POLÍTICA

Mexican Momentum

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Foto Copyright: lfmopinion.com

A ciencia cierta nadie sabe a qué no se oponen

Dos cajones con bombas molotov, 70 petardos, 20 palomas, 2 contenedores con gasolina y un machete son las credenciales de uno de ellos. Una navaja, una punta, una máscara anti-gas, botes de aerosol, un megáfono, guantes y mariguana las de otro. Una tercera porta tolette y máscara como carta de presentación. Son apenas una muestra del ejército vandálico de ocupación de nuestra Ciudad.

A estas alturas, a ciencia cierta nadie sabe a qué no se oponen.

Pero nadie duda que lo seguirán haciendo, así se les conceda la razón, ya que no buscan otra cosa que subvertir el orden nacional para que del caos que invocan surja su paradigma… si algún día lo logran definir.

La historia, sin embargo, nos demuestra que los subversivos siempre trabajan, sin saberlo, en favor de regímenes autoritarios.
Paradójico y "paradójico", sin duda, pero lo van logrando. La Ciudad está sitiada. En sus calles se libran batallas campales. Máscaras antigases, piedras y bombas molotov son los argumentos con los que hoy discuten los embozados por todos conocidos. Las calles ya no son del ciudadano, son de grupos de choque, vallas metálicas, vallas policíacas y marchantes profesionales.

El Congreso sesiona amurallado. Los ciudadanos son protegidos por la autoridad cerrando sectores enteros de la ciudad y desviando el de suyo desquiciado tránsito. No se acerque, le dicen al ciudadano. Mejor tómese unas vacaciones de varios meses mientras los rijosos se cansan de hostigar ley y ciudadanía.

El Presidente se encierra en Los Pinos y desde allí da su informe a la Nación.

Los que a todo se oponen y nada proponen ya tomaron el Congreso, el aeropuerto, el Zócalo, Reforma y Periférico. Tomar la Corte no les interesa, sino ya lo hubieran hecho. Palacio Nacional no lo han tomado, pero ni falta hace, lo tienen sitiado. Los Pinos también.

Bombas Molotov, murallas metálicas, policías lapidados un día sí y otro también, sectores enteros de la ciudad cerrados y la marcha nuestra de cada día es la realidad constante y sonante del Mexican Moment.

Más vale que no gastemos en promover la inversión y el turismo; será tirar el dinero. Ningún genio de la publicidad podrá borrar del imaginario colectivo mundial el cierre del aeropuerto, la toma de San Lázaro, las tundas a nuestros policías, el Ejército secuestrado y los encapuchados armados con rifles de alto poder tomando a sangre y fuego presidencias municipales. De los capos mejor ni hablar.

¿Usted iría a vacacionar a Siria? ¿Invertiría en Egipto? ¿Quién en su sano juicio lo haría en nuestro País con las notas periodísticas que a diario obsequiamos al mundo?

Y no propongo ni abogo por represión alguna, pero cuando la autoridad abdica de su función primigenia, que no es otra que brindar seguridad, deja de tener razón de ser.

Posiblemente mañana el Congreso ande a salto de mata en alguna de nuestras sierras, como el Primer Constituyente por cuya salvaguarda Morelos sacrificó la vida. Tal vez Peña recorra en huida el semidesierto siguiendo los pasos del gran Juárez. Quizás los próceres de CNTE, SME y MORENA se tomen fotos encaramados en la Silla Presidencial. Sabrá Dios si en nuestro sino haya otro Huerta y otro Wilson. Lo que sí es seguro que el petróleo permanecerá en nuestro subsuelo, extraído desde Estados Unidos por los inversionistas que no queremos que nos ayuden a explotarlo en México en beneficio de los mexicanos; los maestros, de autoevaluación en autoevaluación, terminarán su mutación a orangutanes, México será el primer lugar en ignorancia impartida en aulas públicas. Cada región tendrá su Ejército, sus impuestos y alcabalas. El PAN seguirá extorsionando con reformas políticas por cada acción que el gobierno pretenda hacer; López Obrador continuará convocando a resistencias pacíficas en lastimoso ritornelo, los Bejarano seguirán coleccionando ligas y maletines, el PRI institucionalizará el Pacto con mesas de concertación, plantones, secuestro de funcionarios y chantajes políticos; México será una cita bibliográfica, un vago recuerdo, una sociedad fallida.

Feliz mes de la Patria.

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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