El riesgo de ser innombrable
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Alguien corre el riesgo de dejarse de llamar Andrés Manuel.
La semana pasada, en una de sus mañanera, el presidente dijo que, si no resolvía el desabasto de medicamentos en México, “me dejo de llamar Andrés Manuel”.
Hoy se sabe que su gobierno, tras desaparecer el Seguro Popular, desmantelar el sistema compras concentradas en el IMSS, intentar comprar todo, desde un clip hasta un satélite en la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda y comprar a través de la Oficina de Servicios para Proyectos de Naciones Unidas (UNOPS), anunció licitaciones al vapor para comprar medicamentos.
El malogrado Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) convocó el martes a licitaciones de compra consolidada de medicamentos y material de curación para 2022. A mes y días de que dé inicio el próximo año, se convoca, apenas, a licitaciones.
El desabasto se arrastra desde hace tres años, cuando, aún en la transición, el gobierno electo desoyó las advertencias del saliente de la urgencia de garantizar medicamentos a la población.
Se adujó entonces corrupción, sin que al día de hoy se sepa de alguna carpeta de investigación instaurada para tal efecto. Se concentró todo en las manos incorruptibles de la Oficialía Mayor de hacienda, que terminaron por desaparecer más resultado que un desabasto generalizado, se acusó complot internacional de farmacéuticas, de padres de niños con cáncer, de adversarios neoliberales que quieren seguir robando; se contrato a la UNOPS, se puso el nombre del mandatario en prenda. Pero las licitaciones para el año que entra se convocaron hace 4 días, por un organismo que lo único que ha surtido son descalabros.
Pero que nadie se alarme, la compra es tan solo por poco más de 844 millones de piezas de 564 claves de medicamentos, así como un máximo de 593.8 millones de unidades de 396 claves de material de curación y laboratorio.
Por mes el sector salud requiere entre 140 y 150 millones de piezas de fármacos e insumos, o sea, mil 800 millones de piezas al año, de acuerdo con datos del Instituto Farmacéutico. Lo que quiere decir que para dentro de un mes y tres días deberá haber ya en México entre 140 y 150 millones de unidades farmacológicas surtidas y distribuidas a lo largo y ancho del territorio nacional.
Pero los tiempos del INSABI no se compadecen de la realidad. El fallo del concurso se dará a conocer el 22 de diciembre y el del material de curación el 29 del mismo mes. Y para quien se alarme de ello, contestan que en este año la UNOPS empezó a adjudicar contratos hasta mayo.
Y aquí viene lo bueno. Se desechó el esquema anterior alegando corrupción de los proveedores que, además de surtir el producto lo distribuían. Pues bien, las licitaciones del INSABI incluyen que sean los proveedores quienes se hagan cargo de la distribución de algunas claves, entiéndase medicamentos.
Las compras surtirán, cuando lleguen, al IMSS, ISSSTE, Marina y Defensa Nacional, Prevención y Readaptación Social, hospitales federales de alta especialidad, institutos nacionales y al propio Insabi, que ya controla múltiples hospitales estatales.
Con ésta son ya cuatro modalidades de compra consolidada intentadas —sin mucho éxito—por el sector salud en los últimos cuatro años. Veremos qué pasa en 2023.
Según el Insabi, la UNOPS seguirá participando en el abasto, pues el convenio que firmó con ese organismo estará vigente hasta 2024. Que explique el que lo entienda.
Por lo pronto hay un nombre en prenda.
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