POLÍTICA

Triunfo o desnudez de Anaya

Triunfo o desnudez de Anaya

Foto Copyright: lfmopinion.com

Qué nos dice el proceder de Anaya

Platicaba el otro día con un buen amigo, y me hacía ver que el riesgo con los fiscales General y Anticorrupción, es el que siempre acompaña al poder: la posibilidad de su uso con fines aviesos.

En la crucifixión mediática que se hizo del Procurador Cervantes, en gran parte propiciada por el torpe manejo de los tiempos políticos, nadie objetó su conocimiento y experiencia, sólo sus relaciones. No es mi intención defenderlo, sino señalar que no vayamos a estarnos pegando un tiro en el píe buscando a alguien a que nadie conozca, o al menos así se venda, y terminemos por nombrar a un perfecto desconocido que ni sepa la o por lo redondo y use el poder para extorsionar política o económicamente a sus enemigos.

Y ello viene a colación por la máxima de Reyes Heroles de que la forma es fondo.

No voy a colgarme del argumento que Ricardo Anaya armó este San Quintín para brincar las acusaciones que se le hacen por enriquecimiento inexplicable. Que ello se dirima en las instancias correspondientes.

Lo que sí voy a hacer es analizar su proceder para valorar su actuar.

El Señor utilizó la puesta en marcha de una de las Cámaras del Poder Legislativo como ariete para presionar a otra. Impidió que se instalara en tiempo y forma la Cámara de Diputados, alegando un asunto de competencia de la de Senadores.

En el Senado dividió a su fracción hasta la medula e inició proceso de expulsión de senadores que no se plegaron a sus designios. Qué curioso, el PAN que ha vivido toda su vida criticando la hegemonía presidencialista priista y lo pusilánime de sus legisladores, hoy castiga como el mejor priista imperial a sus detractores en casa.

Como Presidente del PAN, Anaya está obligado a defender los derechos de todos sus militantes, hasta en tanto autoridad competente no se los restrinja o retire. Más aún cuando se trata del del derecho a disentir contra él mismo. Los panistas que hoy aplauden cual focas desbocadas al joven maravilla, no alcanzan a ver lo contradictorio y peligroso de su actuar. Yo, en su lugar, pondría mis barbas a remojar.

Ahora bien, ¿qué nos dice el proceder de Anaya?

Primero que juega rudo, segundo que no procesa los asuntos en sus méritos: un asunto del Senado lo proceso en la Cámara de Diputados. Mejor dicho, con la Cámara de Diputados, lo que nos lleva al tercer punto: Anaya estuvo dispuesto a crear una crisis constitucional, no para alcanzar democrática, política y civilizadamente su objetivo, sino para imponerlo por vil chantaje.

Venció, diría Unamuno, pero no convenció.

¿Qué podríamos esperar de Anaya de llegar a la Presidencia de la República? ¿Cómo trataría a quienes no se plieguen a sus designios? ¿Qué respeto tendría para con el Congreso o sus miembros, incluso de su propio partido? ¿Estaría dispuesto a parar el país, dañar sus instituciones, violentar la convivencia civilizada, torturar derechos, todo para imponer su santa voluntad?

¿Qué son para él las instituciones: rehenes o responsabilidad?

¿Es realmente un triunfo el de Anaya o es la desnudez de su talante autoritario?

Seamos serios, Cervantes estaba muerto mucho antes de que Anaya lo tomará de su puerquito. Y no me refiero a las características, propiedades y calidades del personaje, sino a lo desaseado del procedimiento. Y tampoco me refiero a que el procedimiento pudiera estar mal en su esencia, sino a que los actores políticos que intervienen en él, para el caso, en cualquier procedimiento, los convierten en excremento al designio de sus muy particulares y mezquinos intereses y procederes.

Si los primeros en patear las instituciones –partidistas y estatales- son sus principales responsables, no habrá de ellas nada que se salve de la podredumbre de su actuar.

La forma es fondo, joven maravilla, y sus formas dicen mucho de su alma y aún más de su voracidad y, peor aún, de su eticidad.

Logró tumbar a golpes de chantaje y desinformación a una opción, esperemos que no sea para imponer a otra que, navegando con bandera angelical, use el poder de la Fiscalía con fines aviesos y métodos autoritarios.

¿Se imagina usted revivir con el poder del nuevo sistema anticorrupción las épocas de la Paca y Lozano Gracia? Hago votos para que los chantajes no nos lleven a ese infierno.

#LFMOpinión
#Política
#Elecciones2018
#RicardoAnaya

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

Sigueme en: