Cubrir o ser la noticia
Conducir el enfado ciudadano contra las bolsas de la hija de un líder sindical (por más emblemático de corruptelas que éste sea), o etiquetar electoralmente el reclamo juvenil contra el sesgo informativo, acredita la tergiversación imputada y el aislamiento y extravío de nuestros medios.
Hace mucho nuestros medios dejaron de investigar, informar y propiciar opinión y deliberación: manipulan, venden, chantajean. Viven en una burbuja mercantil que confunden con poder político, autoridad moral e inteligencia.
Obnubilados, desde su Atalaya, hace mucho que dejaron de escuchar las voces subyacentes al pueblo. Éste, para ellos, es algo maleable y mudo, y cuando el muñeco de trapo toma vida y les reclama abiertamente, no saben qué hacer, salvo telenovelar la realidad.
El mundo que conocemos, producto de un mal arreglo -y peor implementación- de dos guerras mundiales llega a su fin. A donde miremos el mundo se cae a pedazos; no hay a la vista opción asequible, solo desasosiego; pero a nosotros, hundidos en la pobreza, el hambre, la muerte y la desesperanza, nos venden pan y circo electoral.
Contra esa falsedad, contra un país sin resultados ni futuro, contra la sangre que enluta nuestras vidas y la ignorancia que alumbra nuestros días, contra una clase política indolente y mercachifle, contra un empresariado apátrida y voraz, contra medios sesgados y soberbios, contra la entronización de la mediocridad, la pasividad y la estupidez (tipo Chavo del ocho) como paradigma, contra candidatos vacuos y eméticos, se alza la voz de la juventud. Y nuestros medios son incapaces de verlo y reportarlo. Se acostumbraron a jugar con la noticia y ésta terminó por rebasarlos.
Espero estemos ante el surgimiento de un gran movimiento, de un reclamo que recupere la dignidad ciudadana y la inteligencia como instrumento de convivencia y política.
Espero que el reclamo arrase todas las estructuras que aprisionan al pueblo en la pasividad y la indolencia.
La entrevista de Loret de Mola a tres jóvenes no pudo ser más emblemática. Loret pretendió lavar la cara de Televisa y buscó arrinconar a los entrevistados con detalles de la cobertura de la televisora en el evento de Peña en la Ibero, cuando el reclamo se alza contra el sesgo informativo como modus operandi de los medios.
No podía resultar más paradójico que el principal actor mediático implicado en el montaje de la aprehensión de la francesa Casezz, joya de la corona indiscutible del sesgo informativo urbi et orbi, saliese a defender la transparencia y el profesionalismo del periodismo televisivo mexicano.
Loret y Televisa se equivocan, los jóvenes no reclaman el sesgo de la cobertura de un evento cualquiera, ni buscan reflector, ni los ciegan los reflectores televisivos. Su reclamo es real, sentido y verdadero. Están hartos de Televisa, de los partidos, de la política, del México actual.
No es cuestión de darles foro y mandarlos, como políticos en campaña, a su casa, previo depósito en la caja no fiscalizable por el IFE ni Hacienda. Es aquí donde nuestros medios se equivocan, no están frente a actores tradicionales, y menos de cara a reclamos que les sean ajenos. La acusación es directa a la televisión mexicana y ésta no puede actuar como si fuera un agente extraño al conflicto y dé a éste una cobertura que no la implique y señale como acusada principal.
En este caso Televisa, y demás medios que han hecho de la malversación de la información un estilo de vida, no cubren la noticia, son la noticia, y la noticia los incrimina y deslegitima ante la sociedad.
Los medios alternos escapan al duopolio televisivo y develan sus manejos e intereses; liberan a los jóvenes y abren espacios de pluralismo hasta hoy desconocidos.
Finalmente se equivocan los partidos al tratar de sacarle raja electoral al movimiento. Si fueran inteligentes, lo cual es de suyo imposible, se sumarían modestamente al reclamo por transparencia y responsabilidad informativa. Si hay algún rehén de los medios son los partidos y los políticos, pero el que es buey hasta la yunta lame.
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