POLÍTICA

Más de Chuayffet

Más de Chuayffet

Foto Copyright: lfmopinion.com

Algo no cuadra en la trama y en el drama chauyfetiano. En el Estado de México el priismo en bloque desmiente a Chuayffet y le imputa haber impuesto a una franja importante del gabinete, a buena parte de los candidatos en las pasadas elecciones locales, en su mayoría con pocos dividendos electorales, haber colocado casi a todos los candidatos de mayoría relativa en este proceso electoral federal y prácticamente haberle absorbido el coco a Enrique Peña. Ergo: nadie en su sano juicio puede sostener que el diputado y su grupo hayan tenido un maltrato del PRI.

Algo más, por todos es sabido que el CEN priista pactó con los gobernadores carta abierta en el proceso de selección de candidatos de mayoría relativa. Luego entonces, cómo tragarse la desmesura que fue el CEN quien supuestamente ninguneo a Chuayffet, cuando correspondió a Peña la operación de la que éste se duele, no obstante, repetimos, haberse servido con la cuchara grande.

Una apostilla adicional. ¿Alguien podría señalar a Del Mazo como madracista? Si Chuayffet desgarra sus vestiduras porque, además de las candidaturas de mayoría que le otorgaron, no le regalan una senaduría plurinominal, ¿no sería el caso reclamarle a Peña y no a Madrazo?

Y, en todo caso, ¿no correspondía a Peña poner orden en su gallinero? ¿Por qué echarle el bulto al CEN y a su candidato?

El argumento de Chuayffet no puede ser más deleznable: ataca a Madrazo, a su candidatura y partido por ser un madracista de cepa. ¡Pobre de Madrazo con esos madracistas!

En conclusión, el CEN dejó en manos de Peña la selección de todos los candidatos, incluso -como queda claro con Del Mazo- los plurinominales.

¿Por qué la rabia del "madracista" Chuayffet contra Madrazo y la ostentosa ausencia de trabajo político de Peña?

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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