Carnita para los perros

El proyecto de edificio de la entonces Contaduría Mayor de Hacienda incluía un helipuerto que, por supuesto, fue objeto del más airado reclamo del líder de la Cámara. "¿Estás loco, para qué diablos quieres un helipuerto?"

El mañoso Contador Mayor esbozó grata sonrisa.

"Es carnita para los perros y tu enojo lo confirma."

"¿Carnita para los perros? ¿Pues qué tomaste?"

"Mira, siempre que presentas a las hordas de Hacienda algo para su aprobación, debes acompañarlo de cosas superfluas que puedan echarte en cara y recortar con fruición autócrata. El proyecto incluye varias locuras además del helipuerto que dejaran satisfechos a los señores de las tijeras presupuestarias. Cercenarán aquí y allá, pero lo que más nos interesa para que funcione eficientemente la Contaduría no será objeto de su atención ni motivo de sus ansias mutiladoras."

El proyecto se presentó, los hacendarios se fueron en jauría sobre el helipuerto, el elevador privado y algunas locuras más, aprobando finalmente el proyecto que realmente escondió el Contador Mayor tras la carnita para los perros.

La crisis de los ochenta, sin embargo, imposibilitó su construcción.

Traigo a colación esta anécdota de la picaresca política porque para mí el haber de retiro de los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación es carnita para los perros, donde los perros somos nosotros.

De la nada sacaron los senadores semejante despropósito, sabedores del escándalo que su aprobación generaría. Lo remitieron a la revisora y en el mayor de los desaseos cerraron la cortina para que aquella no tuviese oportunidad de reenvíos.

Poco les importó la abolladura que propinaron al de suyo mellado Tribunal y desdorados magistrados. Quizás, incluso, la manzana envenenada llevaba mensajito cifrado.

Y como el helipuerto, la opinión pública y los opinólogos variopintos han saciado sus ansias toreras con el mentado haber de retiro.

Entre reclamos, desgarres, renuncias al haber, iniciativas para reformar lo recién aprobado y un mar de declaraciones y reflectores se ha levantado una gran cortina de humo que impide ver lo que nuestros epónimos legisladores esconden en su maltrecha reforma.

¿Qué esconde el haber de retiro?

Por lo pronto una reforma enana, impuesta y ajena a latir ciudadano. Una reforma hecha en lo oscurito, con mucho ruido, sin duda, pero con poca transparencia. Una reforma de, para y por los partidos. Una reforma hija del chantaje y mercadeo.

Pero no hay carnita que dure cien años, y aunque al Frankenstein legislativo nadie le asegura larga vida, habrá de durar lo suficiente para mostrarnos, no sin alto costo, lo que tras el haber de retiro no quieren los legisladores que observemos.

Al tiempo.

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