitucional prohibe la mutilación y los azotes expresamente:

"Artículo 22.- Quedan prohibidas las penas de muerte, de mutilación, de infamia, la marca, los azotes, los palos, el tormento de cualquier especie, la multa excesiva, la confiscación de bienes y cualesquiera otras penas inusitadas y trascendentales. Toda pena deberá ser proporcional al delito que sancione y al bien jurídico afectado."

Pues bien, aprecio una omisión abismal por parte del INE y la CNDH frente a propuestas públicas de algunos candidatos, como lo son Jaime Rodríguez con su iniciativa de cortar manos y azotar, o Mikel Arriola y sus posturas retrogradas.

Creo que ambas instituciones debieran reconvenir a estos candidatos y cualesquiera otros cuyas estrategias mercadotécnicas electoreras hagan abusos fundamentalistas y atentatorios de Derechos Humanos.

¿Usted que cree?


Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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