La CELAC bajo fuego

López Obrador no podrá disolver la OEA, tampoco cumplir su sueño neocolonial de integrar América Latina a Estados Unidos, pero lo que por oficio y experiencia López puede conseguir es destruir la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe. Sea por encargo, o motu propio, solo beneficiará a los apetitos imperiales.

Como presidente y moderador de la reunión, López estaba obligado a atemperar ánimos, asegurar el dialogo fluido y respetuoso de todos los participantes y conjurar la provocación.

Por origen y destino la unidad de la CELAC implica el más absoluto respeto a la diversidad de liderazgos y regímenes políticos que se expresa en su seno.

Baste con leer los nombres de los fundadores de tan importante organismo regional para acreditar su pluralidad: Hugo Chávez, Daniel Ortega y Evo Morales; Lula da Silva y Néstor Kirchner; Felipe Calderón y Álvaro Uribe; Michel Bachelet, Oscar Arias y... Raúl Castro Ruz.

Nadie va ahí a recibir insultos ni a buscar legitimación de ninguno de sus pares, todos van a dialogar y a acordar lo mejor para sus países y para la región. Siempre abiertos al dialogo con las otras regiones del mundo para dar su aporte a las soluciones globales.


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