POLÍTICA

Mucho ruido, pocas nueces

Mucho ruido, pocas nueces

Foto Copyright: lfmopinion.com

Se dice que al tragón se le conoce por la forma de agarrar el taco. Pues de la manera en que el PRD ha enderezado sus baterías se deduce que no trae parque en las alforjas.

Engaña con la verdad pretendiendo confundir a la opinión pública con un supuesto y mayúsculo fraude cibernético, un algoritmo diabólico del primer cuñado to be, diseñado para alterar el ¡PREP!

El argumento se cae solo y ofende por engañabobos.

Pongamos que existiese el fraude y algoritmo, y que el PREP hubiese sido alterado, lo cual niegan todos y cada uno los demás instrumentos objetivos que existen sobre la elección, aún así, de ser cierto, no tendría ningún efecto real en el resultado final.

Lo que el PRD pretende es revivir la caída del sistema del 88 y con ello poner en duda la elección en su totalidad.

Partamos de un principio lógico: nadie quiere descalificar una elección que ha ganado. Terrible lapsus mentus de la estrategia perredista.

Ahora bien, menester es recordar cómo funcionan las elecciones y la razón de ser y los alcances del PREP para desmantelar el montaje Pejista.

Los ciudadanos votan en casillas cuidadas por sus funcionarios de mesa directiva, representantes de partido, observadores y ciudadanos vecinos. Los votos se depositan en urnas transparentes, al final del día se cierra la casilla, se inutilizan las boletas sobrantes y hasta que la última es inutilizada se abren las urnas y cuentan los votos. El resultado se asienta en actas que firman funcionarios y representantes, y cuyas copias se reparten a los segundos.

Los votos, las boletas sobrantes y el original de cada acta (una por elección: Presidente, Senadores, Diputados) se guardan en un paquete con todas las medidas de seguridad posibles.

En sobres por fuera del paquete, pero cerrados y adheridos a él, se incluyen dos copias (una de cada acta) una copia es para el PREP y la otra es para que el Presidente del Consejo Distrital "cante" los resultados esa noche en el Consejo Distrital.

El paquete se entrega en el Consejo Distrital, lo primero que se abre, captura y sube en automático al Internet es la copia del acta para el PREP; tras de ello el paquete se registra y enfila para que en el orden en que fueron llegando pasen al Consejo Distrital y allí, delante de todos –Consejeros, representantes de partido, medios, público y observadores- se abra el otro sobre con copias de las actas y los resultados en ellas anotados se lean en voz alta por el Presidente. A los representantes de partido se les entregan formatos para que personalmente vayan registrando las cifras "cantadas". De ello se levanta un acta circunstanciada, versión estenográfica, de todo lo que pasa y se dice en la sesión de Consejo.

El paquete cerrado, con los originales de las actas aún en él, se guarda en un lugar seguro que se sella por Consejeros y representantes de partido.

Los datos capturados del PREP van fluyendo como llegan y sin pasos intermedios para su publicación urbi et orbi.

Ahora bien, cuál es el propósito de este costoso y virtuoso ejercicio, si, como sea, se tienen las actas originales de casilla debidamente resguardadas y los partidos cuentan con copias de ellas y los datos leídos en los Consejos Distritales.

La respuesta se remonta al 88 y el mito genial de la "Caída del Sistema". En aquel entonces no existía el PREP, Gobernación, sin embargo, a la sazón encargado de organizar las elecciones, montaba un sistema casero para recibir reportes de las elecciones, sin mayor método y sin mayor propósito que informar al Secretario de un estimado del comportamiento electoral.

No estábamos frente a la figura de encuesta de salidas ni de conteos rápidos, menos de resultados electorales, tal y como hoy se conocen, tan sólo era un sistema de reportes telefónicos sin mayor alcance que el de informar a un funcionario.

Transcurría una elección peleada y poblada de desconfianzas cuando Diego Fernández de Cevallos comentó - en la entonces Comisión Federal Electoral- que por algún problema técnico las computadoras en las que se registraban los datos de ese sistema de reportes que, repetimos, no tenían mayor alcance que informar al Secretario de Gobernación, estaban fuera de servicio. Se "Cayó el Sistema" dijeron los forjadores de coartadas, "lo tiraron", corrigieron los manipuladores de medios, para ¡en unos cuantos minutos! cambiar el resultado de la elección.

En la mesa, como representante del PRI estaba Manuel Camacho, habría que rescatar el acta de esa sesión para acreditar su dicho entonces y la marometa –una más- de hoy.

No dudo que algún geniecillo de los ahora perrediacos haya mencionado la palabra algoritmo.

¿Cómo podría un sistemita casero de registro de datos que estaba caído y mal funcionaba sin método alguno, alterar en minutos los resultados de una elección que para esa hora estaban publicados afuera de decenas de miles de casillas en todo el País y resguardados en paquetes electorales?

Si bien no existía entonces PREP, sí había representantes de partido en casilla y copias de las actas en ella levantadas, paquetes electorales y actas originales en sus panzas.

El mito prendió con genialidad, hasta hoy, que pretende revivírsele acrítica y cínicamente.

