POLÍTICA

Candidato Parchís

Candidato Parchís

Foto Copyright: lfmopinion.com

Peña tendrá que aprender, muy pronto y sobre la marcha, a morder la lona y volverse a levantar, o estará condenado al mayor de los fracasos

Finalmente tenemos un Consejo General del IFE debidamente integrado. Quisiera echar las campanas al vuelo, pero, con independencia de lo intachable de las cartas de presentación de los tres nuevos Consejeros, creo que su llegada no podrá resanar los daños institucionales de que ha sido objeto el organismo y menos remontar las disfunciones estructurales que lo aquejan y orillan al precipicio.

Sostengo que pasadas las elecciones del 2012 habrá que rediseñar nuestras instituciones electorales, víctimas de la cortedad de miras y voracidad depredadora de nuestros partidos.

Donde tampoco pintan bien las cosas es en el PRI. Su candidatura hace agua y todavía no empieza el baile.

El problema no es que Peña Nieto olvide títulos y autores, o desconozca precios de la canasta básica. Lo grave es que diga que no iba preparado para esas preguntas. Díaz Ordaz decía que las entrevistas de prensa son como el esgrima, se requiere técnica, reflejos, rapidez y arrojo. No se puede ir a una entrevista de prensa a la defensiva. Es imposible llevar todas las respuestas programadas porque se desconocen las preguntas. Su debilidad radica en que se ha desarrollado en escenarios controlados, con preguntas y respuestas programadas y conforme a un script que sigue a pie juntillas.

Peña Nieto es un político de invernadero. Carece de la vagancia y malicia que da la calle. En la intemperie se siente perdido. No es que no haya leído ningún libro, el problema es que si le preguntan algo fuera del script que lleva preparado entra en pánico escénico y se paraliza.

Ha cuidado tanto su imagen que devino un candidato acartonado a quien el miedo a restañarla lo traiciona y lo deja indefenso ante sus adversarios y sus propios yerros.

En la interna para la candidatura del gobierno del Estado de México lo observamos todos los días tropezarse con la misma piedra: su incapacidad para reaccionar a lo imprevisto. Creí que seis años en el gobierno le habían enseñado a salir adelante de situaciones difíciles, pero veo que no, que más bien se dedicó a controlar los escenarios para no tenerlas que enfrentar. Grave error.

El político hecho en la brega sabe, como los toreros, que hay tardes buenas y tardes malas, que todos los días el marcador empieza en cero y que al subirse al ring va a golpear y a ser golpeado. Parafraseando a Rocky, lo importante no es caer, sino saberse levantar una y otra vez, pero Peña Nieto desconoce la lona, siempre le pusieron sparrings a modo, no para que aprendiera a salir airoso de toda adversidad… y la gran adversidad de su vida lo ha alcanzado.

A diferencia de los grandes políticos, Peña Nieto es un político de playback, sello de Televisa. La diferencia es ser un Sinatra, cantante en vivo que enfrenta solo todos los auditorios, o Parchís: escenografía, vestuario y playback, o el talento musical de los Beatles versus la patraña publicitaria de los Monkees.

Qué lejanos se antojan aquellos grandes cantantes, Pedro Vargas, Agustín Lara, Toña La Negra, Amparo Montes, que en escenarios ramplones y sin los afeites propios de la tecnología moderna, subyugaban con su voz y personalidad. Hoy los cantantes son caras y cuerpos bonitos, con más técnica y trucos de grabación que voz y siempre cantando con playback.

Lo mismo han hecho con nuestros políticos: políticos playback. El precio que estamos pagando es muy alto (Medina en Nuevo León, Borge en Quintana Roo, Duarte en Veracruz, Ivonne en Yucatán, por mencionar algunos). La política no admite el playback y exige algo más que una buena imagen.

Peña tendrá que aprender, muy pronto y sobre la marcha, a morder la lona y volverse a levantar, o estará condenado al mayor de los fracasos.

#LFMOpinión
#Política
#Televisa
#EPN
#PolíticosPlásticos

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

Sigueme en: