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La Vecindad

La  Vecindad

Foto Copyright: lfmopinion.com

La vecindad y los tacos en desayuno.

La buena vecindad se construye con acciones positivas de mutuo beneficio. No suman los reclamos ni bastan las intenciones.

Mi conocido amigo tradicionalmente proruso, hoy de capa caída, el Dr Krausinoff, organizo’ una mesa redonda para iluminar consciencias, supuso que sería una buena forma de recuperar el rating de su blog, ahora en niveles ínfimos de’ likes’. Yo no sé bien a bien como llegue’ ahí, pero en fin, ajonjolí de todos los moles, decidí asistir a su invitación reiterada.

Frente al espejo del estudio, T Perrin se ajustó la corbata y el blazer de botones dorados y buena suerte.

Mire usted, doctor, la buena vecindad es cómo sacarse la lotería.

-Por ejemplo, mis antes admirados rusos, por su música y literatura, antes de la invasioón a Ucrania, tuvieron a los mongoles como barrera y a Genghis Kan como invasor. Tuvieron que contender frente a Polonia, Suecia, Dinamarca y Turquía. Con el Japón y la disputa por las islas Kuriles, con China: traiciones y alianzas y con los EUA a partir de la derrota nazi, la repartición del mundo y la guerra fría.

-Avasallaron a Finlandia, Hungría, Checoslovaquia; se engulleron a Latvia, Estonia y Lituania. Y qué decir de la debacle de los nazis invasores en el frío y antes el invencible Napoleón que empezó su Waterloo en el invierno ruso.

-Mire usted, la vecindad es determinante en nuestro desarrollo y su influencia es condicionante del progreso o el atraso.

-Recuerdo a mis vecinos, en Tlalpan, fueron ejemplares, mi primo decidió cortejar a una de ellas y lo hizo con el Rex y la Diana de testigos y yo que ‘le echaba aguas ‘ Era tan grande el paraíso que no había ningún otro vecino cercano.

-En Camelia la felicidad siempre me acompaño’, ningún indiscreto vecino interrumpió mis reflexiones y soliloquios . Un tiempo estuve seguro de que lo mejor de vivir ahí, era disfrutar de la soledad entre libros y pláticas con mi hermano.

-Luego descubrí un pequeñísimo pedacito de cielo de recién casado en un departamento cercano a Liverpool y en contra esquina del ‘Brindis de los Monos’.

-Mis vecinas eran una francesa de su embajada, muy discreta y atenta y una pareja de recién casados de Guadalajara. El hacia escoleta en las Farmacias de Guadalajara para ser algún día alto ejecutivo.

-De vez en cuando nos reuníamos y cada quien traía una botella de vino, jamón, queso, pastel. Siempre hubo buena conversación, buena música , café y sincera relación vecinal. Una tarde baje’ corriendo y abrí la puerta indignado, gritando, un par de malosos intentaban abrir la puerta del carro del vecino. Ninguno teníamos garaje. Ese día me convertí en héroe, salvé el patrimonio vecinal.

-Todos nos ayudamos cuando podíamos o queríamos. Sin ningún compromiso ni perversidad o abuso. Los jóvenes somos más desprendidos, menos traumados y calculadores, que los exitosos burgueses hombres de negocios, ancianos prematuros desde adentro.

Krausinoff saltó de su asiento. ¡Bravo! Eres el nuevo mundo , mientras la sinfonía del mismo nombre nos llevó a recordar la invasión soviética a Checoslovaquia.

T Perrin que, como se sabe, es asesor de cantantes de ópera, siguió el ritmo del segundo movimiento con su batuta imaginaria, dirigiendo en el imaginario podio de Lincoln Center.

-Continúe Perrin, por favor. Dijo otro de los asociados, menos versado con la musicalidad del inspector.

El ínclito detective sonrió discretamente, sorbió un sorbo de Topo Chico y continuó su presentación… Bueno si les aburro levanten la mano, de todos modos seré breve para dar lugar a sus intervenciones.

-Claro, dijo el anfitrión antes abiertamente propuso y ahora proyanqui estigmatizado por las circunstancias, nadie bien nacido aplaude que el más poderoso abuse del débil, se dijo a sí mismo en voz baja, inaudible. !Qué decepción..!

T Perrin hizo otra pausa operística de ejercicio respiratorio y sin más, continuó:

-En Londres mi mujer y yo de estudiantes, vivimos en un ‘garden flat’, de apenas unos cuantos metros cuadrados de jardín.

-En la insularidad de los ingleses, los vecinos se organizaron para solicitar permiso y poder conectar amplificadores, micrófonos y bocinas desde mi ‘ground flat’ en la celebración anual de Miss Hampestad. Mi mujer y yo como estudiantes de la cultura, lo concedimos, fue un reconocimiento implícito a la proverbial educación de ese notable pueblo, a pesar de la Thatcher.

-Al regresar a casa encontramos música estridente por todos lados, botellas de cerveza hacinadas y en nuestro baño una fiesta de agua con sátiros semidesnudos y ninfas desnudas entre vapor, agua caliente y cánticos ininteligibles.

