POLÍTICA

El INE que construyeron

El INE que construyeron

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Querían un INE de llavero y de risa. Y lo tienen. Que no se quejen

Cuando la sexta parte de los ciudadanos no confían "nada" en ti; cuando solo 12 de cada cien te tienen "algo" de confianza y cuando nada más el uno por ciento fía "mucho" en ti (GCE enero 2015), se requiere mucha cara dura para hacer pataletas de virginidad de claustro o para reclamar el derecho a burlar la ley y despreciar al electorado. Es decir, para ser partido político en México.

Hace mucho tiempo creí en la democracia y en lo que pudo llegar a ser el IFE. Lo defendí contra la pantomima de la ciudadanización y atestigüé su empequeñecimiento, "cuotización" y desventura. Lo que veo hoy no me sorprende.

Lo que tanto ofende hoy a 7 partidos montados en la hipocresía electorera, es el más fiel reflejo y la más nítida expresión de nuestro sistema de partidos. Como Atila, destruyen todo a su paso. Querían un INE de llavero y de risa. Y lo tienen. Que no se quejen.

Lo que sí puedo suscribir es que con la yunta de Pablo Gómez y Javier Corral, lo único que aseguran los partidos es que no haya elección posible. ¿Es eso lo que quieren?

El INE se debate en la ineficiencia y la zozobra por sobrecarga de tareas, sobrerregulación, en un extremo, y carencias legislativas, por otro; contradicción de criterios jurisdiccionales, apuestas y bravuconadas electoreras de los partidos y deficiencias estructurales por un diseño de cuotas partidistas.

Los consejeros, salvo contadas excepciones, están de llanto y, algunos, en el llanto.

Lo peor es que todas las partes tienen razón y a la vez son corresponsables de los desastres llamados INE y elecciones 2015: Los partidos pactando (que no es lo mismo que legislar) un ornitorrinco normativo; los Consejeros que, rebasados en toda la línea de fiscalización, monitoreo y quejas, han tomado determinaciones contradictorias, confusas y, a veces, tardías; el PVEM, que en su borrachera de publicista chicanero, de la mano de un PRI que extravió la visión de Estado, se obstina en burlar la ley y afrentar la inteligencia y paciencia del ciudadano. El PAN, padre del absurdo de centralizar lo federal y abuelo de la "cuota" como método para integrar órganos de Estado, manda a un troglodita a la cristalería; las izquierdas, incapaces de organizar sus propias elecciones -una tiene que sustentar la legitimidad de su dirigencia en el INE, otra acude a las tómbolas para postular candidatos y las demás a la pepena indiscriminada- quieren, al son de Pablo Gómez, una mesa de negociación para mercar el control de la Comisión de Quejas y de las unidades de Fiscalización y la Técnica de los Contencioso Electoral, a cambio del levantar el plantón electorero, que a la moda del CETEG ha instaurado en el órgano electoral.

El Tribunal Electoral, finalmente, es el paradigma de la contradicción y la irresponsabilidad de la justicia terminal.

Todos riegan gasolina y juegan con fuego en la casa llamada elecciones 2015. De afuera les llegan refuerzos de grupos antisistémicos que, por otras vías y con otras miras, apuestan a la hecatombe. A los de afuera los puedo entender, pero se requiere ser pirómano y suicida para quemar la casa con uno adentro.

Y todo lo hacen sin hacerse cargo del desprestigio que se han granjeado a pulso y conciencia. No han caído más bajo porque la escala no acepta calificaciones abajo de cero.

Lo que sigue va para Gustavo Madero y a su capricho y absurdo de centralizar elecciones en contra de un diseño federal. Nacionalizado todo el sistema electoral bajo el INE, si éste cae en descrédito, lo cual es el enfermizo y suicida deporte de nuestros partidos, no habrá elección en el país que sobreviva. Basta un balazo certero para matar una cabeza. Y 32 locales serán siempre más que una nacional. Debería saberlo Madero: caído el tío Francisco, Carranza recogió la estafeta constitucional y el aliento revolucionario que tanto le incomoda.

La primera pregunta es: ¿Quién podrá apagar los fuegos, controlar las demencias suicidas, reencauzar el juego y volver a atar todos los cabos sueltos?

La segunda: ¿Estamos a tiempo?

La tercera: De estar aún a tiempo, ¿con estos partidos?

#LFMOpinión
#Política
#INE
#Cuotas
#DesconfianzaCiudadana

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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