LA NAVE VA

El estallido

El estallido

Foto Copyright: lfmopinion.com

El pasmo de instituciones y partidos dejó sin defensa a la sociedad.

El remolino neoliberal entre los siglos concentró bienes, prodigó males y prendió las alarmas sobre la inminencia de un estallido social que no llegó. Volvió el tricolor. Peña sacó de su chistera las reformas cargadas de futuro que por lo pronto restauraron potestades del Estado, defraudaron expectativas privatizadoras, afectaron monopolios, rompieron dogmas y abolieron fueros y privilegios fiscales de los grandes capitalistas. Mientras en Ayotzinapa la desestabilización irrumpía de la mano de la injerencia, los dueños del dinero encontraron la fórmula para propagar su ira entre la clase media: corrupción más impunidad, igual a hartazgo. Cargos que los medios difundieron con profusa perversión sin pruebas ni afán de justicia sino de escándalo para despolitizar el descontento y convertirlo en rencor. El pasmo de instituciones y partidos dejó sin defensa a la sociedad. Cuando llegó la temporada de elecciones presidenciales, el lugar de las ideas y las propuestas fue usurpado por la estupidez disfrazada de hipocresía y viceversa. López no sólo les ganó la salida a sus inexpertos rivales sino fue el único que unificó su campo y aludió necesidades populares. Y mientras Meade perdía el tiempo en asuntos irrelevantes e ignoraba el ideario del PRI, y Anaya arrastraba su estulticia, López ocupó los vacíos dejados a diestra y siniestra. La presión popular se elevó en la recta final y el 1 de julio ocurrió el postergado estallido, electoral por ahora. El cohetón subió hasta pasar el 53, volando la barda de la democracia sin adjetivos. Hay quienes suponen que viene la bajada pues ni las motivaciones del voto ni la precaria organización política, mucho menos un equipo lastrado por una promiscuidad extrema y conflictos de interés, podrán impedirlo. Tampoco la imprudente impaciencia.

Raúl  Moreno Wonchee

Raúl Moreno Wonchee

Sigueme en: