Algo positivo del desabasto

Muchos nos dimos cuenta de que desperdiciamos la gasolina en trayectos innecesarios y estamos empezando por apreciar este valioso combustible.

También estamos valorando el compartir el vehículo y los trayecto con parientes y amigos con el fin de ahorrar duplicaciones inútiles.

Ya es muy evidente que dependemos demasiado de este recurso energético y que basamos mucho de nuestra vida en el transporte.

Que si bien pronto nos hemos adaptado a realizar largas colas para obtener el combustible, en alguna de las gasolinerías abiertas, se ha convertido en un dolor de cabeza y hasta en una pesadilla, la larga espera. Afortunadamente hemos visto más civilidad que desorden. A pesar de que siempre hay gente mañosa y gandaya.

Hay toma de conciencia de utilizar ya otras alternativas de movilidad, empezando por planear mejor las rutas y los trayectos, emplear más el transporte público, usar la bicicleta, caminar y principalmente el no salir si no es verdaderamente necesario.

La disminución del uso de tantos vehículos, ha demostrado que sí trae como consecuencia una mejor calidad del aire y por lo tanto el ambiente está más limpio.

Hasta el tráfico ha disminuido, aunque no tanto como se quisiera.

A pesar de que no ha sido una medida muy popular ni agradable para la población, cuando hay voluntad política se hacen las cosas que se necesitan intentando resolver un problema mayor, en este caso el de la corrupción. Lo que comprueba que había hecho falta determinación y voluntad política.

Ha sido también positivo que la gente hable sobre el tema por doquier, que deje de ser apática y pasiva ante los problemas que tenemos en el país y se involucren más.

Si bien ha surgido una que otra manifestación, la gente no ha optado por el enojo y el malhumor para enfrentar esta crisis, se está demostrando que el pueblo entiende el fondo del asunto y está dispuesta al sacrificio, con tal de erradicar la corrupción que existe con los hidrocarburos. Hay una conciencia colectiva favorable cuando las explicaciones de lo que sucede son aceptadas y comprendidas. Sobre todo si se busca un bien mayor para el país.

Aunque sí hay mucha crítica y malestar de algunos medios y comunicadores, no han impactado negativamente en la opinión pública y finalmente cada quien acaba teniendo su propia opinión y visión del asunto, y además ha resultado más complejo el fenómeno de lo que parecía.
Se ha demostrado que la esperanza en un futuro mejor, facilita que en el presente se soporten estas incomodidades colectivas y se esté dispuesto a tantos dolores de cabeza con tal de vivir un mañana mejor.

Dado que es un suceso insólito e inusual, estamos aprendiendo algo de la manera de comportarnos los mexicanos ante estos inesperados sucesos. Para algunos hay sumisión y pasividad, para otros gallardía y conciencia colectiva.

De cualquier manera estamos conociendo el comportamiento social del nuevo mexicano del siglo 21. Ahora sólo resta obtener buenos resultados de este esfuerzo conjunto y de verdad erradicar algo de la terrible corrupción que nos azota.


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