La marcha de los votantes

AMLO corrió solo, nadie le hizo sombra. El PRI cambió su primogenitura por un plato de lentejas que resultó inicuo de tan inocuo. Los principios revolucionarios y los valores sociales del gran movimiento político que le dio protagonismo en la vida mexicana y forjó el alma nacional, fueron desechados. Se intentó despojarlo de su ideología nacionalista y revolucionaria que lo identifica con la lucha permanente de la nación por defender su independencia y ejercer su soberanía. ¿A qué debió semejante desventura? Es una larga historia en la que ha habido errores, asechanzas y correlaciones de fuerzas. En el último tramo Peña logró el Pacto por México, un gran acuerdo nacional para alcanzar reformas estratégicas en la vía del desarrollo democrático nacional. La criminal provocación de Ayotzinapa generó un estado de opinión brutalmente adverso al gobierno y al partido. En la segunda mitad del sexenio una tajante división llevó al tricolor a estrepitosas derrotas y a que llegara una dirección inexperta que no pudo procesar una candidatura no priista que resultó no solo ajena sino hostil al PRI. La Revolución y la Constitución no figuraron en la retórica electoral de la que también desaparecieron las reivindicaciones sociales cuyo lugar fue usurpado por un individualismo disolvente. La laicidad fue violentada. En el equipo de campaña un grupo de panistas resentidos promovió una guerra de lodo y extravió al candidato en querellas intrascendentes cuando no equivocadas. Luego de reconocer su derrota, el candidato agradeció al presidente haberlo hecho partícipe de la gran transformación de México. Pregunto: ¿Porqué no hizo de esa transformación un eje de su campaña y contrastó las grandes alamedas que abren el desarrollo del país las reformas estratégicas de Peña con las limitaciones ora sí que populistas de López? Así, por Meade solo votaron los 7 millones que integran la estructura electoral del partido. Otros millones de militantes, simpatizantes y ciudadanos a quienes les hace sentido la democracia nacional priista y sus tradiciones revolucionarias, no la encontraron en la campaña ni en las boletas. ¡No estuvo en la elección! Y a pesar del primitivismo de López y sus mañas, creyeron hallar en él lo que Meade les negó. El voto duro del PRI se fue con Morena.


#LFMOpinion
#VotoDuro
#PRI
#Meade
#PeñaNieto