Vecindad mezquina
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El estratagema, por gastado ofende.
Dolia Estevez, Reforma y Liopez -en su antipeñanietismo obseso- se prestaron, prestos, al primer golpe: Trump supuestamente había humillado telefónicamente a Peña Nieto amenazándolo con enviar tropas para poner orden. "You have a bunch of bad hombres down there. You aren’t doing enough to stop them. I think your military is scared. Our military isn’t, so I just might send them down to take care of it," rezó la filtración a Associated Press, recogida, tragada y difundida por los Polkos de ahora y siempre.
La segunda escena fue de un Trump que no niega ni afirma: sus conversaciones telefónicas, se concretó a decir, son rudas porque el mundo abusa de Estados Unidos. ¡Pobrecitos!
El tercer acto, justo antes del Super Bowl (casual casualidad), no tiene desperdicio ni madre, el acomodaticio entrevistador de Fox News convierte la amenaza trumpiana a si Peña Nieto estaría abierto a que fuerzas norteamericanas auxilien a México a combatir el narcotráfico en territorio mexicano.
¡Ah, la transmutación norteamericana de la materia y la realidad!
Así como cientos de toneladas de drogas entran todos los días a Estados Unidos y por arte de magia se pulverizan en dosis milimétricas que por telequinesia llegan a cada esquina de sus ciudades, sin necesidad de cárteles, corrupción policiaca ni lavado de dinero; así la fanfarronería de Trump se convierte en voz del entrevistador en una carga para el Presidente mexicano y un noble ofrecimiento de su contraparte gringa: "ciertamente, sostiene Trump, le ofrecí ayuda a derrotar los cárteles de la droga". Y ciertamente Fox News se prestó a la maquinación trumpista (y trampera) de enviar tropas invasoras en piel de salvadoras.
A la original diplomacia del descontón de Trump se sumó la de la abuelita de Caperucita. Para ambas tenemos fieles y autómatas seguidores en México; quienes ayer reclamaron al Presidente Peña la humillación de arranque, hoy le increpan negarse a recibir auxilio.
Se requiere cero raciocinio para no ver que la de Trump es una manzana envenenada. El fanfarrón muta a un cándido Trump para contestar a un aún más cándido entrevistador que: "como el muy buen hombre que es él (Peña Nieto) y por ser alguien a quien respeto, yo (Trump) preferiría que él respondiera a eso." Donde "eso" son fuerzas norteamericanas en territorio nacional, buen hombre palurdo y respeto abuso y engaño.
Yo sólo quiero ayudar al buen hombre, pero si no se deja tendré que entrar a sangre y fuego muro de por medio.
¡Ah qué mexicanos tan rejegos a dejarse ayudar!
¡Y qué ayuda! Si no te dejas ayudar te invado.
Si de ayudar se trata, Trump podría empezar por combatir en casa a su narcotráfico. Quienes realmente abusan de Estados Unidos son los que los mantienen encadenados a la droga. Aquellos que controlan el narcotráficos dentro de sus fronteras bajo mecanismos de alta precisión y absoluto anonimato y protección.
Mr. Trump, ya que anda tan ayudador, ayude a su pueblo combatiendo en casa a sus narcotraficantes y a su corrupción gubernamental, policiaca y financiera; cierre su frontera sur a la venta ilegal e indiscriminada de armas al crimen organizado en México; impida que el dinero de la venta al menudeo de droga en sus calles beneficie a su sistema financiero.
Éntrele, haga a (Norte) América fuerte de nuevo salvándola de la drogadicción.
Si realmente está interesado en combatir el narcotráfico, empiece a perseguir a los bad hombres en la acera norte del Bravo.
Para terminar, tras la independencia de España, el Ejército en México era más clase social que cuerpo de armas; fue con la invasión norteamericana de rapacería territorial que ante la omisión de ese ejército de señoritos surgió del México profundo un Ejército verdaderamente popular; un pueblo en armas que, sépalo bien Mr. Trump, a nada le teme.
Trump desconoce que México tiene siglos de haber aprendido a vivir una vecindad mezquina y fanfarrona. De esos envenenados ofrecimientos de ayuda se nutren las mejores páginas de dignidad diplomática obsequiadas por México al mundo.
Me temo, sin embargo, que la ignorancia no prive hoy solamente en la Casa Blanca.
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