LO DE HOY
Trabajo... luego existo
Actitud reflexiva.
José Carlos González Blando
Colabodor invitado
La experiencia es la madre de la sabiduría
AnoÌnimo
Para casi todo trabajo los empleadores piden experiencia, con mayor razoÌn para puestos directivos; ¿Por queÌ? Si nadie nacioÌ sabiendo, ¡no hay escuelas que la enseñen!, suele molestarnos y percibimos el requisito como arbitrario.
VeraÌ Usted.
La experiencia es el conocimiento adquirido por la praÌctica, es el aprendizaje derivado de haber sentido, conocido o presenciado algo; es un valor indispensable cuando se trata de tomar decisiones trascendentes, es la luz que orienta nuestro desenvolvimiento en la vida.
Es gracias a la experiencia aprendimos a caminar y no volver a caer, a no tocar el fuego otra vez, a no saltar al vaciÌo, a no cruzar la calle con autos circulando, es el piloto automaÌtico que nos mantiene a salvo de muchos riesgos.
No es gratuita, solamente se adquiere reflexionando lo que vivimos, exige un anaÌlisis cuidadoso de lo que hacemos, la comprensioÌn de sus causas profundas, motivaciones, actitudes, situaciones y contexto; requiere de intuicioÌn, de actitud de aprender.
A diferencia, no logra adquirir una experiencia valiosa quien vive inercialmente, quien transita su vida sin detenerse a escudriñar queÌ pasoÌ.
Y ¿por queÌ pasoÌ? No adquiere experiencia quieÌn vive aprisa o ahogado en su rutina y se abandona a sí mismo sin reflexionar ni aprender de lo que vivioÌ.
Su condena, por renunciar a la inteligencia, al anaÌlisis de lo que hace, a no evolucionar, a hacer lo mismo cual maÌquina, sin darse cuenta de lo qué subyace en los aspectos no visibles de una tarea que se volveraÌ aburrida.
QuieÌn se detiene a apreciar los detalles y analiza con cuidado cada vivencia, entiende lo que hace y cada vez lo mejora; por eso, el buen meÌdico sabe que una parte muy importante de la cura de su paciente es escucharlo con cuidado y darle calidez; el abogado que no entendioÌ porque le dieron una paliza en la audiencia, sufriraÌ la leccioÌn tantas veces como su necedad y miopiÌa persistan.
Adquirir experiencia, es un acto de inteligencia, de sentido comuÌn, de empatiÌa con la ilustracioÌn, de armoniÌa con nosotros mismos y con relacioÌn al mundo, por eso, los seres humanos se hacen asertivos en sus decisiones y liderazgo.
Por eso, soÌlo es sabio quien ha vivido sin renunciar a la inteligencia, a la conversacioÌn de fondo, a la lectura, a la comprensioÌn de lo que se vive.
El maestro Roque Barcia en su ceÌlebre diccionario de sinoÌnimos castellanos, nos dice que "La experiencia, es la caÌtedra universal en que todos somos maestros y disciÌpulos a la vez, es una pintura en que todos tenemos una pincelada; es un dolor en que todos tenemos un gemido, si no profanaÌramos una idea sagrada, podriÌamos decir que es un calvario en que todos los hombres tenemos una cruz".
¡Tiene razoÌn!, la experiencia es al trabajo como la sabiduriÌa al consejo, como el alma al cuerpo, como la gracia a la mujer, como la muÌsica al silencio, como la sonrisa al rostro, por eso es tan apreciada por quien la posee y para su empleador.
El hombre de experiencia, identifica sus riesgos y los elude, aprende a escuchar, a observar, a medir, a pensar, a aportar un valor agregado en cada acto y a sacar el mejor provecho de cada situacioÌn, preveÌ resultados y reconoce las mejores rutas.
Gracias a ella, un artista improvisa en el escenario, un poliÌtico discursa en puÌblico, unos padres enseñan a sus hijos con amor, un general gana una batalla, un liÌder dirige con ejemplo.
Una persona experta es un baluarte para conversar, para compartir una idea, para aprender, para ser compañero.
La experiencia impide la improvisacioÌn, el desgaste innecesario, la impertinencia, la inmadurez, la estridencia y el error, es sustento de la prudencia, de la paciencia y de la comprensioÌn de cada situacioÌn.
No es casual que las grandes instituciones puÌblicas y privadas sean dirigidas por agentes maduros, probados en muÌltiples aÌmbitos, por liÌderes fogueados y curtidos en trayectorias ricas en vivencias.
Un empleador que contrata novatos tendraÌ que pagar, ademaÌs de su salario, las afectaciones derivadas de decisiones inexpertas.
Por las mismas razones que Usted preferireÌ a un compañero con experiencia, un patroÌn prefiere contratar a un trabajador experto que a un novato.
El valor de la experiencia es tan alto que no es descabellado pensar que el mercado de trabajo evoluciona a preferirla por sobre otros valores para elegir liderazgos, ya es una tendencia marcada en las organizaciones a gran escala.
DespueÌs de todo, la experiencia es el valor que mejor garantiza la asertividad.
Como ya expliqueÌ, amigo lector, no es tan difiÌcil volvernos expertos, basta asumir la actitud permanente de desentrañar con cuidado y atencioÌn los secretos de lo que hacemos y eso, en automaÌtico nos haraÌ mejores.
Lo mismo ayuda en la crianza de hijos, en la relacioÌn con nuestras compañeras de vida, en las que mantenemos con amigos, para conducirnos, para amar y para vivir.
JoseÌ Carlos GonzaÌlez Blanco, MeÌxico 10 de agosto de 2021
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