Cuando las murallas incriminan
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Como nunca la Ciudad de México se ha preparado para la celebración hoy del Día Internacional de la Mujer. Pero lo ha hecho no para festejar y honrar, sino para denostar, alarmar y desincentivar homenaje alguno.
Los preparativos y el discurso han sido para la guerra, no para la conmemoración.
Palacio Nacional se preparó para un sitio, elevando una muralla de metal entre el poder y el pueblo representado por las mujeres en su día. Con suficiente antelación se tendió hace semanas un primer armado en rombos de vallas metálicas como si se esperara la invasión de Atila, para luego tender una muralla de metros de altura con bloques de ancho metal, propias para detener tanques y bazucasos.
Con la misma paciencia y cobertura mediática la semana pasada se amuralló todo el centro de la Ciudad de México. Jamás los comerciantes del primer cuadro guardaron tan cobarde silencio como hoy que las autoridades acaban con su economía anunciando el apocalipsis.
Y así llegó el sábado pasado, en un oasis no amurallado, en el monumento a la Revolución, donde las mujeres de Morena se apropiaron del feminismo, poco importó que López obrador lo hubiese señalado como bicho del neoliberalismo: el feminismo o es de Morena o no lo es. Así, entre vítores propios de actos anticipados de campaña en favor de Claudia Sheinbaum, descalificaron anticipadamente cualquier reclamo de mujeres que hoy se haga, por no venir de ellas y sí de los “conservas”, enemigos de la transformación y su sol.
Finalmente, ayer, la divinidad en la tierra lo advirtió: no es feminismo, son nuestros adversarios molestos porque ya no les dejamos robar gracias a una transformación amurallada ante las aclamaciones de júbilo y gratitud de la mujer mexicana representada por la autenticidad andando llamada Sheinbaum.
Cerraría el círculo un personaje de poca monta en papel de granadero: Martín Batres Batres asegurando que grupos de choque juntan gasolina, sopletes, hachas...; calificando la violencia profetizada como machista y reaccionaria.
Él y el presidente han informado que cerca de 15 grupos radicales se preparan y arman para actos vandálicos, pero los servicios de inteligencia y seguridad nada hacen para impedirlo, al contrario, lo exponen, lo publicitan y hasta lo auspician en una nueva versión de no vengas a tu fiesta, se va a poner feo.
Mientras así obran y discurren, los colectivos promujeres alzan el vuelo y en un Zepelin brincan murallas y sinrazones: 10 feminicidios al día se leyó ayer sobre la ciudad soleada, que ignora y da la espalda al montaje de guerra de sus autoridades.
Un montaje de “muy violenta”, en palabras de Batres quien confiesa saber —y tal vez sea porque coordina los trabajos—, que al menos 15 grupos organizados se preparan con el objetivo de generar violencia durante la manifestación. Ello bajo la vigilancia y pasividad de una autoridad que anuncia el fuego antes de que se genere sin que haga algo para evitarlo.
“De acuerdo con la información que tenemos, se espera una marcha muy violenta. Por lo menos se tiene información de que hay 15 grupos organizados para generar violencia durante la movilización, llevando todo tipo de artefactos peligrosos. Hay grupos que están juntando instrumentos peligrosos que pueden dañar a otras personas”, expresó, no en su calidad de autoridad encargada de impedirlo, sino como vocero de los comandos anarcos, como los que puntualmente hicieron presencia en Querétaro en una especie de calentar la plaza, pero no precisamente la futbolera y queretana, sino la de la Ciudad de México en un ejercicio bárbaro de disuasión cantada y ¿orquestada?
Y como si fuésemos niños de pecho, agrega el omiso funcionario: “Evidentemente, respetamos la libertad que tiene cada persona, libertad de tránsito, libertad de manifestarse”, como si la Constitución no condicionara dichos a derechos a su ejercicio pacífico.
Pero luego, el propio Batres se tropieza consigo mismo: esa violenta libertad “no se justifica de ninguna manera, esta violencia es una violencia machista, es una violencia que pone en peligro a otras mujeres. No se justifica tampoco porque hay políticas en contra de la violencia contra las mujeres en esta ciudad. La prioridad del Gobierno de la Ciudad el día de mañana (hoy), será la protección de las personas, proteger a las personas, proteger a las mujeres, proteger a la población civil en general”, sostiene en concordancia con el feminismo apropiado el sábado por Morena y su jefa. En esta Ciudad no se justifica reclamo femenino alguno por sus políticas de protección y avanzada. Aunque la Ciudad y su oficina se resguarden tras murallas.
En los hechos no reprueban la violencia, la anuncian, la auspician, la glorifican. Si hay violencia es porque vamos muy bien y quieren descarrilar a la transformación.
Si hay violencia no es feminista, es machista, invisibilizando así a la mujer y negando sus reclamos.
Si hay violencia es de la derecha conservadora, no del sentir femenino, que está de plácemes por los cierres de guarderías, el alza de feminicidios, la violencia familiar, los embarazos de niñas, su venta en matrimonio, la discriminación laboral y salarial, la cancelación de refugios, de comedores sociales, de escuelas de tiempo completo, de presupuestos, programas, acciones y hasta de apoyos a la sociedad civil para hacer lo que el Estado no hace.
En algo tienen razón López, Sheinbaum y Batres: en el fondo la mujer no tiene nada que festejar hoy en México.
Pero bien dicen los dichos: el miedo no anda en burro y por sus murallas los conoceréis.
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