El juguete está roto

Lo de hoy es la ruptura del PAN.

Margarita se va. No le dejaron de otra.

Su candidatura independiente viene a consolidar la figura de Independiente como cacha-todo resentimiento partidista. Del Bronco, de triste recuerdo, a Margarita, la mayoría de los independientes son en realidad escombros partidarios de un sistema de partidos que se derrumba día con día.

La suerte de Margarita como independiente, sin el aparato partidista del PAN, está por verse.

La suerte de Anaya con un PAN fracturado y un Frente que hace agua, se antoja harto difícil.

Pero el tema, por importante que sean los personajes, afanes e historias, es el daño institucional.

Anaya tiene como prioridad primigenia cuidar la integridad y consistencia del Partido. Entregar el juguete completo, es el nombre del juego. Y Anaya, joven maravilla, va entregar añicos del PAN. Se vaya hoy, o no, Margarita, el daño está hecho. El juguete está roto.

Daño que se filtra como la humedad por las paredes del Frente en construcción. Anaya y el PAN pierden fuerza y legitimidad, incluso brillo, ante sus compañeros de viaje.

¿Qué es lo que realmente aporta Anaya al Frente con un PAN herido de muerte?

Esta vuelta a la tuerca imprime un nuevo giro en una elección que se aprecia terminal. Terminal de un sistema de partidos depredador, narcisista y cleptócrata. Terminal de un sistema electorero complejo, caro, desprestigiado, hijo de la desconfianza y estructurado para una partidocracia y no para una democracia ciudadana. Terminal para un régimen que perdió en algún cruce del camino su proyecto de justicia social, los Sentimientos de la Nación.

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Los desencuentros entre INE y Tribunal ya a nadie sorprenden. Parecieran que son en automático.

El de hoy es el revés del Tribunal al INE en materia de gastos de campaña en Coahuila, donde el primero le corrige la plana y le exige vuelva a hacer su tarea de fiscalización, diciéndole cómo.

Sabrá Dios si Riquelme se extralimitó en gastos, lo más seguro es que sí. El daño, sin embargo, no es para Riquelme, sino para el órgano fiscalizador (INE) que, nuevamente, es descalificado con el Tribunal.

Todo ello ya inmersos en el proceso electoral del 18.

El problema es que el desdoro que se autoinfligen y profundizan es suicida.

Pero qué le vamos a hacer, son dignos frutos de una partidocracia soberbia y ciega.

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Y para terminar El Bronco. ¿Quién será su asesor de cabecera? Suponiendo que pueda hallar la cabecera.

Veamos escenarios. La Botarga llamada Bronco cree que puede jugar con la ciudadanía, tanto neolonesa como nacional. Veamos primero la de Nuevo León, a quien pide firmas para, sostiene él, dizque un referéndum para ver si le autorizan irse y, si no junta al menos el mismo número de firmas que votos en su elección de hace dos años, se queda de Gobernador.

Pongamos un primer caso: no junta las firmas necesarias. Por supuesto que él y su equipo van a interpretar el revés como un apoyo para que se quede, cuando en el fondo es una señal del bajo apoyo y legitimación ciudadana de que goza. ¿Cómo cree y con qué legitimidad podría seguir gobernando con semejante rechazo?

En otras palabras, el pseudoreferéndum sólo va a sacar a flote el repudio neolonés de que goza. El Bronco no entendió que sólo fue un hashtag de la elección del 2015, una referencia que muchos adoptaron para estar en la conversación y en la moda efímera del momento. Terminada la vida útil del hashtag, desaparece hasta de la memoria. Lo que tuvo, ya no lo tiene y en su lugar sólo ha construido el rechazo de una gestión tan guanga y disparatada como su discurso.

Ahora, supongamos que sí junta las firmas suficientes en Nuevo León, pero no logra a nivel nacional las necesarias para postularse como Independiente a la Presidencia. Tras singular rechazo nacional, ¿va a regresar a Nuevo león como si nada hubiese pasado? ¿Cree acaso que sus aventuran no desgastan la de suyo desastrada imagen e impúdico desempeño.

Pero vayamos al último escenario, La Botarga logra las firmas suficientes y es arrollado hasta la ignominia en la votación nacional, como seguramente sucedería. ¿Con qué legitimidad podría regresar a gobernar Nuevo León, siendo no sólo un candidato perdedor, sino uno abiertamente repudiado por la mayoría de los mexicanos?

En fin, ser político implica poder ver varias jugadas adelante. Me sorprende que El Bronco pueda dar dos pasos sin tropezarse con sus propios pies.

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