-Al vernos y ante mis reclamos por haberse bebido mi vino, algunos avergonzados agarraron su ropa y desaparecieron dejando las llaves sobre la mesa y llevándose de pasada, un par de manzanas coloradas que dejamos como cortesía para los cantantes de rock, como tentación para el viaje de expulsión.

-Cuando cerraron la puerta nosotros nos reímos de lo fácil que es reconocer el mundo de los ingleses entre música y agua caliente. Splendid weather, isn‘t it?

-De regreso a México, en Contreras, los vecinos hicimos lo posible por disfrutar nuestra vecindad. Jack era el alma de las fiestas; trabajaba en Avianca y parecía que cada fin de semana todos abordábamos para llegar a Cartagena de Indias, o Oaxaca, o al sur de Rusia antes de Ucrania. Las fiestas vecinales eran frecuentes y así crecieron mis hijos junto a todos los demás niños de la privada.

-Mi recuerdo se fortalece cuando revivo que ayudamos todos a todos. Desde la clásica taza de azúcar, la bicicleta perdida que recompramos con el fondo de ahorro, hasta estar pendientes cuando se requería apoyo por alguna desgracia, enfermedad u hospitalización.

-A mi, que me gusta la práctica médica de sanación, me buscaron para inyectar a un vecino con una gripa fenomenal, tal bien lo hice que se alivió y al poco tiempo… se divorció.

-Se corrió la especie entre ellas, nadie llame a Perrin para inyecciones, ‘es una solución terminal’. Aunque a decir verdad, la vecina liberada del yugo matrimonial, se veía, desde entonces, más feliz y arrebatada.

-En cambio, hoy mis vecinos estadounidenses ponen música de rap mañana y tarde, lo que es un tormento por decir lo menos, o una mentada de madre, por decir lo más . Eso si, al caer la noche se callan porque les imponen multas ‘in God we trust’.

-Algo parecido con su vecino ha de haber sentido Mr. Biden desde su mullido sillón de la Casa Blanca, después de media hora del discurso petición- ofrecimiento del famoso pejePresidente, el de primero los pobres, incomprendida y bien intencionada utopía.

-Sin embargo Mr Biden, medio somnoliento por la edad y las circunstancias, se atrevió a interrumpir y comentar el admirable trabajo de la reportera fotógrafa, que haciendo gala de ubicuidad grababa para inmortalizar las palabras admonitorias del mero mero mexicano y las reacciones vecinales, con cabeceos incluidos.

-A lo largo de la historia es obvio que hemos sido vecinos que no nos hemos entendido fácilmente, hablamos idiomas diferentes, con costumbre y hábitos desconocidos para unos y otros.

-Ellos prefieren la brevedad por cortesía y practicidad, ‘time is money ‘ y a nosotros nos importa aprovechar la oportunidad hasta la última canción de la fiesta, para demostrar que bailamos mejor que nadie y que en efecto queremos salvar a la humanidad, empezando por la vecina.

-Es en realidad un diálogo de sordos, un ejemplo mas de la conjura de los necios; eso si, siempre sonriendo.

-Por su lenguaje corporal se nota que cuando menos un par de veces se preguntaron ambos en voz baja : ¿qué carajos estoy haciendo aquí ? ¿Qué sigue?

-Sin embargo, sabemos que las buenas intenciones deben de prevalecer entre vecinos, nunca las ofensas, especialmente cuando uno es fuerte y poderoso y el otro está sufriendo la economía pospandemia, la violencia e inseguridad generalizada, alta inflación, aunque menor que ellos, millones de nuevos pobres, concentración del ingreso y la incertidumbre del éxito de nuevas inversores en un esquema muchas veces descrito de vecinos distantes.

-Más aún cuando se cocina la oportuna detención de un conocido narco que además, asesinó a un agente estadounidense encubierto.

-Hasta pronto Mr Biden, recuerde, “mi casa es su casa” , pero el presidente Joe, el de las corbatas de colección, no entiende la cortesía mexicana, le parece un exceso.

-Su esposa, Jill, ya declaró infortunadamente que los latinoamericanos somos tan singulares como ‘tacos en el desayuno’, lo que creyó es un elogio.

-Mientras Texas sea Texas, los EUA y Mexico serán siempre vecinos incomprensibles, distantes, ajenos, aunque hay la esperanza de reencontrarnos temporalmente en Cancún o Los Ángeles.

-Nuestra historia de desencuentros con cicatrices que aún supuran dominan nuestras relaciones entre desiguales.

-Ellos son bienvenidos mientras gasten acá, en Tijuana, por ejemplo, ‘they strech their means’ y viven en colonias enrejadas protegidos con buena seguridad, con servicio de limpieza incluido.

-Del otro lado, millones de cafés debemos de aprender a lidiar con el sistema velado de castas. Eso si, insistió Perrin, hay chamba para los especialistas y la temporada de ópera del Met es de antología.

-Las playas están limpias, menos las de la colindancia que reciben a diario, por las caprichosas corrientes marinas, un enorme volumen de detritus fecales y otros desechos.

-Por cierto, felicidades por el primer centenario más 33. Así como eres, te quiero Tijuana, concluyó Perrin, incluyendo a San Diego.


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Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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