Veamos: hoy existen el IFE, sin Gobernación, y el PREP, como programa institucionalizado y probado en varias elecciones que opera ininterrumpidamente durante las horas posteriores a la elección, con datos que fluyen públicamente segundo a segundo y ante la mirada del mundo entero.

Pero no sólo eso, existen encuestas de salida y conteos rápidos. Más si no fuese suficiente, se tienen, como en el 88, Consejos Distritales -ahora ciudadanizados- que el miércoles siguiente a la elección realizan los cómputos distritales con las actas originales firmadas por funcionarios de casilla y representantes de partido.

La ley, incluso, obliga a rehacer el escrutinio y cómputo de una casilla en Consejo Distrital cuando se surtan los supuestos que ella misma fija como causa suficiente de duda, de manera de despejar incertidumbres fundadas, más no, y esto es importante, para atender caprichos o propósitos de ensuciar con argumentos infundados y chirigotas tropicales lo que está limpio.

Permítaseme ahondar en esto último: si el original del acta está en el paquete, si éste no muestra señas de alteraciones, si sus resultados concuerdan con la copia que tiene en su poder el Presidente del Consejo Distrital y las que obran en el haber de los representantes de partido, y si no se aprecian errores de llenado o inconsistencias graves en las mismas, ¿por qué razón debiera volverse a realizar el escrutinio y cómputo hecho en casilla por ciudadanos y representantes de partido? ¿Qué razones existen para poner en duda genérica todos los escrutinios y cómputos de más de 130 mil casillas? En todo caso, como la ley lo prevé, casuísticamente y con razones fundadas puede rehacerse, pero no puede prevalecer como criterio que para "legitimar la elección" se deslegitime ésta de entrada, genérica e infundadamente.

La votación en casilla está legitimada. Quien tenga conocimiento de alguna irregularidad debe probarla casuísticamente y sólo entonces quedará esa casilla deslegitimada. Alegar que hay que legitimar la elección toda no es sólo un despropósito y una mayúscula irresponsabilidad, es un crimen contra México y los mexicanos. La posibilidad de que haya, como seguramente las hay, casillas, secciones e, incluso, distritos cuestionables sólo pone en duda esas casillas, esas secciones o esos distritos. En materia electoral lo viciado no debe perjudicar lo virtuoso.

Ahora bien, pongamos que hubiese el famoso algoritmo alterador del PREP. ¿Cuál sería su objetivo? ¿Alterar una información que no tiene ningún efecto jurídico en la elección? ¿Cuyo único propósito es dar una primera y preliminar información que forzosamente tendrá que ser validada o modificada con los cómputos distritales?

Pongamos que el PREP hubiese dicho que ganó Calderón y los cómputos que ganó El Peje, ¿cuál de los dos tiene efectos jurídicos y validez? Los cómputos, obviamente.

Sin embargo, la situación no fue así, PREP y cómputos se corresponden; por igual, ambos, se corresponden con las encuestas de salida y los conteos rápidos publicados.

El PREP cumplió cabalmente su función, la información fluyó ininterrumpidamente y dejó claro que la diferencia de votos era muy cerrada. Para eso sirve y sirvió.

Pero, y ésta es la pregunta de fondo, si el PRD tiene en su poder las copias de casilla, los resultados cantados en los Consejos Distritales la noche de la elección, el PREP y los datos casilla por casilla de los cómputos distritales, por qué se empecina en atacar inconsistencias del PREP, inconsistencias que no tienen ninguna injerencia en el proceso electoral.

¿Por qué? Porque no traen nada, porque necesitan un nuevo mito genial, una nueva caída del sistema, con el único inconveniente, para ellos, que el sistema no se cayó ni calló un sólo segundo, que funcionó transparente y públicamente y que los demás instrumentos de medición de la elección se corresponden con sus resultados, aún con las inconsistencias propias de un sistema de resultados preliminares.

Pongamos que la casilla 381 Basica del IV Distrito de Veracruz arrojara en el PREP una diferencia con el acta original en poder del Consejo Distrital y las copias que de ella tienen su Presidente y los representantes de partido. ¿Y luego?

¿Es ese un elemento sensato para poner en duda toda una elección cuando al final, apretado, sin duda, las cifras oficiales de cómputos y actas concuerdan y se corresponden con innúmeros conteos rápidos y encuestas de salida?

El PRD, como siempre, va a desgarrarse las vestiduras, a inundar al Tribunal con toneladas de pruebas (¿más cajas semivacías?) sin relación alguna con ningún hecho ni conexidad con los resultados de la elección, pero difícilmente podrá probar algo atacando un instrumento que por su ausencia de efectos jurídicos no puede ser impugnado.

¿Qué debe hacer el PRD? Revisar sus actas, ver si existe alguna causal de nulidad de votación casilla por casilla y allegarse pruebas que la acrediten. Es una tarea que exige seriedad, que no vende ante la opinión pública ni mueve a la toma de pozos petroleros, pero es el camino que los mexicanos hemos decidido para, en caso de irregularidades probadas, modificar o anular resultados electorales.
Lo demás es demagogia.

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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