Epifanías

Constitución moral

Constitución moral

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Las leyes regulan las relaciones entre los hombres.

Constitución moral. — Las leyes regulan las relaciones entre los hombres: “son relaciones que se dan entre (…) los diferentes seres, y las relaciones de estos seres diferentes entre sí” (Montesquieu).

No puede haber ley que vaya más allá del ámbito “entre” humanos.

La ley me protege de la injusticia del otro y a él de la mía. Pero “no puede protegerme a mí mismo de mí mismo” (Arendt).

“Toda irrupción de la moral o del razonamiento moralizante en la política va más allá del concepto de la injusticia cometida contra el otro, es siempre un ataque a la libertad” (Arendt).

Así, el propio concepto de “constitución moral”, así venga de la pluma de Alfonso Reyes, es totalitario.

Y resucitada por el populismo lo es más.

El “entre” establece una distancia y una unión; distancia y unión regulados por la ley para que todos puedan encontrarse entre lo que los separa y lo que los aglutina.

“Es fácil regular mediante leyes lo que se debe a los otros, pero es difícil resumir en ellas lo que uno se debe a sí mismo” (Montesquieu).


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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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