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El militarismo detras de Trump

El militarismo detras de Trump

Foto Copyright: reuters

El general Mattis y la industria militar norteamerica

Usualmente para que un miembro de las fuerzas armadas de Estados Unidos sea ratificado por el congreso para servir como Secretario de la Defensa, éste tiene que cumplir con el requisito de llevar por lo menos 7 años viviendo como civil. Cuando el presidente electo Trump nominó al General Jim Mattis, que apenas en el 2013 se había retirado de la Marina, y éste fue ratificado, se estaba haciendo una extraña excepción que en su momento fue escándalo y no menos por la reputación de Mad Dog, Perro Loco, el apodo que se ganó en la segunda guerra de Irak.

En el 2003 en Faluya, el batallón del regimiento de infantería a su cargo disparó contra dos grupos de civiles que protestaban la presencia americana en distintas partes de la ciudad. En total mataron a 20 personas e hirieron a más de 70. Los soldados hicieron tan buen esfuerzo para ocultar lo que pasó que no se encontró un solo casquillo americano en el lugar de los hechos. Desde entonces Mattis adquirió un nuevo apodo: El carnicero de Faluya.

En una ocasión posterior, por instrucciones suyas, se llevó a cabo el bombardeo de una boda donde había niños y mujeres. Cuando en el 2013 se separó de su cargo en la marina, Mattis fue hecho miembro del consejo de la empresa de biotecnología Theranos, en Silicon Valley. La cercanía del General con el llamado Military Industrial Complex es bien conocida. Los mexicanos tendemos a olvidar que Trump llegó al poder con un tremendo apoyo de las fuerzas armadas, así como del sindicato de policías. El vicepresidente Pence y el Secretario Mattis son representantes de ese apoyo y de esos intereses, particularmente del brazo supremacista anglosajón protestante. El Trumpismo, que acá nos militarizó la frontera la semana pasada, tiene el apoyo de las fuerzas armadas, de la industria del armamento con todo su dinero y toda su influencia mediante la NRA, el lobby de relaciones públicas.

El secretario Mattis ayer coordinó el bombardeo de Siria que había prometido Trump a su audiencia en Twitter hace unos días. En una conferencia de prensa posterior Mad Dog Mattis aún no pudo especificar con que evidencia cuenta Washington para culpar al gobierno de Al Assad por lo sucedido. Respondiendo a la pregunta de un reportero el Secretario dijo que era de vital importancia para Estados Unidos que la atrocidad el régimen sirio fuera castigada. ¿Vital importancia? Los sirios nunca han amenazado con utilizar armas químicas contra los americanos, más aún el mundo aún no ha visto pruebas de que el famoso ataque efectivamente se halla llevado acabo, ni de quién sea el responsable. El Consejo de Seguridad de la ONU aún está discutiendo el incidente, todavía no ha habido un equipo de expertos en el lugar para analizar las evidencias. Pero Washington dice que no podía esperar porque era de vital importancia. La realidad es que a la administración de Trump lo que le urge es armar una guerra. Por un lado para satisfacer al fuerte militarismo nacionalista que lo llevo a la presidencia, pero aún más por su desinflada y decreciente popularidad. Sumémosle todavía situación económica y el hecho que Estados Unidos ya no produce nada en casa, no tiene industria, desde hace mucho es una economía de consumo y de servicios.

La industria militar es la única industria que le queda y la necesita para fortalecer su economía. En especial ahora que China soltó el Petro-Yuan a competir con el Petro-Dollar. La cosa en la nueva guerra fría se pone cada vez más tensa. Habrá que ver cómo reacciona el kremlin, pero ya dijo que no va a dejar pasar la agresión contra su aliado como si nada.

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Luis Rodrigo Farias

Luis Rodrigo Farias

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