LA NAVE VA

Cincuentenario

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La flama libertaria no se apagó.

A la memoria indeleble de Marcelino Perelló



El Movimiento del 68 expresó la inconformidad, las aspiraciones y los sueños de los estudiantes mexicanos. La violencia represiva injustificada en la que afloraron contradicciones de la élite gobernante, movilizó a miles de jóvenes en la Capital de la República que en las escuelas, calles y plazas protestaron y rompieron el cerco mediático oficial. Fue un movimiento estudiantil en el sentido pleno y único de aquellos días: no hubo lugar a demandas gremiales del estudiantado: ni pase automático o abatimiento de la disciplina escolar, ni exenciones de pagos u otorgamiento de becas. La represión había puesto en evidencia que las libertades democráticas constitucionales estaban amenazadas y era un deber supremo de los estudiantes defenderlas para mantener abierto el camino de la justicia y la libertad. Con genuino desinterés y grandeza de espíritu exigieron la liberación de los presos políticos, la derogación de los artículos del Código Penal que perseguían el pensamiento, el cese de los jefes policíacos represores y diálogo público para solucionar el conflicto. La solidaridad con Vietnam y Cuba dio dimensión planetaria a la lucha. Pero la provocación encontró campo fértil en el ímpetu juvenil y a finales de agosto, cuando el gobierno ya había aceptado el diálogo público, graves equivocaciones hicieron retroceder al movimiento. La cercanía de los Juegos Olímpicos facilitó la represión y la ocupación militar de Ciudad Universitaria disolvió al Consejo Nacional de Huelga. En medio de una gran confusión, el movimiento fue aplastado en Tlatelolco. Pero la flama libertaria no se apagó. A Pesar de que el victimismo ha intentado que su memoria deje un mensaje de derrota y de muerte, aquella insurgencia juvenil fue seminal: la lucha de México por la libertad, rayo que no cesa.

Raúl  Moreno Wonchee

Raúl Moreno Wonchee

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