El México bronco se presta al alba
Me preocupa de sobremanera el envilecimiento del clima político nacional. No puedo aceptar que ésta sea la democracia por la que durante tantos años trabajamos. Las libertades, las leyes y la misma soberanía están en jaque. La política ha sido reducida a papel de baño con el que limpian su trasero los señores del poder, llámese político, mediático o económico.
Nos gobierna la estupidez en su doble acepción: la de inutilidad a que se refería Pericles y la de torpeza notable. Priva un clima de linchamiento feroz y manipulado. La democracia sólo puede florecer en un medio de civilidad, respeto, legalidad y tolerancia, pero en nuestra aplaudida democracia lo único que brilla es la estulticia generalizada.
A veces pienso que la apuesta es reventar el proceso electoral, o bien dejarlo ampliamente cuestionado; lo peor es que las huellas de la mano que mece esa cuna llegan hasta Los Pinos. No sabe uno si allí priva sólo la ignorancia y la torpeza, o también la ausencia del más elemental patriotismo.
Partidos y candidatos han sido tragados por la vorágine electorera y mediática. Su pérdida no es de hoy, viene de lejos. Los medios no están a la altura de una democracia moderna, bueno, ¡ni de un país bananero!, su nivel es el de una porqueriza.
El aquelarre ha adquirido carta de cotidianeidad: no sólo apreciamos el caos como normalidad, sino que lo aplaudimos a rabiar. La nave va a la deriva, el timonel sólo tiene ojos para su imagen en el espejo televisivo, la mar está en brama, el velamen institucional está rasgado e inservible, las filosas aristas de los arrecifes se aprecian a simple vista, pero nadie ve ni quiere ver: Tripulación y pasajeros se revuelcan en la orgía mediática de linchamientos, denostaciones y estupideces. La razón y la ley han dejado de regirnos, la amalgama que nos mantuvo unidos y en paz durante varios decenios acusa fracturas insoldables; privan los particularismos y con ellos la ley de la selva, el Leviatán ha sido derrotado por el mercado salvaje.
El México bronco se apresta al alba.
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