Luto magisterial
El que no tenga en su vida un arquetipo de maestro, no ha tenido vida.
Hoy que se celebra el día del maestro sería importante preguntarnos qué y a quién celebramos.
La figura del maestro se desvaneció con la pandemia. Posiblemente su profesión fue la más dañada por la pandemia. Los médicos fueron sometidos a la primera línea de fuego y pagaron con ello con altas tasas de mortandad. Pero los maestros fueron relegados tras una pantalla.
Mi maestro Romera decía que para enseñarle inglés a Pepito, era más importante conocer a pepito que saber inglés. Esa relación entre maestro y alumno se perdió durante la pandemia. Millones de niños y jóvenes durante el confinamiento perdieron ese espacio y oportunidad de relación formativa. Los maestros tuvieron que reinventarse y reinventar sus clases; perdieron el conocimiento directo de sus alumnos, la interrelación y comunicación que les permitía sensibilizar qué necesitaba de él o ella cada uno de sus alumnos. Dar clases se convirtió de la noche a la mañana en un problema tecnológico, en una tarea a distancia, en hablar a una pantalla, no a una persona.
Y en México, el anillo al dedo, sirvió también para desmantelar fuera de la vista de todo mundo, el sistema educativo todo. Hoy sabemos que durante la pandemia regresamos a la contratación políticamente negociada de plazas sacadas a chantaje. Que los libros de textos están en vías de desaparición, en su lugar se preparan libros de indoctrinación política. Sabemos también que los planes de estudio dejaron de existir y se busca implantar en su lugar un esquema de indoctrinamiento faccioso, empobrecedor y petrificado en el tiempo. La educación en México, se pretende, sea educar la transformación; no para transformar, sino la transformación hecha forma específica y eterna de gobierno como único momento histórico y modelo de vida.
La pandemia cayó como anillo al dedo para instaurar el pensamiento único, acrítico y deliberadamente ignorante.
Por supuesto tienen el problema de diferenciar ideología de educación, y entre ello, la gubernatura del Estado de México y los limitados alcances de los responsables de la educación hoy en México. Posiblemente, el daño en educación sea mayor y de más largo aliento que el de la salud y la economía.
Por eso, ¿qué tendría que festejar hoy un maestro de a de veraz?
Cuando el eje y propósito de la educación deja de ser la formación para la vida del educando y pasa a ser candidatura e instrumento de dominación ideológica, el día del maestro es día de luto.
PS. Solo falta que traigan maestros cubanos.
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