PARRESHÍA

Pobre de Meade

Pobre de Meade
Veo a un José Meade sacrificado por su propio equipo.

No puede un partido cometer tantos errores y tan seguido, pelearse con todos en casa, premiar sin méritos a los que hasta ayer eran contrarios, plantar pelea a muerte a un Gobernador lodero y claudicar cuando más se le beneficiaba, incendiar cuanta candidatura se toca, convertir lo que debieran ser equipos de trabajo en tierra de nadie y postular candidatos tan malos y desprestigiados.

Bueno, basta con saber que José Murat forma parte del Cuarto de Guerra para asegurar que la elección está perdida.

No quisiera aceptarlo, pero veo a un José Meade sacrificado por su propio equipo. Más bien, lo que debiera ser su propio equipo.

Creo que él es un agente ajeno a los acuerdos de alternancia que van tomando forma, por lo pronto, en el frente tricolor. Una víctima propiciatoria, un hombre decente en un congal de depravados.

La sistematización de la derrota va tomando forma sin que se aprecie, salvo por los intentos desesperados y personales de Meade, inteligencia y voluntad alguna de corregir. Antes bien, se insiste a placearlo en eventos de un priísmo subido que no convencen ni a los de casa ni a los de fuera, y que muestran el peor de sus perfiles.

La cosa es ver a favor de quién están construyendo la alternancia.

De entrada, lo señale desde 2016, creí que era para Ricardo Anaya, pero ahora veo que el Joven Maravilla carga su propia cruz e infiernos, además de ser tan mal candidato como buen angloparlante y guitarrista.

A López Obrador lo observo con unos reflejos y flexibilidad nunca antes vistos en él. Si se tropieza, como en el caso de Silva Herzog, Krauze y Riva Palacio, rectifica de inmediato, retoma el buen talante y zanja el problema con una buena burla.

Este proceder era impensable en él hace seis y doce años.

Sus reflejos son inmediatos y sus recursos imaginativos y eficaces.

Su aparato de comunicación llega directamente por las redes, sin necesidad de depender de los medios y gurus tradicionales.

López obrador, además, cambió la conversación, ya nadie habla de la amnistía, salvo los voceros de Meade que bien podría ahorrárselos y ahorrárnoslos.

Meade, por su lado, no sale aún de su marasmo, de allí que sus reacciones en la conversación sean omisas, tardías o al menos poco asertivas.

Ricardo Anaya ahora sí se hizo bolas con el último affair inmobiliario, perdió el toque mágico de revertir el golpe y melló seriamente su credibilidad. Además, Corral lo opacó por casi tres semanas y desde Quintana Roo le surgió un fuego que da al traste con su narrativa anticorrupción, en el que el extesorero de Carlos Joaquín, hoy aspirante a diputado federal, está involucrado en lavado de dinero y posible financiamiento electoral indebido en Puebla y el propio Quintana Roo.

Será que la alternancia ahora se ha pactado con MORENA. Imposible saberlo a estas alturas, pero solo un PRI suicida seguiría por la senda por la que ha llevado al pobre de Meade.

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

Sigueme en: