Mikel, el sacrificio
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Mikel, aventuro, fue el primer frentazo de Meade con el PRI. Entiendo que le hicieron el vacío para la Ciudad de México; ningún gallo de los especial y presidencialmente alimentados le aceptó la invitación. Lo dejaron con la mano extendida.
Se dice que Narro estaba hasta molesto con Meade por presionarlo para que aceptara. Todos antepusieron su carrera y prestigio al ruego del ungido.
Así es la solidaridad priista tras bambalinas. Meade se quedó chiflando en la loma y tuvo que llamar a su escudero de lujo y amigo, Mikel Arreola.
Las posibilidades electorales del Mikel las abordaremos al final del texto.
Veamos ahora qué encontrará Mikel en el PRI de la CDMX: Nada.
El PRI en esta ciudad empezó a morir el 19 de septiembre de 1985, lo que quedó de su estructura clientelar se fue en 1988 con la Corriente Democrática a la aventura de Cuauhtémoc.
Por si fuera poco, Ramón Aguirre, Regente en ese entonces, no fue digamos muy entusiasta en sus apoyos a la campaña de Salinas, de suerte que fue aquí donde menos proselitismo se hizo y los pocos actos celebrados fueron desangelados y casi testimoniales, como los resultados electorales.
Durante el salinismo, Camacho y Ebrad, apoyados por Manuel Aguilera, fueron los encargados de rehacer al PRI en la Ciudad (aunque terminaron por deshacerlo), sus marrullerías los llevaron en 91 al carro completo, que dejó sin curul plurinominal al propio Ebrad y dieron al traste con el incipiente programa de resultados preliminares: los datos que llegaron más tarde, incluso que de las áreas rurales de provincia, fueron los de la Ciudad de México. No obstante, cuando se le cebó a Camacho la candidatura presidencial en 1994, pasó en bandeja de plata al PRD el priismo clientelar que había agenciado para sí. No olvidemos, entre otras cosas, que la ropa y botas que uso el Ejercito Zapatista en su levantamiento eran del organismo de aguas del DF. Tres años después el PRD sentaba a Cárdenas en la Regencia y de allí hasta el Colegio Rébsamen.
En todo ese tiempo el PRI, en la ahora CDMX, ha sido un cadáver al servicio de unos cuantos intereses que no mueven más que al hastío. Y como se trata de intereses y los más clientelares, el Basuritas, Cuauhtémoc Gutiérrez, alquiló sus artes porriles a los gobiernos perredistas para controlar al cadáver e impedir cualquier intento de resurrección efectiva, de ser necesario quebrando huesos y cráneos.
Beatriz Paredes, desde la Presidencia nacional del PRI, nada pudo hacer con el muertito en el DF, al que tuvo que cargar en dos campañas para Jefe de Gobierno con sonadas derrotas.
Mikel sabe que va al sacrificio y que su encomienda es sumar algunos votos a la elección presidencial, comparte el reto con Eruviel, quien tratará de explotar al priismo mexiquense en beneficio chilango, si lo dejan.
Mikel aceptó la encomienda y será, de ganar Meade, recompensado con creces.
Ahora bien, veamos sus posibilidades electorales y éstas parten de Mancera.
Al Jefe de Gobierno se le acabaron sus ansias toreras cuando enfrentó en mano a mano a las del Chico Maravilla y sus secuaces. Logró, en cambio, una buena cosecha de candidaturas a diputados y el control del PRD nacional.
Ergo, no gran cosa. Las candidaturas no son más que eso y hay que ganarlas y la estructura del famoso Frente no promete que el voto panista ni el naranja vayan a votar en automático por su compañero de taxi (Manlio dixit) en la CDMX.
Por otro lado, la lealtad de las tribus perredistas es tan segura como la cartera de un turista en Tepito a media noche.
Ahora bien, Mancera sabe que si gana El Peje su futuro no es muy promisorio, por igual, que las posibilidades de que gane la Barrales son tan remotas como sus condominios en Miami y las posibilidades de que articule dos ideas aunque no sean al hilo.
Por otro lado, la Sheimbaum cuenta con el voto irrestricto de Andrés Manuel, pero, al igual que Delfina, ello no es suficiente y a Doña Claudia, además, las huestes monrealistas le habrán de pasar la cuenta de las encuestitas de Andy, el orgullo del nepotismo morenista y el protagonismo de su papá se convertirá, a la larga, en una carga para ella, como lo fue para delfina en el Estado de México. Finalmente, no me imagino a ninguna panista encopetada votando por la Barrales y la Sheimbaum ni en kermes.
Ante ello, se le abre una muy pequeña ventana de oportunidad a Mikel: un pleito fratricida entre las izquierdas, un PAN vendido por 30 monedas y abandonado en la CDMX, un Jefe de Gobierno urgido de futuro y seguridad, y un candidato que, por ser tan ajeno a los circuitos y códigos priistas capitalinos, puede lograr lo que ni Beatriz pudo, despertar al muertito.
Es difícil que todo ello le alcance a Mikel para ganar, aunque en política nunca se sabe, lo que sí es que pudiera ayudarle a entregar buenas cuentas electorales a su jefe.
Todo ello, por supuesto, si logra sobrevivir al lumpen priista apoderado del partido en la capital y a la voracidad, siempre desinteresada, de sus compañeros de partido.
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