El Mijis

Avergonzado y sorprendido entrevisté ayer a Pedro César Carrizales Becerra, mejor conocido como "El Mijis", candidato triunfador a diputado local en San Luis Potosí por la Coalición Juntos Haremos Historia.

Avergonzado porque por las notas periodísticas que había leído y releí para la entrevista, caí en el estereotipo que éstas nos vendieron: un chavo banda, con antecedentes penales de gran violencia y sin méritos reales para representar políticamente a la ciudadanía; la negación de lo que es ser diputado, una afrenta a la clase política y a la sociedad toda.

Me encontré, sin embargo, con una persona de lenguaje fluido, cauta, precisa en sus conceptos y con un haber de trabajo social en San Luis y buena parte de la República de casi 20 años. Un hombre con gran capacidad para crear esquemas de organización y colaboración, con entusiasmo para estructurarlos y operarlos, con artes de coordinación entre gobierno, iniciativa privada, academia y grupos vulnerables.

Con una historia personal que habla por sus cicatrices; una historia de abandono y marginalidad, propia de nuestra sociedad urbana y familias dinamitadas; de necesidad de pertenencia e identidad; de falta de oportunidades, de desigualdad ignorada y estigmatización social. De dolor, de sinrazón; laberíntica.

De esas historias que llenan las notas alarmantes de nuestros noticieros y gacetillas llamadas periódicos.

Pero también sorprendido por la capacidad del hombre de reinventarse, de rehacerse, de sacar fuerzas de sus flaquezas y luz de sus tinieblas.

Un hombre que ha sabido hacer trabajo social de regeneración de chamacos y reinserción social de malandros, como él les llama.

Con un haber de innúmeros casos de éxito, algunos con reconocimiento mundial, con un trabajo verdadero, no de baba de perico y de emblemas socialcivilistas, de una historia de éxitos en derechos humanos; con vidas reales rescatadas del pantano contadas por decenas de miles.

Me encontré, finalmente, con el hombre, no el estereotipo.

"Mi vida, me dijo, ha sido por puro milagro" y le creo, milagro habemus en la política.

Sin duda Pedro César tiene más méritos para ser representante popular que muchos diputados y senadores sempiternos que conozco. De entrada los de curul por juniors.

En el otro extremo de la ecuación, Pedro César, sin señalarlo siquiera y sin un dejo de rencor, me mostró a nuestra sociedad descarnada, esa que se espanta de sus propias sombras; que ve peligro donde hay abandono, marginación, miseria y falta de oportunidades.


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