Calderón, peligro para México

Montaje y manipulación, perversión del Ejército, uso faccioso de la procuración de justicia, clima de linchamiento y guerra sucia. Tal es la democracia de Calderón, tal su antipriismo dogmático, tal su tozudez y ceguera. Tal su responsabilidad histórica

No sé qué sea peor: si el uso faccioso del Ejército y las instituciones de procuración de justicia, la jauría mediática que ladra sin saber a qué, el antipriismo dogmático y pirómano de Calderón, o la ceguera suicida del PRD.

Sólo quien no quiera ver, puede sostener que la puesta en escena del arresto de Jorge Hank no es una maniobra electorera, facciosa y terriblemente ominosa.

Escogieron bien al personaje; sabían que la comentocracia se iría contra él, sus excentricidades, su fortuna y su larga historia negra; tantas veces contada y nunca probada.

Puede que Jorge Hank sea todo lo que se dice de él y más. Ése no es el problema. El problema es el sometimiento de las instituciones nacionales a las fobias calderonistas; la prueba fehaciente de que la militarización del País ha rebasado los ámbitos de la lucha contra el narcotráfico para entrar de lleno a la arena política; la perversión de la procuración de justicia institucionalizando el "michoacanazo" como estrategia de campaña gubernamental contra sus adversarios y la guerra sucia como normalidad política.

Apena ver el júbilo perredista. Desmemoriado, cínico, oportunista y suicida. Como si no hubiesen sido ya víctimas del desafuero del Peje y el michoacanazo en el 2009.

Avergüenza la reacción priista. Piden pruebas, con temor a que las vaya a haber, cuando es la acción ilegal, politizada y electorera la que deben atacar.

Dan grima las primeras expresiones de los analistas, centradas en el personaje y su pasado, y no en el hecho ilegal, montado, manipulado y, por si fuera poco, anunciado por el PAN.

Cuando festejas que el Ejército se lleve de madrugada a tu vecino, sin orden de aprehensión, con lujo de fuerza, por una denuncia anónima, a través de un montaje mediático, electorero y político, pon tus barbas a remojar, porque ya nadie está a salvo del uso ilegítimo de la fuerza por parte del Estado.

Nadie en su sano juicio puede festejar el hecho. Hay quien lo compara con un acto justiciero, similar al asesinato de Bin Laden. ¿Qué dirá mañana cuando el levantado sea él?

La sociedad no permanece unida per se, requiere de elementos aglutinadores y de un espacio común de convivencia segura y pacífica de libertades y derechos. Cuando eso se rompe, la sociedad entra en anomia, falta de normas, parámetros y referentes. Es el regreso a la ley de la selva, al caos. Las libertades desaparecen junto con los derechos. Sólo hay una libertad y un derecho, el de la fuerza, el del que pueda enviar al Ejército a tu casa alegando una guerra santa y a ti a la cárcel por cálculo político.

Gracias a la seguridad que no presta el Estado, algunos personajes tienen que contratar compañías privadas para proteger sus bienes, personas y familias. No se requiere ser García Luna para saber que en casa de Slim, Azcárraga, Salinas Pliego y hasta de Rivera Carrera debe haber armas similares a las encontradas en casa de Hank Rhon, mismas que deben estar registradas a nombre de la empresa de seguridad que le presta el servicio y contar con los permisos correspondientes. El papelón del Ejército, la PGR y la SIEDO sería de risa si no fuera terrorismo de Estado.

La elección de Jalisco la ganaron con filtraciones de supuestos expedientes penales del candidato priista que encabezaba las encuestas, expedientes que resultaron infundados. En Guerrero utilizaron la misma estrategia. Hoy es Hank, mañana un exgobernador, ayer una treintena de funcionarios michoacanos. Y la comentocracia aplaude cual foca loca. ¡Para analistas que sufrimos!

Montaje y manipulación, perversión del Ejército, uso faccioso de la procuración de justicia, clima de linchamiento y guerra sucia. Tal es la democracia de Calderón, tal su antipriismo dogmático, tal su tozudez y ceguera. Tal su responsabilidad histórica.

Calderón juega con fuego. El País se le puede incendiar en las manos, como incendiado está el panismo e incendiado se halla el País. Más de cuarenta mil muertos así lo acreditan.

El peligro para México resultó ser Calderón, no su otrora oponente.

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