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Entre la vida y la muerte

Entre la vida y la muerte

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Mujer

Los días de vida están hechos de lo que los clásicos llamarían presencia de antagonismos. En Biología el antagonismo ocurre cuando un antibiótico controla a una
bacteria.

Es pertinente hablar entonces de contradicción, de oposición. Siendo todos nosotros los protagonistas, nos enfrentamos con mayor o menor éxito a lo desafiante, a lo desconocido, a lo obscuro.

Por definición, el último antagonismo de la vida es la muerte.

Ahora bien, en esta dualidad vida-muerte las preguntas que siguen son: ¿cómo queremos vivir, para qué, con qué propósitos? ¿Podemos acaso alcanzar mejores objetivos y metas, mejores relaciones de pareja, mejores familias? ¿Somos felices?

Alrededor de ello se han construido sistemas de control, de dependencia, de sobre explotación, al mismo tiempo hemos luchado también por ser más libres, más responsables de nuestras decisiones y de nuestras conducta social, política y sexual. Entonces, ¿cuál es en realidad nuestro grado de libertad en las circunstancias dominantes, ideológicas, en el modo de producción prevalentes?

Es la vida, como dicen los poetas, ¿un recuento de pequeñas grandes exitosas victorias individuales? ¿Cuál es la influencia de nuestra asociación en pareja, en agrupaciones religiones, en partidos políticos y otras formas de organización como países, estados nacionales, bloques hegemónicos?

Aunque en los antagónicos sobresalgan los llamados caballeros de industria y comercio billonarios, muchos de los cuales son ejemplares trashumantes de explotación y abuso del poder, evasión y elusión fiscales, robo de patentes, donde el fin de la acumulación justifica materialmente todo. Ejemplo de violencia contra las mujeres y menores, con actitudes primitivamente machistas. Donde el resto del mundo aplaude con un dejo de admiración y de desprecio. ¿Y cuál ha sido el papel de la mujer en esta dualidad? Nuestra madre tierra, también violada, humillada por los poderes de la perversión.

Bien se sabe: uno propone y Dios dispone. En México, tradicionalmente al través de Nuestra Santa Virgencita de Guadalupe. Así, la tradición católica alienta la ambigüedad. Al mismo tiempo, los medios de comunicación, los partidos políticos están cada vez más alejados de los intereses y valores de los ciudadanos, muchos de ellos no tienen en verdad ninguna identidad salvo el oportunismo y el medio de escalamiento social, los negocios, en suma. Y los países se muestran rotos, separados, fracturados. Norte y sur. Campo-ciudad. Ricos y pobres. Liberales y conservadores.

De tanto oírnos sin escucharnos nos separamos, nos recluimos, ya no nos importa nadie o casi nadie. Y la piel se endurece por tanta violencia ante nuestros ojos, por incapacidad de comprender a las mujeres y a los viejos, a los desprotegidos.

En las cárceles, por ejemplo, están recluidos antisociales que simplemente no pueden cubrir la fianza o ya casi nadie se acuerda de ellos, ni ellos de casi nadie.

Ahora enfrentamos otros retos mayúsculos que no deben de reducirse o explicarse con actitudes y palabras revoltijo, que abonan a la generación de antagonismos protagónicos. Mientras aplauden los idiotas útiles, como dicen que dijo Lenin.

Establecer los retos en su verdadera dimensión y enfrentarlos para solucionarlos, es obtener pequeñas grandes victorias y apreciar el papel de gobiernos eficientes y eficaces.

Ya estuvo bueno de tanta inseguridad y violencia. Ya estuvo bueno de feminicidios y de carencia de medicinas. Ya estuvo bueno de repetir lugares comunes de memoria.

Acerquemos nuestro cuerpo a la tierra. Aprendamos a respetarnos. Se trata de entender a los demás. Aprendamos a protegernos.

Más a las mujeres que han sido, en general, vilipendiadas, dominadas, acomplejadas y humilladas.

No se trata en realidad de fomentar los antagonismos hombre -mujer sino de elevar nuestra conciencia para ser juntos protagónicos de un mundo moderno., donde prevalezca la mejor fórmula de equidad y de mutua comprensión y apoyo.

El día internacional de la mujer debe de ser todos los días del año, mientras seamos prácticos y conscientes que está en juego la Libertad, con mayúscula, y que dependemos más de lo que creemos del uno y del otro.

El Progreso está ligado al cambio ético, a valores y su busca, al devenir de la armonía. Depende pues de todos trascender así para vivir mejor.

Hasta que con la muerte se llegue a la nada o al retorno a una nueva oportunidad, en tanto que "nada se crea nada se destruye, todo se transforma".

También hay otros muchos que piensan que es esta nuestra única oportunidad, antes de caer en la vorágine del vacío de la muerte, o de otra energía, o regresar a casa.

En efecto, es fundamental no desperdiciar la vida, ni siquiera por nosotros, los adultos de hoy., que ya sin remedio vamos por una, por un sólo baile más. Sino por los jóvenes que vienen mañana y que no tienen culpa alguna de nuestros absurdos antagonismos, de las estupideces por acumular o dominar o promover el llamado poder de la perversión.

¡Vivan las mujeres!



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Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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