POLÍTICA

¿Manipulados?

¿Manipulados?

Foto Copyright: lfmopinion.com

Un ligero

¿No siente usted que estamos siendo manipulados? Yo sí.

No desconozco los abusos de personajes como Granier, Nava y la Lady Senado; tampoco las arbitrariedades electorales de todo signo, pero creo que los circos que en su entorno se arman tienen más de fondo que el simple ruido mediático.

Con una puntualidad asombrosa, semana tras semana, surge un escándalo que ocupa nuestra atención completamente y exacerba nuestros ánimos por igual: Lady Profeco, Nava, los trajes de Granier, los vinos de Granier, las pacas de dinero de Granier, el Ferrari del Tesorero de Granier, Lady Senado, los pleitos de Madero y Cordero, el atentado contra los Monreal, los maestros secuestradores, etc., etc.

Todos asuntos reales y presuntamente condenables, pero su oportunidad y manejo parecieran ocultar algo más que, quizás, no sea conveniente que la opinión pública vea y se ocupe.

No sé si Arturo Nuñez tenga algún proyecto para Tabasco, o si en su cabeza haya lugar para algo más que declarar todos los días contra Granier, pero por lo visto se la lleva por la suave acusándolo y no haciendo nada más. Mañana, cuando le cuestionen la ausencia de resultados de su gobierno, dirá que le dejaron en Estado en llamas y cuando la cuña apriete inventará otro Granier.

El hecho es que tengo un Déjà Vu raulsalinistoide de que nos están aplicando la misma medicina del villano favorito y el escándalo nuestro de cada día. Mientras perseguíamos de la mano de la Paca los cadáveres enterrados por la propia autoridad, la mayoría de los mexicanos perdieron todo su patrimonio. Se salvó a los bancos, hoy casi todos extranjeros, pero nadie vio por el pueblo, ni siquiera él mismo. Estaba ocupado viendo la telenovela de Raúl Salinas.

La economía no despega ni crece; el gobierno se la pasa en anuncios, pero no resuelve, no paga y no gasta ni invierte; la inseguridad no cede; las ventas de petróleo bajan; el pacto se electorizó y habrá de perderse en los meandros de los conflictos y egos partidistas; los gasolinazos se suceden; la sequía devasta el campo e impacta la economía familiar y agréguele Usted lo de su cosecha.

Mientras tanto nos venimos ocupando de las sacadas de lengua y escupitajos entre panistas, los desfiguros de las Ladys y los gustos de nuevo rico de Granier.

El narcomenudeo, crimen organizado, violencia e inseguridad en el Distrito Federal se pierden de la atención pública con los jóvenes desaparecidos de un antro de la Zona Rosa hace dos semanas. Nadie se espanta ni ocupa de ese mundo oscuro, peligroso y extremo que pulula en la ciudad, pero no nos perdemos una sola de las notas sobre la desaparición que, en dos semanas, no han aportado mayor información que la desaparición misma.

Creo, por igual, que en esto, los medios juegan de cómplices sin saberlo y ocupados, no en la noticia, sino en las ventas, impactos y raitings.

Cuando en la Cámara de Diputados se atoraba algún asunto o se complicaba otro de más, mi padre mandaba a tribuna a Roberto Blanco Moheno, quien como chivo en cristalería arremetía contra todos, hasta contra él mismo. La discusión se descarrilaba y eso permitía retomar la negociación o, de plano, matar el asunto.

Tengo la impresión que nos juegan al Blanco Moheno, nos distraen con asuntos que con justicia nos enfada, pero que nos apartan de problemas de mucho mayor envergadura para el País.

No digo que no se procese y juzgue a Granier y a quienes como él deban ser sometidos a la justicia, pero creo que sus tropelías son usadas para ocultar una realidad nada grata ni cercana al paradigma de fortuna y triunfo gubernamental que todos los días nos venden.

Como diría Barrios Gómez, ¿Y usted qué opina?

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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