PARRESHÍA

La nulidad del voto castiga al ciudadano, no al partido

La nulidad del voto castiga al ciudadano, no al partido

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Nuestro sistema de nulidades es un sistema absurdo a cual más.

La Sala Regional Especializada del Tribunal Electoral, en una de sus insostenibles e insospechadas resoluciones, sanciona a tres candidatos independientes por "inobservancia de los Lineamientos" para levantar apoyos ciudadanos a sus candidaturas.

Si de inobservancias se trata, como bien hizo valer Yañez Pro, representante de Jaime Rodríguez, no hubiera uno solo de los aspirantes a independientes que no debiera ser también castigado, porque el propio procedimiento instaurado y operado por el INE inducía, facilitaba y hasta propiciaba su inobservancia.

Pero, más allá, todos los Consejeros Electorales, gran parte de los Directores Ejecutivos y cientos de sus funcionarios medios, debieran por igual ser sancionados por "inobservar" sus Lineamientos. Los cambiaron a cada paso, los violentaron y reinventaron a discreción, los interpretaron traicionándolos, los ejercieron "implícitamente" hasta hacer de ellos un reguilete, desde la licitación y adjudicación del contrato de una aplicación que jamás cumplió su cometido, hasta la posibilidad de asistentes sin conocimiento y control del aspirante, evaluaciones en lo oscurito, activismo político y parcialidades sin fin.

Lo más patético del caso es que quien denuncia la "inobservancia" es el Director Ejecutivo del Registro Federal de Electores, a quien, en materia de inobservancias, no hay quien le gane.

La sentencia se cae de las manos de mala. Baste señalar que sanciona sin tipo penal. En la materia penal debe existir un delito claramente definido y la conducta en juicio debe encuadrar perfectamente en él. Nulla poena sine lege, dicta el principio de derecho. Aquí, no hay ley que prevea tipo delictivo ni sanción. La Sala, ni siquiera se dignó a leer las defensas de los acusados.

Lo peor, sin embargo, es que ahora los partidos pretenden trascender esta penalización a los ciudadanos.

El PANAL, todo un dechado de virtudes, como Usted bien sabe, pretende anular los votos depositados en favor de Jaime Rodríguez Calderón, aduciendo la supuesta "inobservancia a los Lineamientos".

Nuestro sistema de nulidades es un sistema absurdo a cual más, sanciona al ciudadano por conductas de candidatos y partidos. Si un candidato y/o partido hace trampa no se les toca ni con el pétalo de una rosa, se anula el voto del ciudadano, que nada tuvo que ver.

Anular su voto es el peor castigo que se le puede imponer a un ciudadano en la democracia, pero hacerlo por una conducta que no le es imputable y sin la debida garantía de audiencia es algo solo visto en este país.

En ese sentido se inscribe la mezquindad del PANAL, pero que le es imputable a todos los partidos: en el momento en que ven en riesgo sus intereses y beneficios, demandan anular votos.

En esta ocasión no se trata de ganar elecciones, sino de no perder el registro. Cómo evitarlo, incrementando los votos nulos para que el poco porcentaje de votación válida obtenida suba y alcance el 3% y, así, conserven su registro, ergo, sus prerrogativas y el negocio.

¿Cómo? Anulando a quien por sí solo ganó más votos que muchos partidos en lo individual con, por cierto (el partido) recursos públicos ilimitados, los votos de Jaime Rodríguez. ¿Por qué? Porque, según la Sala inobservó los lineamientos.

Bien, supongamos sin conceder que así allá sido, ello implicaría, de haber el tipo penal, que se le aplicase la sanción que al efecto se prevea. Pero tener deficiencias, de haberlas, en el levantamiento de apoyos ciudadanos, no puede invalidar un evento y una voluntad diversos, los de votar, en tiempo, modo y lugar distintos, ante una mesa directiva de casilla, frente a representantes de partido y en absoluta libertad. ¿Por qué y cómo un supuesto acto irregular, ajeno al voto ciudadano, pudiera anular aquél? Porque el sistema de partidos está diseñado para incentivar su metástasis.

Votar es una cosa, apoyar una candidatura independiente es otra; ambos son derechos ciudadanos y ambos pretender ser criminalizados por los partidos y las autoridades cuando se trata de independientes.

El simple planteamiento pinta de cuerpo entero a nuestro sistema de partidos. La ciudadanía les ha dado el tiro de gracia y su reacción es la de los cangrejos en cubeta, tirar al que quedó arriba para ver si así salvan su mísero pellejo.

Y lo peor es que hay quienes le ven patas a semejante despropósito.

Porque el PANAL tiene poca votación hay que anular el voto de los ciudadanos que votaron por El Bronco, tal es la lógica electorera que impera en nuestra democracia.



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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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