PARRESHÍA

Encapuchados de Chipinque

Encapuchados de Chipinque

Foto Copyright: lfmopinion.com

Respuesta expresa y clara

Después de los encapuchados de Chipinque, invención de Echeverría contra los empresarios de Nuevo León, supuestamente reunidos a conspirar en su contra encapuchados en el Hotel Chimpinque, el candidato López Portillo le pidió a mi papá se reuniera con los empresarios a limar asperezas y a ofrecerles un trato digno y respetuoso durante su gobierno.

La noche previa a la llegada de López Portillo a Monterrey, en casa de Dionisio Garza Sada nos reunimos a cenar con un grupo representativo de los empresarios, recuerdo a Humberto Lobo y a Eugenio Garza Lagüera, entre otros. Con mi padre íbamos Carlos Wise, Alonso Ayala y yo.

Las discusiones fueron subidas de tono y fundadas, las ofensas habían sido muchas, la muerte de Don Eugenio Garza Sada ensombrecía toda conversación y las relaciones entre empresariado y gobierno estatal y federal estaban rotas. Prácticamente nos amanecimos discutiendo y salimos de allí sin respuesta.

Como pudimos nos acicalamos y fuimos a la frontera con Coahuila a recibir al entonces candidato. Mi padre en el camión le informó de las conversaciones y dejó abierta una pequeña esperanza de que durante su gira hubiese alguna comunicación o mensaje.

Cuando llegamos a la Plaza, aún no existía la macroplaza ni el nuevo palacio municipal, en el templete estaban todos los de la cena y unos cuantos más de similar calado y representación.

Las relaciones, no sin dificultades, se restablecieron y fueron fructíferas para México; el gobierno no puede polarizar con el empresariado ni éste con aquél sin daños sociales y económicos de consecuencia.

No es tampoco sumisión, pero sí respeto y objetivos comunes.

De destacarse es, sin embargo, que los niveles de desigualdad no eran ni remotamente a los que el neoliberalismo nos ha orillado y la industria era el motor de la economía, no las finanzas.

Lo que quiero resaltar es que en aquel entonces hubo una respuesta expresa, clara y comprometida de los empresarios para con el candidato.

Respuesta que no aprecio ahora, tras el encuentro del otro López, López Obrador, con el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios. Como siempre con Andrés Manuel, todo quedó en lo anecdótico y engañabobos: hablamos de besibol.

Hay sí, una destemplada y cariacontecida entrevista de Andrés Manuel, pero prevalece un silencio sepulcral del otro extremo.

Hay quien dice que la ausencia de sonidos obedece a una tregua pactada, pero también que responde a un desencuentro sin solución.

Son otros tiempos y otros personajes, el México hegemónico ya no es y la democracia demanda prudencia de ambas partes.

Apostemos a la prudencia y no a un silencio que anuncie tormenta.

PS.- Para quien quiera leer entrelíneas lo que no hay, hace muchos años soy ajeno a cualquier partido y mis críticas al PRI obran en este portal junto con las demás a otros referentes partidistas.

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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