Unidos por la paz
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Pensar positivo implica también desear que nuestros comportamientos sean constructivos. En vez de insistir en querer resolver los conflictos y las diferencias humanas a base de los pleitos y las confrontaciones.
Estamos viviendo tiempos difíciles con tensión en nuestros país, generado por las diferencias ideológicas con el particular ingrediente de propiciar la división y las polémicas dualista, entre los que favorecen al presidente y los que se oponen a él.
Estamos padeciendo de violencia, pobreza y amenaza de un aumento bélico, y todo en medio de una PANDEMIA que aún no termina por extinguirse.
Tener buenos deseos y forjar una mayor esperanza de que logremos mantener la cordura y la sensatez es muy importante para no escalar los problemas y mantener viva la calidad de vida que todos queremos.
Un consejo que nos debemos de dar es tratar de vivir también la paz interior, estar más en calma y restarle tensiones y presiones a nuestra vida diaria. Si queremos la paz colectiva, empecemos por la personal. Desear que suceda en el mundo lo que yo mismo no soy capaz de conquistar en mi interior parece no tener sentido.
De igual manera es repudiar la guerra, la violencia y las injusticias, y uno mismo vivir peleando con la pareja, los hijos o con quien nos haga enojar. ¿Cómo queremos esperar la paz en el mundo y acabar con la violencia, si nosotros mismos vivimos inmersos en ella?
Hay una relación entre lo que sucede en el microcosmos y el macrocosmos.
Se necesita de mayor congruencia, es decir, para promover la paz hay que estar viviendo la tranquilidad y la calma interior; para ser un genuino opositor a la violencia y las guerras necesita uno mismo disminuir el uso de la violencia y sobre todo arreglar nuestras dificultades y conflictos con los demás, a base del diálogo y los mutuos acuerdos y no con insultos, acusaciones, reclamos y agresiones.
Se trata de aportar nuestra conciencia y dar testimonio de que efectivamente vivimos en paz y sin violencia. De que colaboramos con una aportación más civilizada y digna, a un colectivo mundial que insiste en arreglar las disputas de una manera bélica, justificando el quitarle la vida a otro ser humano y destruyendo en vez de construir.
Entre más conscientes y unidos estemos, dando testimonios diarios de civilidad, el mundo irá avanzando y todos estaremos mejor.
Soñar no cuesta nada.
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