PARRESHÍA

Retazos domingueros

Retazos domingueros
No le gusta debatir y menos que le debatan.

Meade y Arreola logran un buen punto y cobertura sobre el tránsito vehicular en la Ciudad de México, al que se sube la impresentable Xóchitl Gálvez. Presto les contestó Fernando Zarate, coordinador de campaña de Mikel Arreola, y el planteamiento de los precandidatos priístas quedó embarrado al paso de una carrera bicicletera entre la malhablada Delegada y el protagonismo del diputado Zarate, a los que se sumó, no podía faltar, otro personaje de grima, Arne Aus Den Ruthen.

Fernando Zarate se posiciona así como un extraordinario coordinador de campaña, lo que nadie logra saber es de quién.

López Obrador es bueno pontificando, por eso se siente a su anchas en los videos en solitario y en control del podium en sus mítines.

Pero no es polemista, ni le gusta debatir y menos que le debatan.

Sus adversarios deben sacarlo de su espacio de confort y orillarlo a la deliberación en la arena pública. Yo le plantearía semanalmente un cuestionamiento puntual sobre un tema sustantivo. No en el esquema pendenciero y fatuo de La Nada Ochoa Reza, sino en un tono ponderado, respetuoso, claro y tolerante que no pueda rehusar ni recusar. No se trata de retarlo, sino de invitarlo, de suerte que no se llame a víctima ni acuse guerra sucia.

Por supuesto no va a contestar, de ello no tengo la menor duda, pero se le podrá llevar el record de los asuntos que evade y acreditar cómo es él quien siempre se resta de la conversación.

Si no quieren que siga hablando solo, invítenlo a una conversación a la que no se pueda rehusar.

En el caso de Meade, yo le daría mayor peso a la difusión de eventos en corto, sobre temas torales, donde platique con unos cuantos ciudadanos, uno a cuatro; ciudadanos comunes y corrientes, o bien expertos, según el caso, y que se le vea relajado, sonriente, humano y asertivo. Seguiría celebrando actos masivos para consumo de casa, pero no para la difusión de su imagen. El discurso placero no es lo suyo.

La producción de estas capsulas de conversaciones con Meade deberá ayudarle con juego de cámaras y edición a efecto de presentar sus mejores y más explotables y amigables ángulos.

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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